Encuentros

Nick Waterhouse, cuando las cosas suenan como deben

 

La de Nick Waterhouse es una historia de obsesión sonora y baile hasta ver amanecer, de ropa de línea imperecedera y vastos apetitos culturales que no se terminan. Es la historia de un artista que es, ante todo, artesano. De alguien que, en los 80, hubiera sido considerado un nerd, un albóndiga en remojo, uno de esos tipos con gustos raros, ropa pasada de moda, muchos más discos y libros de lo recomendable y gafas viejunas que le piden al prójimo una mano de hostias.

Es la historia de tipos como tú o como yo, sólo que, en su caso, con un talento innato para componer, tocar y arreglar canciones que hunden sus raíces en el R&B de acento Góspel, el R&R que sonaba sin permiso de nadie, el Jazz de baile elegante y el Soul terroso de aromas picantes y textura contundente. Y tiene el talento de hacer sonar todo ello como debe sonar, fruto de ese perfeccionismo, puñetero, implacable y revienta-matrimonios, que sólo puede salir de un carácter sanamente obsesivo-compulsivo.

Waterhouse retorna a los escenarios españoles este otoño con una pequeña gira española y su cuarto disco, titulado Nick Waterhouse,  el más amplio y ambicioso de cuantos ha facturado hasta la fecha, orgullosamente situado bajo el brazo. Nick Waterhouse actuará el 31 de octubre en Santander (Escenario Santander), el 1 de noviembre en Benidorm (Funtastic Dracula Festival), el 2 de noviembre en Madrid (Sala But) y el 3 de noviembre en Barcelona (sala Apolo).

Motivos, todos ellos, más que suficientes para engrescarnos en una charla con él.

Hablemos un poco de tu niñez y de las raíces del Nick Waterhouse músico. ¿Con qué sonidos creciste? ¿En qué contexto?

Tengo muchos sonidos profundamente arraigados en mis recuerdos de infancia, en forma de flashes. Mi padre era bombero, por lo que muchas de las actividades sociales de mi familia solían incluir a grandes grupos de personas. Actividades con un montón de familias, tales como fiestas en la playa, campamentos o barbacoas. Todas tenían una banda sonora de un cierto tipo de música rítmica universal. En Los Ángeles, especialmente en las comunidades latinas, se llamarían «Oldies», pero es una especie de mezcla de R&B, R&R, biker music y Soul clásico. Ya de pequeño mi oído se fijó en cosas como «Here Comes The Night» de Them, o «Heart of Stone» de los Stones de la época de Brian Jones, The Animals, John Lee Hooker, la guitarra de Joe South, el «Farmer John» de The Premiers, Thee Midnighters, Bobby Womack, el «1-2-5» de The Haunted, Bo Diddley, Chuck Berry o Little Richard tuvieron un papel importante en mi educación musical.

Barcelona 2017 (foto: Sergi Fornols)

A mediados de los 90, California era un hervidero de apasionantes bandas de R&B purista como The Loved Ones, Ron Silva & The Monarchs o The Nick Rossi Set. ¿Escuchaste / seguiste a esas bandas y músicos? ¿Tuvieron algún impacto en tu crecimiento musical?

¡Te diría que hay una historia rica y muy poco investigada sobre las subculturas y la música en California, desde los 60! Muchos afluentes del R&R, el R&B e incluso la música latina dieron pie a pequeñas escenas independientes con gran cantidad de bandas y clubes. Esa es la geografía cultural que define, realmente, mi forma de pensar. Para mí, escuchar con 13 o 14 años a grupos como The Loved Ones, Ron Silva and the Monarchs o el Nick Rossi Set, formaba parte de un concepto muy amplio de lo que yo vivía como la Historia de la música Todas aquellas bandas que grababan para Bomp, Get Hip o The Red formaban un mundo que, en la era de Spotify, ha sido prácticamente borrado del tiempo y el espacio. Pero, en aquel momento, yo lo viví lo vi como el marco ideal para comenzar un proyecto y desarrollar mi propia visión musical.

De hecho, tengo a Bart Davenport, el que fuera cantante de los Loved Ones, cantando y tocando la guitarra en algunos temas de mi nuevo disco. Es, a la vez, un guiño a mis raíces como integrante de aquella escena musical de la California de los 90 y mi forma de reivindicar su continuidad, pues, a mis 14 años, yo no fantaseaba con estar en los Red Hot Chili Peppers tocando en la MTV para una audiencia del tamaño de Lollapalooza, sino que estaba mucho más interesado en conseguir formar un grupo de la calidad de los Loved Ones o del Nick Rossi Set para actuar frente a una escena, mucho más pequeña, sí, pero que compartiera mis gustos musicales.

Tu primera banda fue Intelligista, enmarcada en la escena Mod de Orange County y que publicó un bonito EP titulado “Bang-Bang”. ¿Cuáles son tus recuerdos de aquella escena de los primeros dosmiles? ¿Sigues en contacto con eso?

En aquel momento la oleada Mod local había pasado ya y parecía un recuerdo arcano. Con la banda hicimos muchos conciertos, tocando en cualquier lugar que nos acogiera. En aquel momento estábamos solos y, para mí, fue un momento de eminente aprendizaje musical y menos ligado a asuntos subculturales, si bien éramos conscientes de que, de haber existido unos años antes, en el momento álgido de la escena Mod californiana, realmente lo habríamos pasado en grande. Sí continuaban funcionando interesantísimos clubes de música jamaicana y de Funk & Soul.

Tras la separación de la banda te mudaste a San Francisco para comenzar tus estudios universitarios y te conviertes en DJ y distribuidor de discos. ¿Cuáles fueron tus proyectos como músico para entonces? ¿Te imaginaste en el futuro como músico profesional?

Tenía muchas ganas de llegar a la ciudad, atraído como estaba por su cosmopolitismo. En el fondo, soy un san franciscano en el sentido clásico del término: siento una fuerte conexión con el carácter portuario y marítimo de la ciudad, me encantan el arte y literatura y comulgo con la mentalidad progresista de sus gentes.

Cuando me trasladé aquí no tenía claro si iba en la música iba a llegar a algo. Por supuesto, lo intenté y me propuse alimentar mi mente, leer, escuchar y absorber las ideas y experiencias de otras personas, estar completamente receptivo a la energía de este nuevo entorno.

¿Cuáles son tus recuerdos de las escenas musicales de San Francisco a mediados/finales de los dosmiles? ¿Cuáles dirías que fueron los momentos más trascendentes para ti en ese momento?

La vida nocturna en San Francisco era incomparable, con una gran cantidad de clubes y bares y DJs increíbles, muchos de los cuales llevaban ejerciendo desde los 80 o los 90 ¡No era raro disfrutar de múltiples movidas en una sola semana! Se notaba la influencia que había tenido la escena Mod, pero en aquel momento se había trascendido el bagaje de las escenas de las décadas anteriores, y la ciudad era un lugar de encuentro ecléctico para todo tipo de personas. Tengo recuerdos increíbles de un montón de sitios: Elbo Room, Edinbourgh Castle, The Make-Out Room, 330 Ritch, Club Deluxe, Koko, The Casanova, The Knock Out o The Attic, entre muchos otros locales y eventos.

Con el paso del tiempo, terminé yo mismo pinchando discos y compartiendo cabina con muchos de aquellos DJs y todos estos clubes de los que te hablo se convirtieron en el telón de fondo de mi vida, entre mis 18 y mis 26 años.

Y nos plantamos en 2010, cuando grabas y publicas «Some Place». Todos sabemos cómo, de bien, terminó el experimento, pero ¿cuáles eran tus expectativas?

La verdad, tenía muy pocas expectativas para este single, pero aquel domingo, cuando empezamos a mezclarlo con los chicos de la banda y otros amigos, sentimos que tenía los ingredientes de un buen disco. Más adelante, lo pinché, sin anunciarlo, para el público de un local y pude ver, en aquella gente, la misma excitación que había sentido yo al grabarlo y producirlo. Aun así, la idea era hacer un disco para una pequeña escena de amigos de San Francisco y algunas personas de Los Ángeles y Long Beach que conocía, eso iba a ser todo. No esperaba mayor trascendencia que esa. Recuerdo que pasé más tiempo tratando de decidir si usar mi nombre en la etiqueta o el de algún grupo falso que en todo el resto del proceso.

A pesar del éxito alcanzado con esta primera grabación respaldada por los Turn-Keys de Ira Raibon, para las siguientes grabaciones cambiaste de banda de acompañamiento: los Tarots. ¿Por qué? ¿No estabas contento con el resultado musical obtenido con los Turn-Keys?

The Turn-Keys, Kyle Stephens, Matt Correia, Pedrum Siadatian, Ira Raibon y Allison Louie, fueron músicos que tocaron en el estudio para aquella sesión concreta, la de grabación de “Some Place”. Pero los Tarots fueron algo diferente. Fueron el grupo que reuní en San Francisco, con los que grabé los siguientes sencillos. Eran la banda que me respaldaba en vivo y con la que viví toda aquella excitante temporada 2010-2011.

Hablemos de tu estrecha relación, no sólo como productor, con los Allah-Las. Algo que, creo, viene de tu gran amistad con su baterista, Matthew Correia ¿Cómo te involucraste tanto con el desarrollo de la banda?

Matt y yo nos conocimos la primera semana de mudarme a San Francisco, en 2004. Nos veíamos mucho y teníamos gustos y pasiones muy afines. Estábamos obsesionados con los discos y la estética, salíamos por los mismos clubes, nos chiflaban las mismas chicas y ambos éramos unos auténticos enamorados de la historia de California y éramos conscientes de que, dada la posibilidad, podríamos hacer los mejores discos. No sabíamos cómo, no sabíamos cuándo, pero teníamos esa sensación.

En un momento dado, Matt tuvo que mudarse a Los Ángeles para ayudar a su familia y se integró en la escena de Hollywood. Para resumir, intercambiamos durante largo tiempo correspondencia y recuerdo una carta en la que me decía que había montado una banda con algunos colegas del trabajo. Finalmente pude verlos en directo en el Footsies, de Los Ángeles, donde se marcaron una versión del «Early Mornin Rain» de los primeros Grateful Dead y ahí vi claro que podíamos hacer lo que nos propusiéramos.

Nos centramos ahora en tu nuevo álbum, sobre el que tengo tres preguntas concretas. La primera: ¿hay alguna razón específica para que sea éste tu disco homónimo? ¿Quizás sientes que has alcanzado algunos picos en términos de composición, ejecución y/o arreglos?

Sentí que era hora de hacer un disco auto titulado, que me presentara más como cantante y compositor. Francamente, después de todos estos años de dedicarme a esto, necesitaba proclamar un «¡hey, jódete, éste soy yo!» dirigido a una industria y su entorno cuya actitud no ha dejado de ser un poco, digamos, dura para conmigo, en términos de cuestionar mi autenticidad.

Además, titularlo con mi nombre tiene todo el sentido porque este disco recoge con mayor amplitud todas mis influencias y sonoridades que me han dejado huella. En este sentido, casi lo sentí como un debut, con la energía y el Blues del primer disco, la mayor sofisticación del segundo, y la extensión de los temas y la mejor ejecución del tercero.

Segunda pregunta: ¿soy yo o hay alguna (deliciosa) influencia jazzística en él? ¡Creo que serías un perfecto músico de Soul Jazz!

¡Hombre, muchas gracias! No creo que sea un secreto que el jazz es y ha sido una gran influencia para mí desde el principio. En todo caso, siempre me he basado en una noción de simplicidad y feeling propios de un cantante de Soul.

Tercera pregunta: la única versión en el disco es de una canción de la gigantesca Soul Lady, Joan Armstead, una gran cantante, compositora y productora que tiene una relación muy especial contigo. ¿Podrías contarnos un poco más sobre el vínculo entre Joan Armstead y Nick Waterhouse?

Para responder a esta pregunta voy a echar mano de dos elementos. En primer lugar, el DJ Jon Blunck, uno de mis mejores amigos al que dediqué, en su día, el tema “Never Twice”. Jon es un DJ fantástico, impulsor del colectivo Sweater Funk y muy centrado en el Boogie ahora mismo, pero sin duda un tipo inspirador, recurrente en mi vida, dotado de muy buen oído y un sentimiento muy profundo por la música. Coincidí con él trabajando en la tienda de discos de Rooky Ricardo’s y me reconoció porque me había visto en la portada de una revista en mi época con Intelligista. Jon había sido Mod en los 80 y primeros 90 y le emocionó ver que había un relevo generacional. Repasando los temas clásicos, los que habían marcado su juventud y la de sus amigos, surgió entre muchos otros este “I Feel an Urge Comin’ On”.

A diferencia del esnobismo de algunos Mods, cuando monté mi banda Jon se convirtió en un entusiasta seguidor de la misma. Siempre decía que le recordábamos cuando, en los 80, había visto a los Specials, por ser divertidos, espontáneos a la hora de mezclar influencias, y por reflejar, de alguna manera, un espíritu de comunidad, las varias caras de un pequeño mundo de apasionados por el R&B, el Soul, el Jazz, el 60s Punk, el Ska, el Blues, la Exótica. En el repertorio metimos la versión del tema de Jo Armstead convirtiéndose, ipso facto, en la favorita de Jon.

El segundo elemento para explicar la inclusión de esta versión en el disco lo tenemos que buscar en el invierno 2016-17. En ese momento yo estaba en Nueva York, trabajando en la producción del disco de otro artista, y necesitábamos contratar a coristas para darle un punto Góspel a la grabación. Alguien mencionó el nombre de Jo Armstead y al día siguiente ahí estaba: grabándola con una pequeña consola en el Lower East Side de Manhattan, ¡y cantando las letras que había escrito yo!

Tras la sesión seguimos hablando, profundizando en su historia. Yo conocía muchos de los discos de esta cantante legendaria, descubierta por Ike Turner y una de las primeras Ikettes. Naturalmente, tras mucho hablar, al final le pregunté claramente si escribiría algún tema conmigo.

En un principio se suponía que debíamos escribir algo nuevo para el álbum, pero un día me dijo que lo que realmente debía hacer era grabar la versión del «I Feel an Urge» y, claro, no iba a decirle a esta mujer, con cuyos coros y canciones he empapado mi entera juventud, que no.

¡En los 90 “I Feel an Urge” también sonaba constantemente en la escena Mod española!

¡No me extraña!

Oye, yo estoy seguro de que miras a tu alrededor con mucho ojo, ¿cuáles dirías que son los artistas actuales más interesantes en el campo del Soul y el R&B? ¿Cuáles han sido tus favoritos para 2018?

Yo diría que los sospechosos habituales todavía están produciendo grandes artefactos, pero destaco la aportación de Ben Pirani y de Durand Jones and The Indications. Estoy deseando que alguien venga y me vuele la cabeza con un contundente sencillo de R&B. ¡Tío, me esto0y haciendo viejo y quiero escuchar a esos chavales veinteañeros partiéndolo con buenos discos!

Por último: ¡Si hay algo que quieras agregar para los lectores españoles ahora es el momento!

Tengo mucho amor por España y especialmente por cómo su público me ha apoyado a través de los años. Tuve un año realmente difícil en 2016-17 y la última vez que estuve de gira fue una carrera de obstáculos, con la mitad de mi banda griposa. Soy consciente de que mi actuación en en Madrid fue una pesadilla, así que lo que debo hacer ahora es compensar con creces al público. ¡En este sentido, para esta gira vamos a estar al 200%!

Texto: Alberto Valle

 

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