Encuentros

Johnny B. Zero, o cómo escapar de la irrelevancia

Johnny B. Zero se acercan peligrosamente al lustro sin apenas despeinarse. Peligrosamente porque, a este paso, se plantan en la década desde que viera la luz su primer disco en 2014 y todos -menos ellos- nos hemos hecho viejos sin darnos cuenta. A juzgar por la evolución del sonido desde entonces, todos podríamos estar jubilados ya. En su carrera imparable por evitar la irrelevancia, Johnny B. Zero ha ido sumando capas, disco tras disco, hasta convertirse en la feliz amalgama de influencias que es hoy y que les convierte en uno de los grupos más interesantes de la escena nacional. La salida a la luz de su último single doble -preámbulo del material que publicarán en 2020- nos mantiene en la senda del incalculable crecimiento del proyecto. Los valencianos protagonizarán la fiesta de presentación del sello Au! Records el 31 de octubre en la Sala Vol de Barcelona.

 Desde 2016, con ‘Crystal Totems’, no habéis parado de publicar discos y singles. Si miráis ahora -sobre todo Juanma- ‘Mayday!’, ¿qué veis?

‘Mayday!’ son los cimientos sobre los que descansa Johnny B. Zero. Es la idea original, un disco de rock del futuro pero sin los instrumentos caros ni los juguetes retro que caracterizan a las producciones sibaritas. Ya estaba ahí la deconstrucción de la canción y la sofisticación de huir de encasillamientos en producción. Sonaba a rock crudo porque era un trío de guitarra, bajo y batería, y eso dio cancha a que algunos críticos nos restaran importancia. Sabíamos que era como ir a un tiroteo con palos para defendernos. Pero contábamos con canciones como ‘Planted Like a Tree’ o ‘Gold’ que son de las que más nos pide la gente en los conciertos. Las canciones y la forma de tocar, valiente, del disco, hacen que mire atrás y me sienta muy bien. Lo demás, las opiniones son como los colores, cada uno tiene disco su preferido, pero ‘Mayday!’ contiene algunos de nuestros momentos favoritos de Johnny B. Zero.

Más allá de vuestra frondosa inspiración -que no se acabe nunca- que necesita salir a la luz cada muy poco, llama la atención vuestra liturgia del formato físico en tiempos de YouTube.

Para nosotros este tipo de rituales tienen una importancia relativa. Por un lado muy mundano, lo cierto es que la venta de ‘merch’ puede suponer un porcentaje alto de los ingresos de las bandas que, como nosotros, giran mucho por ahí y no paran de tocar. Por otro lado, nos hemos dado cuenta de que a mucha gente también le mola comprar y conservar este tipo de “tótems” sentimentales cuando una banda le ha causado un impacto. Sería un problema si no se vendieran, pero lo cierto es que nos queda solamente una copia de ‘Birds’, hemos agotado el ‘Crystal Totems’, hemos agotado ‘Mayday!’ y hemos agotado ‘Suicide Watermelon Stories’. Vamos, que hemos vendido literalmente todos los discos que hemos fabricado, así que todo apunta a que haremos más siempre que creamos que podemos diseñar un objeto interesante.

Aún estáis dando conciertos por vuestro último disco, y ya tenemos otro single en las manos que sigue expandiendo el horizonte Johnny B. Zero. ¿Sois conscientes de las influencias que emanan ciertas canciones en algún momento del proceso de las mismas, o sólo al final?

Las influencias nunca han cambiado en la medida en que no son influencias muy ‘invasivas’. Tienen que ver con la manera de relacionarse con el instrumento o con la composición de artistas como los Beatles, Stevie Wonder o Prince, que en sí mismos abarcan muchos estilos pero que son fácilmente reconocibles por su manera de hacer. Nosotros nos inscribimos dentro de esa manera de hacer. Las canciones tienden a definirse en estilo poco antes de entrar a grabar, después de estudiarlas un par de veces en el local y ver qué es lo que les sienta mejor. Pero lo normal es que no nos acojamos a un solo estilo o a una textura en particular, sino que intentamos darles filo “contradiciendo” a veces la naturaleza de la canción. Si, por ponerte un ejemplo, una guitarra suena compleja y más o menos afectada, nosotros tendemos a hacer una base que siga una lógica mucho más funk, electrónica o hip-hop. Solemos intentar “afilar” la canción y no hacerla evidente.

Creo que es un single que perfectamente podría haber aparecido en Suicide Watermelon Stories. ¿Las dos canciones son posteriores 100%?

Ambas dos son posteriores completamente, sí. Lo particular de ‘Suicide Watermelon Stories’ es que nos encontramos ya en el sitio como banda (Pablo entró a mitad de grabación de ‘Birds’) y hay algo del conjunto que está muy encajado, una especie de dinámica de banda que no supone acomodarse pero sí emana cierta personalidad muy reconocible (las texturas del saxo o del EWI, el sintetizador haciendo de bajo, etc).

Ya tenemos superado aquello de que un disco no suene igual en directo que en los cascos, pero en vuestro caso no es así. ¿Os preocupa ofrecer una versión grabada que no se aleje demasiado del directo o surge de forma natural?

Por nuestro carácter (y por la música que escuchamos desde siempre) nos gusta que se oiga a alguien tocar de verdad su instrumento porque eso contiene mucha información sentimental y artística, y en ese sentido nuestras tomas son muy directas y casuales. No tenemos que “trucar” las tomas y eso hace que sea especialmente reconocible una canción que tocamos en una sala, porque no tocamos diferente. Pese a esto, la experimentación nos interesa mucho y es perfectamente compatible con esta actitud (sin ir más lejos, hay mucho de esto en ‘Revolver’ de los Beatles). Por ponerte un ejemplo: en ‘They Have It…’ hay una sección con un solo de vientos que escribió Pablo para trompa, flauta y saxo, pero en directo lo hace directamente Pablo porque, para ser honestos, nos gustan las experiencias un poco más sucias y sudorosas.

Hay tanto que analizar en ‘They Have It, That’s Why We Don’t Have It’ que se hace muy complicado articularlo de forma inteligible en un discurso escrito. Sin embargo, hay mucha naturalidad en el empaste de psicodelia, funk, rock, soul. ¿Tuvisteis miedo en algún momento -antes de ‘Suicide Watermelon Stories’ especialmente- de crear algo excesivamente grande?

Nuestro mayor miedo ha sido posiblemente el hacer algo olvidable, porque lo que perseguimos ha sido siempre tan modesto como hacer historia del rock. Para nosotros no es más pequeño un disco como ‘Mayday!’ en la medida en que hay discos crudos y con espíritu punk como ‘Der Stijl’ que nos parece que contienen algunas de las mejores guitarras grabadas en los 2000s. En Valencia o Madrid la experiencia de los dos primeros discos fue muy buena en cuanto al público y nos piden canciones de todos los discos; sí es verdad que en Valencia la crítica que nos podía haber ayudado un mínimo (salvo honrosas excepciones) carecía de las herramientas para analizar lo que estaba pasando ahí, y básicamente nos relacionó con cualquier banda de rock moderna en inglés (tipo ‘The Strokes’, de quienes probablemente no hemos escuchado un disco entero). A partir de ‘Suicide Watermelon Stories’ empezamos a explorar muchos más sonidos no por la ambición de hacer algo “más grande” (‘The Sound and The Fury’, ‘Mess Around’ o ‘Insane’ eran canciones no menos sofisticadas y ya estaban publicadas) sino porque había posiciones nuevas, una formación mucho más colorida y el abanico de posibilidades era mucho más abierto.

Sin embargo, si queremos buscar un único hilo en estas dos canciones, en mi opinión observo cierto baño de funk y psicodelia que resisten del último disco con mayor protagonismo. Mayor «negritud» en el sonido. ¿Haréis un Arctic Monkeys con ‘AM’ en vuestro próximo disco?

Las influencias del funk y del soul siempre han estado ahí: Prince y Stevie Wonder han sido influencias imprescindibles de la banda desde el principio, en absoluto Arctic Monkeys, Black Keys o The Strokes. Lo que realmente hace más soul o funk a Johnny B. Zero es mi forma de cantar, en la cual el groove es fundamental. Esto se ha hecho más evidente cuando hemos incorporado instrumentos que también se usan en esos estilos y dan un “contexto”, pero ya estaba ahí en la primera canción. Esa es una gran diferencia entre Johnny B. Zero y bandas como Arctic Monkeys, en las que la voz no tiene tanto en cuenta el groove porque tiende a heredar gestos de esa tradición inglesa del post punk. Al respecto del sonido del nuevo disco, creemos que sí que estaremos en la línea de ‘They Have It…’, pero ya tenemos varias de las canciones trabajadas y alguna de ellas está lejos de ser siquiera un pariente cercano de nuestro último single.

Hemos tenido discos de Johnny B. Zero en 2017 y en 2018. En 2019 no. El año que viene sí, ¿no?

La idea es que sí. Entramos a grabar en noviembre unas cuantas más, sacaremos un par de singles demoledores y luego, si llegamos a tiempo (esperamos que sí) te mandaremos un disco entero allá para 2020.

Texto: Jorge Salas

Próximos conciertos:

31 de octubre Barcelona Vol
2 de noviembre Cuenca Los Clásicos
8 de noviembre Gijón La caja de Músicos
15 de noviembre Valencia 16 toneladas
22 de noviembre Castellón Because
23 de noviembre Donosti BeClub
14 de diciembre Málaga Zzpub

 

 

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