Encuentros

Charlie Cunningham, éxito masivo, nuevo disco, gira y Olé!

El artista británico publicó justo antes del verano Permanent Way (Infectious/ BMG, 2019), un álbum en el que vuelve a enfundarse la guitarra que, con sus dejes flamencos cortesía de su periplo por Sevilla, le ha regalado una fama desmedida y un viaje a L.A. para trabajar con Rodaidh McDonald (The XX, King Krule), entre gira y gira. Sin embargo, el de Bedfordshire se muestra confiado, desde el respeto sin miedo, con un segundo trabajo más sosegado que su predecesor y mucho más personal.

¿Dónde se halla la intimidad cuando le has abierto la puerta de tu conciencia a 165 millones de personas? ¿A qué suena la introspección tras ser escuchada por 230 millones de orejas?

Le veremos el 5 de octubre en la sala 0 del Palacio de la Prensa (Madrid y el 6 en Tradicionárius (Cat Gracia) de Barcelona.

Acabas de terminar una larga gira por USA. ¿Cuáles han sido las sensaciones y qué diferencia al público americano de, por ejemplo, el público inglés que asiste a tus conciertos?

Ha sido un proceso bastante intenso para mí. Hacía mucho tiempo que no estaba yo solo con mi guitarra, y de repente estoy girando por el mundo, lo que al principio me resultaba chocante. Por suerte, conforme avanzaba la gira me iba encontrando cada vez más cómodo y puedo decir que he disfrutado como esperaba de prácticamente todos los conciertos.

En cuanto al público americano, he de decirte que son bastantes más entusiastas y amigables que el público británico, por ejemplo. A los míos les cuesta un poco más entrar en calor, aunque sí que es cierto que, cuando lo hacen, son insuperables.

El 12 de junio, cinco días después del lanzamiento de Permanent Way, actúas en el Queen Elizabeth Hall. ¿Qué supone para ti tocar en un lugar así y presentar tu nuevo disco?

Es increíble. Desde pequeño me ha gustado ser algo sofisticado y distinguido y espero hacerle justicia a la sala, porque la gente que asiste allí está sentada y en silencio casi todo el tiempo. Esto te anima a subir el listón y a exigirte porque el público está muy atento, pero también suele haber un gran sonido en ambientes así, por lo que solo puedo esperar a que todo en conjunto vaya bien.

 Vamos a los datos: 5 millones de escuchas con los dos primeros singles de Permanent Way; casi 73 millones de escuchas tiene “Minimum”, tu canción más reproducida, y tu álbum debut (Lines) tiene alrededor de 165 millones. ¿Cómo has logrado conectar con el público y hacerte hueco en una escena musical que apuesta por otros géneros más comerciales?

Es una locura, la verdad. No sé cómo ha pasado. Yo solo toco e intento expresar lo que siento. Por los comentarios que a menudo escucho de la gente que oye mis canciones, parece ser que transmiten una actitud personal y reflexiva. Esto las aporta un toque de privacidad con respecto a los géneros comerciales que dices. Respecto al mainstream, al fin y al cabo. Entiendo y respeto que haya artistas que lleguen al gran público a través de promocionarse a sí mismos con cualidades que van más allá de su música, y está claro que no es algo negativo ni criticable porque funciona, pero eso no es para mí. No tengo ni idea de qué lleva a una persona a ponerse una canción una y otra y otra vez, pero no creo que el principal objetivo de un artista consista en tratar de obtener un gran éxito muy rápido, sino en buscar su propio sonido y en realizar una música genuina.

O algo así. (risas)

Jajaja, por el buen camino vas, eso está claro. Por otro lado, ¿cómo crees que ha afectado el éxito de Lines a la hora de trabajar en tu nuevo álbum?

Creo que hay varias diferencias entre ambos. Para empezar, la expectación que Permanent Way puede despertar se la debe a los datos que has mencionado antes de Lines. En Lines únicamente me dediqué al proceso de grabación y a esperar que fuera escuchado, pero no existía ninguna presión ni había referencias con anteriores trabajos. Nadie, ni un solo artista, puede decir que se siente lo mismo con los álbumes que siguen a un primer disco, y eso es algo que yo he tenido muy en cuenta con Permanent Way. Sé que va a ser escuchado y que ya existe la posibilidad de que existan comparaciones, lo que supone, se quiera o no, una presión añadida. Sin embargo, el hecho de comprobar que mi debut fue tan bien acogido me ha otorgado una confianza y una comodidad con mi lado artístico que se aprecia en las canciones que componen este nuevo disco.

De hecho, en este nuevo álbum hay canciones muy introspectivas. Aunque siempre has dicho que te gusta separar tu faceta artística de tu faceta personal, ¿resulta más fácil abrirse cuando sabes que vas a ser escuchado?

Sí, aunque si te soy honesto, intento no pensar mucho en el mundo ni en los posibles oyentes cuando estoy componiendo porque no me importa lo que puedan pensar. Tanto el riesgo de las distintas opiniones contrarias que puedas suscitar como la oportunidad de ser escuchado por nuevos oídos que generen diversas reacciones vienen implícitos en el simple hecho de componer. Es algo con lo que cuento y que apenas me afecta en mi día a día.

¿Qué diferencia a Charlie Cunningham como músico y cómo persona?

Es obvio que hay material personal en mis letras, pero siempre busco que estas sean interpretables porque, además de ir sobre mí o sobre personas que conozco y que quiero mostrar desde mi perspectiva, deben conectar con el público. Por tanto, tiene que haber una línea que separe mi intimidad de mi carrera porque puede que mis experiencias no resulten interesantes si las cuento en una conversación, pero en una canción se crea un clima en el que el oyente se muestra más abierto a sentir y, quizá, con suerte, a identificarse.

Las influencias del flamenco son evidentes. ¿Qué supone para alguien nacido en un país con un legado musical tan importante como Inglaterra estar tan influido por una música tan idiosincrásica como es el flamenco?

¡Uff! Bueno, nunca he querido ni quiero que se me considere como a un artista de flamenco, aunque por supuesto que en mis temas tiene presencia. Durante mi estancia en España, fui consciente de que el flamenco no es solo un género musical, sino una forma de vida. Pocos géneros he conocido que sean tan trascendentes en el comportamiento humano. Yo solo intento humildemente que algunas canciones vayan enfocadas hacia él, pero jamás me oirás decir “¡hey, soy flamenco!”, porque no es así. Por suerte, cuento con una banda con la que es posible incluirlo y con la que puedo desarrollar todo lo que aprendí en Sevilla a hacer con la guitarra para poder fusionarlo con otros géneros que he practicado desde niño, pero de momento no va más allá de eso.

Supongo que conoces a Rosalía. Te hacía la pregunta anterior porque, en España, son muchos los que la consideran una intrusa del flamenco, por no ser andaluza. Ya que tu caso es más o menos comparable, ¿qué opinas de esto?

Conozco una o dos canciones de ella y es cierto que en una de ellas se escuchan de fondo palmas de alegría (sic). Esto me resulta muy interesante pero muy extraño a la vez, porque si me limito a pensar que flamenco es lo que escuchaba en Sevilla, lo de Rosalía me suena más a pop que a otra cosa. No sé mucho sobre su historia ni conozco su relación con el flamenco, pero me parece muy bien que tenga distintas influencias que le ayuden a entender la música y a su formación como artista. Desde luego, está llegando a muchísima gente, así que algo estará haciendo bien.

En mi caso, trato de tener muchísimo cuidado cuando hablo del flamenco y sus principales referentes. Yo únicamente puedo hablar de cómo el flamenco ha influido en mí para ayudarme a componer y a ser más completo, del mismo modo que lo han hecho el blues, el jazz o el rock. Pero prefiero ser cauto cuando la conversación va más allá de lo poco que conozco.

 En octubre regresas a España. ¿Cómo fue tu primera gira por nuestro país y qué esperas con esta?

Maravillosa. Adoro a la gente española, tío. Me muero de ganas de volver a tocar por allí, aunque solo sea en Madrid o Barcelona. Ojalá pudiera ir a Valencia o Andalucía también, pero ir a dos ciudades de tal envergadura es para estar agradecido. Lo bueno que tenéis por allí es que sabéis apreciar la música con optimismo y alegría, así que espero que haya algún ¡OLEEE! durante mis actuaciones.

 

Texto: Borja Morais

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