Aaron Rux es un personaje peculiar que dejó un trabajo oscuro y soso en los Estados Unidos para buscarse la vida en Madrid, hace de ello ya una década. Entre sus diversos proyectos están una banda de folk orquesta, la producción de música para bandas sonoras, la participación en los directos de Joe Crepúsculo e incluso un colectivo humorístico que acabó siendo responsable de la película La tumba de Bruce Lee. Por supuesto, la música ha sido el eje principal de la carrera artística de Aaron Rux. En 2016 publicó su primer álbum en solitario, Pacific Princess, un disco al que le sigue tres años después este otro homónimo junto a sus Crying Cowboys, un grupo de músicos de la escena independiente madrileña. Un trabajo en el que Aaron Rux da muestras de su versatilidad y también de su querencia por los sonidos atípicos, rayando lo retro, una mezcla de lounge y disco-music que puede recordar a gente como Fundación Tony Manero tanto como a las entradillas de algunas recordadas series de los setenta. El primer corte es la llamativa «Sugar Mamma», el mejor tema del lote, que suena como un Chris Isaak lo-fi cantando una nana. A partir de ahí se despliega un repertorio de canciones de espíritu fronterizo pero con los más diversos acabados, coqueteando con el soft-rock, el funk más delicado, el folk de aroma mediterráneo o la electrónica. Un disco disfrutable y entretenido sobre todo mientras se mantiene dentro de ese estilo country-pop de baja intensidad que dominan a la perfección.
FIDEL OLTRA
