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Magical Mystery Fuzz – Kafe Antzokia (Bilbao)

The Cynics

Garage. Sudoroso, intenso y bailable. ¿Qué puede salir mal? Pocas cosas y la velada con el triple cartel en el Kafé Antzokia bilbaíno cumplió con creces, con un llenazo en una sala que, por momentos, sufría un oleaje de cuerpos entregados al baile.

Las primeras notas estuvieron a cargo de The Peawees, unos italianos que presentaban  propuesta rockanrolera acelerada, muy en la onda de grupos como Weezer, algo fácil de asimilar, que gusta pero que no emociona demasiado. Lidiaron con un sonido pastoso al principio que fue mejorando caían los temas. Tres cuartos de hora duró una actuación de un grupo que, sin duda, bebe de la fuente de The Hellacopters y que, quizás, hubiera pegado mejor en un cartel con otros compañeros de viaje.

Porque lo que había venido a disfrutar la gran mayoría del público fue el garaje de dos clásicos como The Cynics y The Fuzztones. Y para qué negarlo, si estos se hubieran cambiado el orden de salida, a todo el mundo le hubiera parecido correcto y acertado. Porque The Cynics fueron los grandes triunfadores de la noche. Con un público dividido entre los que tenían más ganas de Cynics y otros más de Fuzztones, al final la opinión unánime fue que los de Michael Kastelic se salieron de la tabla.

The Peawees

Y ojo al detalle, comenzaron arrollando con la interpretación casi en su totalidad de su gran disco, el “Rock´n´Roll” de 1989. Salvo un par de temas desfilaron por sus surcos sin descanso, en uno de los comienzos de concierto más bailado de los últimos años en esta sala clásica bilbaína. “Baby whats´wrong” dio inicio a la liturgia garagera, un no parar del público, con guitarras distorsionadas hasta parecer cuchillos y un par de maracas en las manos del veterano vocalista, que junto a su eterno guitarra Gregg Kostelich estuvieron secundados por una contundente base rítmica estatal conformada por Pablo González, “Pibli”, a los parches y Ángel Kaplan a las cuatro cuerdas, dinamita pura.

Siguiendo el orden de su mítico disco cayeron “Way It´s Gonna Be”, “Girl, You´re On My Mind” y “Get My Way”, elevando la temperatura de la sala (ya de por sí, muy caliente) durante la hora justa de su actuación. Entre la veintena de temas que cayeron, aparte de los de su obra de referencia, sonaron clásicos como “I Need More”, “Blues Train Station” o “Abba”. En definitiva, un concierto intenso, con un gran sonido y mejor actitud de un grupo que está paseando su legado de la mejor manera posible, facturando un garage de alto nivel.

The Fuzztones

Y llegaba el momento de los cabezas de cartel, The Fuzztones, leyenda viva de una música atemporal, seminal y peligrosa. Uno recuerda el momento en el que cayó en mis manos su primer disco, el colosal “Lysergic Emanations”… unos zombies emergiendo de unas tumbas en portada, vampiros, un enterrador con gafas de sol… Con 17 años eso impresiona y, aunque entonces lo que sonaba no tanto, con el paso del tiempo ese disco se ha convertido en un clásico obligatorio. Y el inicio instrumental de “Blues Theme”, empalmando con la armónica furiosa de “1-2-5” auguraba una intensa disputa sonora con sus compañeros de cartel. Su clásico “Bad News Travels Fast” (el que fuera su primer sencillo) daba paso a otra canción apoyada en unos teclados espectrales que fueron la columna vertebral de su concierto, “I Never Know” y de ahí hacia “Action Speaks Louder Than Words”. Vamos, todo rodado.

Pero la cosa se torció. Los continuos problema de Rudi Protrudi cuando se armaba de su guitarra (esa, en forma de ataúd, maravillosa) acabaron rompiendo el concierto totalmente. Fallos impropios de un grupo de su altura, que hizo esperar su salida casi media hora y daba la impresión que no se había trabajado demasiado la prueba de sonido. En su parte central hubo momentos que hasta cierta parte del público silbó a la banda, aunque esta recuperó por momentos el control del show con “Nine Months Later” (muy bailoteada) y una sólida “Romilar D”.

Entre los continuos problemas de Protrudi con sus seis cuerdas, algunos temas que se hicieron eternos y que el aburrimiento planeaba sobre el Antzoki, se despidieron abruptamente con una furiosa “She´s Wicked”. Dos minutos tardaron en volver (ya Protrudi con camiseta negra sin mangas en vez de la elegante de paramecios que llevaba) y atacar con un bis atómico: “Cinderella”, “Strychnine”, dos himnos de The Sonics que han hecho suyos, un desarrollo instrumental y final. Entre el bue inicio y mejor final, un agujero negro en medio de la hora y media pasada de actuación. Pudo haber sido mejor pero tuvo grandes momentos, con eso nos quedamos.

Texto: Michel Ramone

Fotos: Dena Flows

 

3 Comments

  1. Ángel Kaplan al bajo, y «Pibli» a la batería, en los CYNICS (2 ex-DR. EXPLOSIÓN, nada menos). De acuerdo en lo de FUZZTONES y no tanto en la comparación con los «hella» de THE PEAWEES. Esos «bambinos» van a ser muy buenos!

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