Lejos de menguar esa magia que se respira en Torreperogil, tras veinte años del Frank Rock&Blues, sigue en alza y mucho tiene que ver con ese público arraigado a sus raíces que no deja pasar por alto estos días de agosto para cada año disfrutar del festival. Nuestra gente, los de siempre, y los que desde el más remoto punto de España nos acompañan y nos tachan de comunión perfecta entre bandas, buen trabajo y un ambiente excepcional. Por eso este año tocaba hacer algo especial y jugar con distintos escenarios y formatos, dejando una huella imborrable para todos los que han participado de una manera u otra. Comenzábamos así el jueves en un enclave especial y con un grupo especial que volvía al escenario tras veinte años y junto Eve B. nos reunieron en el anfiteatro Frank Peláez. Hablábamos primero de Rey de Bastos, que nos dejaban esas canciones de juventud y esas pinceladas de rock que todo músico en Torrperogil ha mamado, una bendita vuelta a los escenarios, para así dar paso a una chica que nos llevaba al rock más sureño con un directo increíble el cual nos hizo viajar a voces tan míticas como la Janis Joplin.
Llegaba el viernes y cambiábamos el punto de encuentro, nos dirigimos a las “Torres Oscuras” para llenarlas de guitarrazos y mucha alma, la que nos traía Purple Cuervos. Increíbles una vez más con un directo desgarrador, potente y dejándonos arrastrar por la entrega de estos tres músicos locales a los cuales el rock les corre por las venas. Vamos con el ambiente ya caldeado a dar paso a uno de los nuestros, David Gwinn & Saturn Alley, de los cuales poco podemos hablar, puro sentimiento, raíces entrelazadas entre el rock y el country y un “Hey Joe” de Hendrix que hizo coronarse como el tema de la noche, una exquisitez que daba paso al cierre con The Empty Bottles, banda alicantina con exquisito gusto por el rock and roll más clásico, rock y música negra hibridándola con diversas variantes desde el rock duro, al rock del sur de los EE. UU. Literalmente nos hicieron prisioneros.
Y nos vamos corriendo a una jornada de sábado muy especial, haciendo un inciso en el camino y adentrarnos de nuevo en una noche espectacular la cual comenzaba con Eva Vázquez & The Wolves que nos dio su energía en movimiento, donde las melodías, las guitarras y una contundente base rítmica se encargaron de recordarnos la importancia del feeling y la raíz y que por supuesto vivimos los allí presentes. Tras ella, lo más esperado y se notaba en el ambiente, una institución del rock&blues y la psicodelia, Savoy Brown, liderada por el guitarrista galés Kim Simmonds amantes del blues impregnados por esa fusión que enlazan con las melodías del Mississippi, temas de coleccionista que nos hicieron disfrutar a la deriva de una noche que poco le faltaba para coronarse de las mejores vividas en la amplia trayectoria de esta gran festival.
Los grandes se bajaban del escenario para vivir lo que ni nos imaginamos, allí surcaban paso unos gallegos The Soul Jacket, una de las bandas nacionales más en forma capaces de moverse entre el country rock, rythm&blues, rock&roll, southern… o lo que es lo mismo, la auténtica música americana, salvajes como ellos solos, tuvieron la oportunidad de romper más de una cadera, en definitiva un affaire perfecto que aún sobrevuela las conciencias de los allí presentes.
Y no podíamos cerrar esta crónica sin volver a ese inciso del que hablamos más arriba, uno de los momentos más mágicos vividos, donde se hacía palpable eso que tenemos y que no tiene más nadie, esa cultura musical que nos impregnó Frank Peláez y que nos regala Rubén Moya & Friends, en ese concierto vermú a los pies del Pub Doble 00.
Esa mañana se respiraba la pasión por la música que existe en cada rincón de Torreperogil y que nos regalaban todos y cada uno de los músicos que tuvieron el placer de acompañar a Rubén Moya. Distintas formaciones locales, The Cave Experience, Jamila Blues Band, Los Angalicos, acompañado por David Wynng, Conrado Sánchez o Javier Ruiz, y por supuesto por un público entregado de manera incondicional a ellos. Una placer supremo de melodías, versiones que nos dejaban viajar en el tiempo, incluso a otros continentes, rock y blues al más puro estilo torreño y el que nos hace seguir teniendo los pies en el suelo y la cabeza en el cielo y seguir creyendo que el Frank Rock&Blues Festival es la esencia musical de un pueblo entero. Y si… Otro año más que viene el diablo a visitarnos.
Texto: Toni López Moreno
Foto: Javi Regueira