Ni habrá más discos, ni más giras, ni nadie que sustituta a Dolores O’Riordan. In the End es un homenaje a ella, pero sobre todo a su voz, a su música. De no haber mediado la súbita tragedia de su muerte, y si este fuese otro disco más de estudio, quizás nos lo miraríamos con otros ojos. La idea de que esto significa un punto y final, y que aunque haya más rescates, material de archivo, actuaciones en directo que se pueden convertir en discos a regalar en días señalados, ya no habrá nada nuevo, es descorazonadora para quienes siguieron sus pasos. Verdaderamente, The Cranberries se lo debe casi todo a No Need to Argue y a su debut —disco que pasó más desapercibido pero que tenía material de primera—, a partir de ahí menos brillo y atención. Sin embargo, con una obra en la manos como In the End nos hacemos esta pregunta, ¿si ahondamos y escarbamos hay más música aprovechable? La respuesta no puede ser inmediata, pero casi seguro que sí. Al menos, si atendemos a lo que hay en este disco póstumo (cuentan que ella estaba muy ilusionada con este material). De hecho, hay una canción, «Got It», que define qué fue The Cranberries, y más concretamente Dolores O’Riordan; tenía una voz diferente, vibrante y casi siempre en llamas, con conciencia social llevando cada letra a otro nivel y al dolor como receta. No hace falta más, escucha «In the End», la última del lote, y seguro que sacas tus propias conclusiones.
TONI CASTARNADO
