La música de Shawn, en solitario o acompañado por los Shapeshifters, es tan hermosa como tenebrosa. La banda sonora ideal para pasear al atardecer por un bosque sombrío y húmedo mientras la niebla te envuelve. Una cortina de tinieblas que no esconde la magia de unas canciones y de una garganta llena de alma que hace que el folk, el blues y el rock convivan a partes iguales entre sentimientos tan opuestos como el desaliento y la redención. La eterna dualidad entre felicidad y tristeza, la oscuridad y la luz a la que hace referencia en el título del disco. Si en su predecesor en estudio, On the Shoulder of Giants (2016), y en el directo lanzado el pasado 2018, el acompañamiento era prácticamente un fondo ambiental, con apenas una guitarra y un violín respaldándole, para que sus cuerdas vocales exhibieran toda su amplitud de registro, en este opta por una mayor presencia instrumental, sección de viento incluida, en algunas de las composiciones, y por añadir una cierta influencia del soul a las anteriormente citadas raíces musicales. Algo que ha enriquecido notablemente su paleta de colores, de ahí que temas como «There It Is» sean inéditos hasta ahora en su repertorio, y que proporciona un contrapunto ideal a esos instantes introspectivos que, hasta la fecha, predominaban en su trayectoria. Sea como sea, este nuevo trabajo discográfico lo mantiene en el apartado de artistas a seguir. Un músico diferente y magnético, que sabe tocar la fibra como pocos.
MANEL CELEIRO
