Que las trazas del líder de la banda The Hold Steady no encajen en los ortodoxos, y tantas veces simplistas, cánones del músico de rock no impide que estemos ante uno de los letristas más interesantes que ha dado el género en estos últimos años. Ya sea con su banda, en estado de hibernación, o en solitario, sus textos conviven más cerca de la narrativa estadounidense que de los clichés musiqueros. Cerrando lo que de momento supone una trilogía, su nuevo álbum configura un mural de personajes y vivencias con el que diseccionar con maestría los miedos y anhelos de una sociedad en este caso enfrentada al reto de su propia adaptación. Comandada por su particular entonación, prácticamente recitativa, la modelación del aspecto instrumental y ambiental aparecerá invadida por un sentimiento de melancolía. El posrock americanizado («Blankets»), la transfiguración en un Leonard Cohen del siglo XXI («A Bathtub on the Kitchen») o la búsqueda del entorno propicio para ejercer de crooner («Her with the Blues»), se intuyen como atractivas máscaras con las que desplegar su talento, casi único en el presente, como contador de historias de reflexivo calado.
KEPA ARBIZU
