Rutas Inéditas

Spoon – La solidez del corredor de fondo

Foto: Oliver Halfin

En esto del rock y sus derivaciones o, mejor dicho, en esto de formar parte de la industria musical anglosajona contemporánea, dentro de la conocida rueda disco-gira, ese ente creativo esencialmente bicéfalo, de nombre Spoon, atesora un auténtico Máster en supervivencia. Y lo que es aún mejor, un auténtico Doctorado en cuanto a capacidad para mantener el mojo creativo intacto. Todo ello, desde una perspectiva cualitativamente exigente, sostenida exitosamente a lo largo de más de dos décadas. He ahí donde radica el verdadero éxito de los americanos, en su naturalidad para equilibrar calidad, estabilidad y longevidad. Repasamos su carrera a propósito de la edición del recopilatorio «Everything Hits At Once: The Greatest Hits of Spoon» (Matador, Popstock. 2019).

Echar la vista atrás y recopilar

Por todo ello, llegados a este punto del camino, y dos años después de la edición de Hot Thoughts, enésima obra (cuanto menos) notable de los de Texas, aparece Everything Hits At Once (Matador records), su primera compilación de éxitos aparecida en estos prolíficos 26 años de carrera. Bien pensado, no son los de Britt Daniel la banda más estereotípica con la que armar un disco de éxitos al uso. Y no porque no tengan buenas, qué digo buenas, excelentes canciones, que las tienen, sino porque el concepto “hit”, en términos de canción melódicamente inapelable que se adhiere irremisiblemente en la psique del oyente, no funciona, para el caso, canónicamente. Pongamos un ejemplo. «Got Nuffin», una de las canciones que forman dicha recopilación, no tiene estribillo.

De hecho, la mayoría de las escogidas no lo tienen. Por supuesto, hablamos de canciones con un destacado elemento melódico predominante, pero atendiendo al ejemplo anteriormente mencionado, a falta de estribillo, los momentos más destacables quizás sean… ¿el punteo de guitarra y/o el momento en el que el bajo se queda solo? Por supuesto, en esta compilación hay estribillos destacables. «Do You» o «The Way We Get By» son buenos ejemplos de ello. Por contra, gemas como «The Underdog» o «Hot Thoughts» suprimen el “chorus” de toda la vida, en pos de un clímax instrumental que hace las veces de estribillo. Y rascando un poco más, tenemos incluso canciones maravillosas como «I Turn My Camerra On» o «You Got Yr. Cherry Bomb», donde diríase que la totalidad del verso/estrofa principal se erige estribillo, haciendo que el grueso de la canción devenga un estribillo en sí misma.

Y terminando con esta breve disertación sobre lo particular de la obra de los americanos, añadir que, precisamente, gracias al alto nivel creativo de su cancionero y al hecho de que muchos de sus presuntos hits sean perfectamente intercambiables entre sí, a gusto de quien seleccione la terna, podemos convenir que este recopilatorio, aún siendo obligatorios algunos de los títulos aparecidos, podría tener otras tantas selecciones finales, sin alterar la calidad del producto. ¿O acaso se resentiría el conjunto si, por ejemplo, en lugar de «I Summon You» o «Everything Hits At Once», las escogidas fueran «The Best And Dragon, Adored» o «Jonathon Fisk»?

Dinastía creativa pulida durante el camino

Parte de la carrera de los de Austin se ha caracterizado por una inestabilidad contractual inversamente proporcional a la de su cosecha musical. De hecho, llegaron incluso a escribir sobre su desdicha, mezclando humor e indignación en el single The Agony Of Laffitte/Don’t Fail Me Now Laffitte (Saddle Creek, 1999), en alusión a un A&R con el cual se llevaron alguna que otra frustración discográfica. Por suerte, entrado el nuevo siglo, el sello Merge Records les proporcionó una estabilidad que a la postre resultó clave a la hora de proyectar el potencial de los tejanos, entrando así de lleno en su era más exitosa, la cual se prolonga hasta la actualidad.

Si echamos la vista atrás y repasamos la evolución de su cancionero, observamos como en su etapa inicial se apuntaban maneras, pero de forma menos personal, en la que todavía tenía mucho peso sello lo-fi del indie de guitarras ruidosas de los 90, representado en bandas como Pavement, o incluso los más afilados Therapy?. Las canciones, los arreglos, la producción, e incluso la proyección vocal de Britt Daniel, resultaban todavía algo deslavazadas. Unas aristas que se fueron puliendo progresivamente, hasta dar con una fórmula reconocible en la que se dan la mano una producción prístina, y la precisa ejecución vocal de Daniel. Todo ello, sumado al papel preponderante de Jim Eno, la otra cara de la moneda Spoon, quien, además de dar empaque rítmico desde los parches con su reconocible estilo, asumió el rol de productor de la banda. Así, Eno se ha constituido arquitecto sonoro de una obra que, de un tiempo a esta parte, destaca por una producción pulida, en la que el estudio de grabación se convierte en un elemento clave a la hora de dar esa identidad reconocible al sonido Spoon. Un sonido propio cimentado en el sabio uso de los espacios, donde los elementos instrumentales se ceden el testigo frecuentemente dejando respirar la canción, entrando así en escena los efectos y tratamientos sonoros con sello distintivo del baterista/productor, dando rienda suelta a lo que los yanquis llaman soundwriting.

De este modo, se equilibran estética sonora, experimentación y composición propiamente dicha. Fruto de esta aleación de elementos, en discos como They Want My Soul la producción se vuelve especialmente cuidada, resultando en un sonido hi-fi altamente tratado, casi aséptico, pero contradictoriamente reconfortante y adictivo, que en canciones como «Rent I Pay» suena a un trasunto remozado de los Rolling Stones de «Street Fighting Man». Algo así como una dieta creativa clásica, deconstruida en el estudio de grabación de forma estéticamente innovadora, para así, finalmente, dar con un patrón propio. A día de hoy, esa es la gran fórmula Daniel/Eno. La fórmula Spoon, la cual, en casos puntuales, ha contado con el consejo externo de tótems de la producción, como Dave Fridmann.

Punto de inflexión

Coincidiendo con la edición de Everything Hits At Once, la banda anuncia la salida de Rob Pope, bajista multi-instrumentista que ha permanecido junto a Daniel y Eno desde la gira de Gimme Fiction, o lo que es lo mismo, durante su etapa más granada. De momento, y con vistas a la salida de un nuevo elepé en el horizonte, la formación pasa a estar integrada por Britt Daniel, Jim Eno, Alex Fischel y Gerardo Larios, quien ya se unió recientemente en calidad de músico de gira. Estaremos atentos a futuros movimientos. En cualquier caso, de momento sabemos que desde 2017 con la salida de Hot Thoughts, han vuelto a Matador Records, casa que les vio nacer. Y por si alguna pista pudiera arrojar, indicar que su flamante recopilatorio viene con tema nuevo «No Bullets Spent». En él siguen experimentando con el espacio sonoro y la sencillez emocional, en otra buena canción pop-rock hecha a medida de la deliciosa voz rota de Daniel. Otro hit que sumar a su extensa nómina. Y por muchos más.

 

Texto: Daniel González

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