Tras el personal intento de renovación estilística de Alan Tyler en el levemente sintético El Tapado, el cowboy de Camden vuelve a reunirse con sus Rockinbirds, y parece que la espera no ha hecho más que acumular una energía que liberan eufóricos en More Rockinbirds. No hay cambios en su característico country-rock con obvias raíces en Nashville y California, aunque innegablemente británico, pero aquí suena especialmente animado y luminoso, con un radiante punto optimista incluso cuando envuelve historias agridulces («When Winter Comes») o decididamente dramáticas («Steven’s Asleep»). El disco rebosa melodías ganadoras y estribillos adictivos, tiempos medios trotones que solo bajan ligeramente el pistón en momentos de temblor emocional («In the Back of my Mind») o en «Deptford Creek», maravillosa estampa de costumbrismo londinense en la que un reflexivo Tyler contempla subir y bajar la marea en la desembocadura de uno de esos ríos que afluyen en el Támesis. No faltan las steel-guitars y las guitarras de doce cuerdas, aquí y allá aparecen pespuntes de fuzz que pueden recordar a los primeros Flying Burrito Brothers, y un vacilón punto pub-roquero sobrevuela el ambiente de uno de esos discos que de tan deliciosos pasan en un suspiro, de esos que cuando acaban solo dan ganas de ponerlos otra vez desde el principio.
CARLOS REGO
