Discomático

Pinky Pinky – Turkey Dinner (Innobative Leisure)

El rock and roll es juventud. Axioma que funciona con una practicidad inusitada. Juventud disruptiva ajena a convencionalismos o estructuras formales. Pero a medida que la edad avanza, a veces decimos adiós a las crestas infinitas, las camisas floridas o las botas de ocho agujeros. Sin embargo, un selecto grupo de elegidos y elegidas poseen la capacidad de recordar por qué botaban con la melodía pop perfecta.

La juventud se abre paso de modo invariable y pese a las señales confusas, siempre existe una forma de recuperar las cosas de antes que no estaban tan mal. Es el caso de Anastasia Sánchez, Isabelle Fields y Eva Chambers, el trío que conforma Pinky Pinky. La banda de Los Ángeles lanza en este 2019 su primera larga duración, Turkey Dinner, –tras un par de trabajos cortos– para el sello Innovative Leisure, en el que han publicado referencias combinados del calado de Tijuana Panthers, Allah-Las o Bass Drum Of Death.

Un disco en el que se puede encontrar frescura velvetiana, alguna que otra aspiración glammie y momentos intimistas. Cristalinas y prístinas guitarras se apoderan de My Friend Sean hasta la escalada final. La historia del rock and roll no se hubiera construido sin coches en los que dar vueltas sin nada mejor que hacer, es el caso de Mystery Sedan. La corta duración de Floorboards es atravesada por una voz edulcorada como una suerte de Doris Day o Judy Garland remozadas. En una sencillez rítmica y acordes simples fluye Lady Dancer. En Applecheeks una preciosista melodía vocal cabalga sobre una base de americana. En Do Me Dirty (Charlie) adquieren un sonido similar al de formaciones contemporáneas como Scott & Charlene’s Wedding. Relajada y construida a partir de su línea de bajo se proyecta Mr. Sunday. Poderosa y con reminiscencias de los 70 aparece All The Birds. Atmósfera psicodélics y rasgos de tropicalismo pueblan If It Didn’t Hurt. Sticking Around pone el reposo cuasi acústico al redondo. Loose Change empieza con una sutil introducción de piano que desemboca en una pieza glam de arreglos festivos y conecta con Bowie.

Pinky Pinky aglutinan un erario de referencias consolidadas como The Muffs, Veruca Salt, Throwing Muses o Amy Rigby, y aproximan su lenguaje al de otros nombres coetáneos como los de Anna Burch o Peach Kelli Pop.

Texto: Alejandro Jiménez

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