Discomático

Las Hermanas del Desorden – La musa suicida (2019).

Las Hermanas del Desorden son cuatro (y un hermano). Una viene de Transilvania (o eso dicen, no queda claro). Otra, del ombligo de la Luna. Las siguientes son de Cataluña (él, también). Sin embargo, al verlas, lo que uno se imagina es una buhardilla de la edad dorada de la bohemia de París, con el sol de Barcelona y el frío de los olvidados países del Este.

La poesía, o el spoken word, o lo que quiera que sea que ellas hacen – podría decirse que, en realidad, es brujería -, transgrede las barreras geográficas imaginarias para afectar al espectador en su mismo centro. No es para menos, pues es la musa, verbalizada a través de cinco personalidades que esconden dentro de sí a otras mil almas tan viejas como ellas, rescatadas a través de la literatura, la música y el arte en sí mismo, la que habla.

No ha habido muchas ocasiones en las que se ha podido escuchar así a una musa. Para este tipo de personajes, mostrarse supone un suicidio. Compartir sus intrigas, temores y ansias es un deseo prohibido desde que se concibió su presencia, hace ya tanto tiempo. Pero vivimos nuevos tiempos en los que incluso las musas pueden dejar de ser invisibles. En este caso, a través de bandcamp (porque las Hermanas tienen tan interiorizado eso del underground que ni siquiera conceden el privilegio de poder ser descargadas en Spotify. Qué vulgaridad, eso de descargar cosas).

En definitiva, por si hasta este momento no se ha entendido nada (yo tampoco, en realidad), lo que las Hermanas vienen a demostrar es que la poesía puede fusionarse con la música, más allá del spoken word. Que puede atravesar sabanas desérticas al más puro estilo Doors, regocijarse con el glam de los 80 (“me amarás, porque yo quiero…” y la piel de gallina), llenarte la boca con el sabor ahumado del mezcal gracias a una cover de La Llorona (y de “Rata de dos patas”, sentidisima), y jugar a la ouija con tus fantasmas sin despeinarse ni perder ese glamour y esa sensualidad que ellas, las Hermanas, desprenden.

Un disco para erizarse la piel, los sentimientos y los juicios preconcebidos. En estos tiempos en los que todo es visible, en los que por fin podemos reivindicar nuestra presencia pública, la musa también sale a la calle. De manera suicida, poética. Bella. Desordenada. Siempre desordenada.

Texto: Elena Rosillo

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