En conversación con algunas mujeres músicas, y en base a teorías sobre esta nueva ola de feminismo, contemplan un factor que llama poderosamente la atención: la fuerza actual del movimiento tiene relación directa con la astrología, un ciclo que dicen va a durar siete años. No sé que pensará Aldous Harding sobre esa deriva, si bien me extrañaría que no esté también en esa posición. De momento, en sus canciones nos habla de alienígenas y sucesos paranormales, de los efectos que tiene esa dura confrontación entre el bien y el mal. La neozelandesa no esconde cartas, es confidente, explora, en lo lírico y en lo meramente musical. Si en su presentación se la etiquetaba como folk gótico, ahora eso queda en nulo. Por un motivo, en Designer hay más luminosidad, pero a su manera (produce de nuevo John Parish). También hay, respondiendo a sus necesidades, angustia e intimidad, incluso un punto de esquizofrenia. El comienzo de su tercer disco es el triunfo de lo excepcional, «Fixture Picture» es mágica, atrapa. En canciones como «The Barrel» corretea el espíritu de Cat Power, con saxo incluido, y en «Damn» mezclan el folk celestial de Joni Mitchell y el cosmos barroco de Julia Holter. Finalmente, en «Pilot» volvemos al punto de partida, el piano cabaretero e imaginativo a lo Amanda Palmer nos remueve por dentro y por fuera. Los astros mandan y su estrella luce. Menudo flechazo.
TONI CASTARNADO
