Encuentros

Pablo Fugitivo, viajando solo

En Voy Solo (Lengua Armada Lenguaje Constructivo) tenemos el lado más folk-rock y personal de Pablo Fugitivo. Ha aparcado sus Fugitivos del Swing y Los Ejecutivos para dar rienda suelta a sus canciones más personales y acústicas porque se lo pedía el cuerpo. Canciones para seguidores de Calamaro, Revólver, Antonio Vega, Quique González, Dani Merino, Breis o Los Secretos, pero también a los de Tom Petty, Jeff Buckley, Neil Young o Elliott Smith.

Primera pregunta obligada. ¿No sé siente algo más de vértigo y/o presión viajando uno solo o al menos llevando el peso total de un proyecto?

Sí, lo cierto es que a veces uno se siente superado por la presión. Encargarse de todo es mucho curro. Vivimos un momento donde auto-explotarse se confunde con mérito o vocación. No me enorgullezco de hacerlo todo, a pesar de que el disco se llame Voy Solo. Es más bien una descripción de la realidad que una oda al individualismo.

 ¿Cuándo llegaste a la conclusión de que era el momento de emprender este singular camino?

Fue hace 3 años. Llevaba 5 años trabajando en una empresa de software como Account Sales Manager. Básicamente un machaca, pero en inglés suena todo mejor. Un trabajo con mucho estrés y responsabilidad. No era para mí. Además, compaginaba ese trabajo con 2 bandas. Tuve claro que nunca iba a dejar la música.

Por cierto que también te lo pasabas pipa con Los Ejecutivos haciendo versiones de Burning, Los Rodríguez y otros clásicos del pop-rock en castellano. ¿Seguís poniéndoos el traje de faena de vez en cuando?

Sí, de momento seguimos con ese proyecto, sobre todo de cara al verano. Es una forma de poder estar tocando en formato banda y no perder el músculo. Además, es como la evolución natural de Fugitivos del Swing.

El disco se titula Voy Solo, pero no vas tan solo. Tener a Coki Jiménez en la batería o a Ariel Ciganda con las guitarras no es moco de pavo. La slide que mete en «Demasiado Blues» es para quitarse el sombrero…

Sí, un buen equipo es vital. Admiro a Coki y es una garantía con gran musicalidad. Ariel podría tocar con cualquiera. Es una gran suerte tenerlo conmigo, tanto a nivel profesional como personal.

Luego está el fascinante, variado y rico trabajo con muchos teclados. Creo que hay hasta 5 teclistas en el trabajo. ¿Parece que te gusta especialmente el sonido del órgano hammond, no?

Sí, siempre me han gustado que el hammond o los teclados tuvieran un peso importante, aunque mis anteriores trabajos han sido más guitarreros. Me dio una temporada por una banda holandesa que se llama Dewolff y yo creo que tienen algo de culpa en eso, salvando las distancias estilísticas. Ha sido un lujazo, porque son 5 teclistas con estilos muy diferentes.

También tienes colaboraciones puntuales pero muy especiales como ese dueto con Sandra Corma en «Ni Una Palabra». Háblanos un poco de Sandra y de este tema en concreto.

Sandra es una joven promesa malagueña con un gran talento. Tiene una voz espectacular y me la cruzaba en los Micros Abiertos de mi ciudad, Málaga. Me maravilló su voz quebrada con esos toques de blues.

Se te asocia mucho con el folk-rock americano, pero en castellano. Sin embargo me parece apreciar por canciones como «La Más Rubia del Baile» o «El Tipo Tras las Gafas de Sol» que Tom Petty puede ser uno de tus artistas más queridos también…

Sí, está por supuesto entre mis artistas de cabecera y en «La Más Rubia Del Baile» se aprecia mucho su influencia, aunque es un tema que tiene muchos pasajes instrumentales. Son 2 canciones que salieron en el estudio fluidas. «El Tipo Tras Las Gafas de Sol» reconozco que es de mis temas favoritos, sobre todo para tocar con banda en directo.  Me base mucho en Neil Young, aunque como cada tema, bebe de distintas fuentes.

¿Quiénes fueron los músicos que más te inspiraron en tu adolescencia y juventud y que te animaron a querer crear tus propias historias?

Yo creo que empecé a escribir canciones y a tocar la guitarra por Oasis, Nirvana y Carlos Goñi. Luego fue llegando el resto de influencias, pero creo que a día de hoy no ando muy lejos musicalmente de cuando tenía 13 años.

Por cierto que pareces dar mucha importancia a esas historias que cuentas en tus canciones…

Es un disco muy conceptual. Habla de una ruptura tras una larga relación, de cómo volver a reinventarte y reponerte del golpe, de cómo superarlo… es el diario de bitácora de una travesía en el desierto que aún creo que continua.

Ya de paso, lanza una invitación a quién no te conozca para que se anime a escucharte o a verte en alguno de tus conciertos…

Creo que en directo mi show gana respecto al disco, aunque vaya solo. Soy un tipo muy enérgico y me gusta que la gente se contagie de esa pasión. Son letras muy directas y personales y el público lo siente. Voy con un kit de percusiones, la armónica, la guitarra y sobre todo la voz. Todo a la vez y sin loops. La música para mí es el sonido del alma.

¿Sigues creyendo que no se puede rimar amor con corazón? Algunas de tus canciones desprenden mucho amor y realmente parecen escritas poniendo el corazón… 

Amor y corazón si riman perfectamente, el problema es cuando lo queremos rimar con soledad. Este oficio de trovador requiere viajar mucho, componer, ensayar, trasnochar… todo lo contrario a una vida en familia o una relación sentimental típica. No pienso renunciar al amor, pero tampoco a mi oficio. En mi caso nunca ha sido ni será un hobby, viva o no de ello.

 

Texto: Txema Mañeru

 

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