Encuentros

Oskar Benas Instro Combo, Seis cuerdas, un lienzo y mucho arte.

 

Foto: Dena Flows

Tras poder disfrutar de su directo las pasadas navidades, abriendo concierto para los Fleshtones en el Bukowski de Donosti, hace pocos días recibía la nueva entrega en compacto del Oskar Benas Instro Combo, “44”, segundo trabajo de esta banda euskalduna dirigida, creada y pensada por el irundarra Oskar Benas, un guitarrista audaz y peculiar que trata de no encasillarse en los cajones de estilos que mandan entre los acólitos al rock en cualquiera de sus vertientes, un guitarrista (al servicio de otros artistas o bandas y también al suyo propio) que también es ilustrador.

En lo más remoto del recuerdo se me enciende la lucecita de Josetxo Ezponda cuando miro a Oskar Benas. Quizá sea por sus pintas al vestir, que no van a remolque de nada, o también ese estilo identificativo en las ilustraciones que hace para sus trabajos o para los de otros grupos, un concepto muy personal en los dibujos. Puede que sea por el uso que hace de la guitarra, más buscando el efecto y la atmosfera que el virtuosismo o la ortodoxia. Todo eso le une con el malogrado Ezponda, al que me consta que admira. Pero muchas veces también me viene a la cabeza el guitarrista norteamericano Marc Ribot cuando contemplo el concepto de Oskar. Ese gustazo vintage que queda eclipsado con lo exótico, estructuras extrañas, sugerentes atmosferas personales.

Ha llegado el momento de mostrar la biografía del Benas, y lo haremos en forma de distendida entrevista, buscando los motivos y razones de su artes a través de su vida, a través de sus distintos trabajos como ilustrador y guitarrista.

Este es el segundo disco que publicáis? (OBIC fue el primero, verdad?, DEL 2017?

Como OSKAR BENAS INSTRO COMBO efectivamente «44» es el segundo disco, si bien la discografía de la banda comenzó con el primer nombre que tuvimos OSKAR BENAS Y LOS HEREJES INSTRO COMBO y el disco «OBYLHIC» (Lau Shedu, 2015). Aunque yo incluyo también en el pack el anterior «Hereje del mar» de 2014, que aunque lo grabé yo solo es de la época en la que empezamos a ensayar como grupo y tocábamos varios temas del mismo que tenía reciclados de años atrás.

Foto: Zaianak Jauna

Está grabado en una sola sesión, ¿es así?

La grabación se hizo en tiempo real batería, bajo y guitarra con tres micros en un ensayo improvisado una larga noche de viernes invernal en febrero de 2018. Excepto «Amazonía» y «Pulau Kapas», que ya eran temas que tocábamos en los directos, el resto son improvisaciones que luego yo corté, pegué y edité en casa introduciendo algunos recordings con teclados, percus y ruidos variados.

Creo que es una edición limitada en CD, ¿cierto?

Hemos hecho cien copias limitadas en CD que están volando, pero hay en vista una tirada en vinilo tocho de cara al verano, ahora estamos tanteando con quien se va a animar a sacarlo o al menos colaborar en la edición.

Sacaste   «Vida vierte muda muerte», precioso disco con los Vampiros del Ritmo, ¿cómo fue aquel proyecto y que queda de él en este nuevo proyecto del COMBO INSTRO.

«Vida Vierte Muda Muerte» en realidad iba a ser el último disco como BENITT ASH (apodo que usé entre 2006 y 2012), pero según hacía el diseño para la carpeta decidí cambiar el nombre y usar el que mis padres me pusieron junto al viejo mote dado por mis colegas y una coletilla vampírica. El disco fue obra póstuma de la banda, formada con Luque (bajo) y David (batería) en los años que estuvimos junto a MAIKA MAKOVSKI, con la cual hicimos bastantes conciertos tanto a dúo, trío y en la última etapa como cuarteto con Joseba B. Lenoir a la otra guitarra. De aquello queda ese disco, otro en directo («Pocket Concerts») grabado en L’Hospitalet de Llobregat y probablemente quede algo de uno mismo en maneras de hacer, no lo sé. En ese momento siento esa etapa como otra vida.

Como bien dice el nombre, es INSTRO, ¿por qué esta vez no meter textos y dedicarse solo a hacer música?

Desde que cogí la guitarra por primera vez, bueno, de hecho desde que escucho música me ha interesado el instrumental. Sin saber mucho qué significaba aquello de exótica, surf rock y demás me metía mucho en canciones sin voz que más tarde supe que eran de grupos como THE VENTURES o SHADOWS. De hecho al sonido ese clásico reverberante y misterioso de guitarra yo le llamaba el sonido Twin Peaks por la BSO en la que aparecían esos guitarrazos barítonos con trémolo. También se me quedaron grabadas en la mollera las canciones de MORRICONE para los spaguetti western y la careta televisiva de la clave que años después conocí como la música para Paris Texas de RY COODER. En todas las bandas que he tenido ha habido temas sin cantar y realmente es lo que más me motiva, de hecho hay una historia paralela desde hace muchos años con la que voy sacando álbumes instros que a veces son canciones, otras experimentaciones viajeras que se llama SERIES MUNDSSIK (https://oskarbenasmundssik.bandcamp.com) y donde se pueden encontrar paisajes sonoros que tengo grabados desde el año 94 hasta ahora. Escucho a gente que canta pero a mí no me gusta cantar, y tardé mucho en hacerme consciente probando y experimentando también de muchas maneras, gritando, susurrando, flagelándome… así que desde 2013 más o menos, cuando me pongo a hacer, sólo hago pajaradas en clave instrumental. A veces hay algún ruidillo de voz, pero como tics.

¿Cómo os habéis ido juntando los componentes del COMBO? (y si eso, presenta y dime de donde viene cada uno, geográfica y artísticamente)

Yo vivía a caballo entre un pequeño pueblo de León y Madrid tras la última gira junto a Fermín Muguruza en 2013. Decidí alejarme por enésima vez del faranduleo y las giras y fue entonces cuando por cuestiones familiares tuve que ir regresando a Irún a principios de 2014. Era una época tensa y mi gran amigo y compinche en mil bandas Sergio Patxuko (- de Irún – Joxe Ripiau, Patxuko Nice, The Solanos, Fishotz Ruido, Trainsalpine Boys…) me animó a montar algo juntos y ahí empezó la cosa, a dúo con instrumentos exóticos y cacharros que había por el taller, nada de instrumentos convencionales. Al poco entró Daf Lee Nares al bajo (- de Guadalajara, Mexico – Lolas Club, Patxuko Nice, Don Loope…) y se fue electrificando el rollo. Más tarde Sergio dejó la banda y tras unos meses haciendo equilibrios con Quique Gallo (- de Valencia – Aullido Atómico, Tumba Swing) a las baquetas pasamos a la banda actual con Java Lee Nervioso (- de Donostia – Paja, Los Nerviosos, Sundance Kiz…) a la batería. Ahora estamos ensayando para empezar como cuarteto de cara al verano de 2019 con Mr Salsito Cisneros (- de Gernika – Concert for BangladeshThe Broken Sauces, Bongo Cràpul) a las percusiones y teclados y le está dando una vida de la ostia.

El disco viene con un precioso libreto donde «dibujas» cada una de las canciones, ¿por qué hacerlo así?

Llevo haciéndolo casi toda la vida lo que pasa es que pocas veces hay pasta para hacer ediciones físicas y cuando la hay ya aparece otra grabación… esta vez creo que ha quedado chulo y me motiva jugar con sonido y color.

¿Fue primero la música o primero dibujar?

Dibujar. Mi madre sufrió mis manchas por doquier desde poco después de nacer.

Tocas la guitarra (y me consta que más instrumentos) de un modo muy peculiar y personal, ¿de donde has sacado ese estilo y esa personalidad?

Gracias tío, aunque es probable que esa personalidad se puede deber a no tener ni puta idea de lo que llaman música. Yo me dejo llevar por los cacharros y listo.

Además de con este grupo, te buscas la vida como guitarrista, ¿qué prefieres de ambas facetas?

Esa es una movida que piensa mucha gente sobre mí, pues me han visto constantemente en escenarios y tinglados y la realidad es que nunca me he buscado la vida como músico pero sí que he montado mil historietas porque algo hay en ese mundo que atrae, pero no es la profesionalidad. De hecho las cuatro veces en las que he estado en bandas digamos más en formato «pro» ha sido porque me han llamado ellas a mí para unirme al proyecto. También unas cuantas veces he dicho que no a grupos con buen sueldo por falta de interés en el mundo de la industria, las giras y todo ese petardeo. Con el INSTRO COMBO los cuatro andamos con nuestros currillo y la premisa es disfrutar. Si algún día la historia genera algo de pasta que sea por el buen hacer debido a una carrera de largo recorrido, sin prisas ni aspiraciones tontainas. Eso sí, tontos tampoco somos: si buscamos bolos vamos a lo que sea, si nos buscan a nosotros y nos llaman tenemos un caché mínimo. Pero sobre todo lo que tenemos son ganas de gozar.

¿Se podría decir que eres el guitarrista oficial de las figuras vascas del underground más internacional?

Se podría decir que no me interesa el hecho de ser figura oficial de ningún tipo de movimiento o lugar. Vivo y punto.

En directo se te puede ver con un buen número de pedales para efectos, ¿son imprescindibles para tu propuesta?

Podría tocar directamente con el sonido de guitarra al ampli, si bien hay varios efectos que quedan guapos en ciertos momentos del repertorio. Para el momento actual del INSTRO COMBO lo que es vital son mucha reverb y un delay para conseguir slapback y para psicodeliar con oscilaciones. El resto son toquecillos de trémolo, algún fuzz momentáneo y el wah haciendo de maullido gatuno en varios pasajes.

Sobre tu faceta del dibujo, ¿cuál ha sido tu escuela?

Respuesta corta: La pared de la casa cuando niño para hacer garabatos fue mi primera escuela y la más eficaz los sueños, los de dormir.

Respuesta desarrollada: mis padres quisieron que perfeccionara mis dotes de mánchalotodo en una academia de pintura de chaval donde me enseñaron ceras, óleos y acrílicos. Tenía muy claro que me quería dedicar a eso de pintar y dibujar. Me impactó la visita con el cole en EGB a Figueres a la casa de Dalí y te puedo decir que me flipan los cuadros y dibujos de Pieter Brueghel. Un día entré en Bellas Artes en Bilbo, aunque no le presté mucha atención a decir verdad y no terminé la universidad a falta de una asignatura. Tanto en el dibujo como en la música, los viajes, la vida callejera, la experimentación, el ensayo y error han sido mi mejores maestros. Si te refieres a influencias concretas no sé qué decirte… dibujo desde que tengo uso de razón sin mucha referencia consciente, de lo que veo aquí y allá, sean dibujos o escenas. Recuerdo que de txiki absorbía tebeos sobre todo de Anacleto Agente Secreto, Mortadelo y Filemón, Astérix o Superlópez y el niño Oskar se imaginaba a sí mismo de mayor con gafas, café y una mesa gigante siendo dibujante de cómic. Bien, si ahora no me dedico a ser estrictamente dibujante de cómic, ni tomo café ni dispongo de una mesa gigante al menos este año se ha cumplido lo de las gafas. Siempre me ha llamado mucho la atención el mundo de lo surrealista, lo onírico, psicodélico y misterioso. También me molan el mundo del tatuaje y la imaginería de civilizaciones ancestrales que se pierden en los allá en los tiempos. Sí que me contagio con cosas aquí y allá y la imaginación hace el resto para pasarlo a papel. Ahora con las redes estoy más al loro de lo que se hace por ahí, se da como un contagio continuo y en cierto modo está guapo, es la ostia dedicarte a lo que te gusta hacer.

Numerosos grupos te llaman para portadas o para hacer carteles, ¿cómo trabajas cada una de las ideas?

A día de hoy estoy muy contento con esta dedicación porque las bandas, salas o promotoras que me llaman para curros gráficos confían en lo que hago y no me dan mucho la brasa con el tema de la imagen. Generalmente suelen tener alguna idea de antemano que me trasladan y yo le doy forma y color. También hay quien delega ciegamente y casi siempre acierto a la primer o a la segunda. Es una gozada. El curro que no es curro, es casi como meditar para mí, estoy muy presente y atento cuando dibujo.

¿Qué grupos te llaman actualmente la atención de la escena de aquí (España y EH)?

MOHAMA SAZ (Madrid), INOREN ERO NI (Gipuzkoa) o SUMISIÓN CITY BLUES (Gasteiz) son bandas que he gozado mucho en directo últimamente. Luego me parecen muy interesantes MARÍA ARNAL I MARCEL BAGES, NIÑO DE ELCHE y el disco «Bailamos por miedo» de JOE LA REINA es el último disco de por acá que me cautivó hace 4 o 5 años pero nunca les ví en directo y no he escuchado nada más de ellos. De por ahí por el mundo en el mundo del rock me molan DR DOG o KING GIZZARD & THE LIZARD WIZARD, aunque mañana igual te digo otra cosa, no suelo centrarme tanto en bandas como en canciones o sonoridades, si bien hay quien hace cosas que me suelen gustar casi siempre que les escucho como MARC RIBOT o JOHN ZORN. Me parece muy fascinante el mundo de la música experimental como ETCHED TRAUMAS y lo que se trae al KAIOLA FESTIBALA en Galdakao. No me considero un buscador, voy dejando que lleguen a mis oídos comentarios de gente o sugerencias por cualquier medio…

Eres un tipo que compra aparatejos y instrumentos cuando viajas, ¿ha supuesto esa manía un poco de «diógenes» o das uso y salida a todo eso que pillas?

Pues sí, ciertamente llevo años cacharreando, es como una enfermedad. Tenía el tema un poco abandonado si bien el último año con cambios de formación y proyectos he salseado bastante los foros de segunda mano. A veces pienso que me mola más cacharrear que tocar, pero vaya, que nunca lo hago en plan coleccionista sino porque busco un sonido concreto o al menos diferente. Me he llegado a juntar con 13 guitarras entre local y casa y para andar habitualmente sin un duro es demasiado, así que tiendo a venderlo y esa pasta al menos no me la gasto en otras chorradas. Ahora mismo me he quitado todo lo que tenía para quedarme con lo justo y necesario que me hace falta para las dos bandas en las que estoy.

Foto: Dena Flows

Empezaste bien joven a tocar… ¿cuáles fueron tus primeros pasos en ese sentido?

Empecé con unos 15 años. Desde más pequeño solía juntarme con mi vecino para hacer que tocábamos y flipar imitando posturas, hasta nos pusimos un nombre, pero nada me llevaba a pensar que llegaría a aprender a tocar en serio hasta que una tarde-noche del 90 en una fiesta casera con varios colegas me entró un apretón y cuando fui al WC allí estaba uno de ellos cagando con la guitarra puesta, nos quedamos mirando unos segundos, nos partimos el culo y según volvía al salón pensaba «joder, cómo mola, si este puede yo también». Me dejó su instrumento una temporada y desapareció todo lo demás por mucho tiempo, me enganché a las seis cuerdas cosa mala. Mi primera actuación fue casi sin saber tres acordes en una celebración de clase a coro con el resto del aula y desde ahí empecé a hacer canciones y tratar de montar grupos con colegas. Ya me curé y ahora mismo puedo estar meses sin oler un instrumento, lo cojo cuando me apetece o cuando me llama, porque los instrumentos te llaman. De todas formas hacer musical no es una necesidad vital para mí y cuando me pongo a ello, en casa o con banda, lo disfruto mucho más que nunca.

Irún siempre ha sido un pequeño Seatle (en cuanto al nacimiento de bandas), tu vienes de una generación posterior al Rock Político vasco, ¿prestaste atención a aquella escena musical concienciada? ¿que grupos te llamaban la atención?

Bueno, naciendo en el 75 el RRV me pilló algo pequeño pero me pilló. Hasta el 87 que nos mudamos a Irún (yo con 12 años) vivíamos en Errenteria y en el cole andaba con una pandilla de chavales entre mi edad y los 15 o 16 años (varios ya pasaron a mejor vida) y por ahí se paseaban cassettes de Kortatu, cuyo Sarri Sarri se tarareó hasta en la bañera, o LA POLLA de quienes se decía que quemaban cruces, etc… de esa generación según fui creciendo me tiraron mucho ESKORBUTO. Pero a ver, en el coche familiar sonaban los MAX MIX ochenteros, MICHAEL JACKSON, PIMPINELA o los chistes de EUGENIO y GILA. Hasta que con 10 u 11 años, visto mi entusiasmo cada vez que aparecían en la radio o en la tele, mi padre me regaló el «Final Cowntdown» de EUROPE y se convirtió en mi banda favorita junto a los guitarreos de MARK KNOPFLER con los primeros DIRE STRAITS, que un tío mío aficionado a escuchar rock me dijo que si un día tocaba la guitarra me fijara en ese que era el mejor (de hecho, años después ahorré todo el curro de un verano para comprarme una mala imitación de su Stratocaster roja y al llegar a casa y enchufarle los cascos directamente a la salida de jack y ver que no sonaba nada fui a reclamar a la tienda porque no funcionaba y descubrí que para hacerla sonar había que usar otro cacharro llamado amplificador…

Mientras ahorraba para ello metía la guitarra a la entrada de micro de una vieja torre – cadena musical y la hacía distorsionar con el volumen poniendo cojines en los bafles para soportarlo… luego descubrí los pedales. A ver, sigo, que me enrollo: ambos grupos (EUROPE y DIRE STRAITS) fueron mis primeros conciertos grandes junto a METALLICA en los finales 80s ya 90s. No sentía realmente ninguna directriz musical y cuando alguna vez en mi vida fue así la abandoné pronto, he vivido siempre muy inquieto. De pequeño me atraían mucho el rockabilly y el psychobilly de THE QUAKES, BATMOBILE, pues había una cuadrilla de rockers que me parecían curiosos que me pasaron algunas cintas, aunque colegas míos que iban de heavies / punkies no se querían mezclar con ellos, de hecho había hasta ostias a veces y a mí esos conflictos entre bandas siempre me parecieron una solemne estupidez. Cada vez que alguien me decía «si andas con ellos pues ya no andas con nosotros» y se me ponía entre la espada y la pared le mandaba a la mierda y me iba a mi bola.

El rollo cuadrilla tan tradicional lo dejé desde muy joven y he vivido siempre muy solitario aunque con muchos colegueos por aquí y por allá. Siguiendo con la música, el canadiense BRYAN ADAMS me gustó mucho desde chavalín y me hice muy fan entre los 15 y 19 años más o menos, conseguí todos sus discos hasta el «Waking up the neighboors» gira en que la cual le ví en directo en Donosti y me fui desinteresando por su rollo. Sobre todo desde que empecé la universidad en el 93 y a darle más en serio a la guitarra empecé también a sentir interés por sonidos variados como el blues, cosas de BOWIE, PIXIES, RADIOHEAD, el heavy metal de factura variada como HELLOWEEN, PANTERA, SEPULTURA, AMORPHIS, el rollo tirando a doom de GODFLESH, la mierda grunge como el «VS» de PEARL JAM, algo de SOUNDGARDEN y RAGE AGAINST THE MACHINE, los comienzos stoner desérticos con KYUSS, el punk/ska/hardcore californiano RANCID, VOODOO GLOW SKULLS, SUBLIME, NOFX, RKL (¡¡ese bajo!!), o también el rollo costa este de la «escuela» MINOR THREAT – FUGAZI, que me volaron la tapa los sesos y tuve ocasión de verles en directo en Bergara junto a los amigos LISABO. Ciertamente en la comarca del Bidasoa ha habido desde que yo recuerdo una buena cantera con sabrosonas inquietudes. De vez en cuando iba escuchando bandas de garage, pop psycho retro y surf (desde la explosión con «Missirlou» de Dick Dale por Pulp Fiction).

Entre tanto EXTREMODURO me atrapó hasta el «Agila», también sonaron mucho en cassette el «Fugitivos del Paraíso» de DOCTOR DESEO, cintas de SILVIO RODRIGUEZ, MARLENE DIETRICH, ATAHUALPA YUPANKI… Me viene a la cabeza que los grupos que más veces he visto en directo han sido JOXE RIPIAU (con quienes me introduje en la cumbia), KURAIA que me ponían mucho, LOBO ELÉCTRICO y su rock glam místico… Hasta ahí casi todo muy guitarrero, pero ya durante las giras con Fermín iba tanteando el rollo dub, el drum&bass, el soul viejuno y cierta música electrónica… lo que fuera. Poco a poco los nombres y las definiciones empezaban a perder cualquier sentido y a día de hoy me mola escuchar cualquier cosa que me guste y hasta cualquier cosa que no me gusta me puede acabar gustando. Pongo más atención a cómo me llega que a la forma, y en general cualquier forma en la que se divise un puro hacer buscando la venta y el comercio no conecta conmigo.

Escucho movidas sobre todo mientras curro, tipo exótica, rollo MARTIN DENNY o LES BAXTER, vídeos en la red con sonoridades multiculturales temáticas del medio y lejano oriente, melodías árabes, algo de bailoteo y salseo latino. La putada de escribirte tantas referencias es que una me lleva a la otra y probablemente nunca pare, sobre todo con referencias viejas porque ahora casi no me quedo con los nombres… Fin de la brasa: he viajado mucho de mochilero y me he topado con múltiples y diversas culturas, pero nunca me he quedado atrapado en lo ortodoxo y ni siquiera el hecho de pertenecer a una determinada escena me ha parecido atractivo, pero sí me he arrimado a muchos círculos y he absorbido de infinidad de gentes y de su hacer. Aunque se suele incidir en lo contrario creo que nadie debe nada a nadie, me atrae más la versión del vivir con gratitud por compartir (agradeciendo por lo recibido y lo dado) que la tradición deudora. Y que siga girando la rueda. A día de hoy el concepto música se ha difuminado y lo mismo me da escuchar los coches que dejan entrar su «run run» por la ventana, un mono dándole con un palo a una piedra, viejos discos de música exótica, videos de la red con anónimos probando su instrumento exótico o cualquier músico callejero en el metro. También disfruto mucho, y sobre todo, el silencio.

Acabas de entrar con los Atom Rhumba, con los que seguro que tenías afinidad desde antes, ¿cómo fue la llamada y que tal va siendo la relación en carretera?

Pues mira, no tenía ninguna gana de estar con otro grupo que no fuera el mío, pero con un par de llamadas de teléfono por parte de Rober e Iñigo Cabezafuego y el ánimo que me brindó mi compañera, que es un amor, me animé para suplir a Joseba al menos hasta enero. Total que al final me he quedado fijo y es un gusto, somos colegas y está todo claro a nivel organizativo. Se me hace muy fácil, ha sido muy natural y además no andamos todo el día en la carretera, que es justo lo que no me apetecía debido a mi vida de ermitaño. Con un par de bolos de tanto en cuanto con ellos y el Instro Combo tengo mis dosis de nocturnidad y vida social más que cubiertas.

Posees un mundo muy rico exótico y peculiar, artísticamente hablando, ¿te viene de familia o tu mismo has labrado y alicatado ese mundo?

Supongo que me viene de tropezones en la vida misma, pues en casa y en mi familia nadie hay que se dedique a estos menesteres de tinta y ruido… bueno, mi abuelo materno tocaba el tamboril y la flauta de chico allá por los años 30 o 40 aunque yo nunca le ví más que cuando estaba terminal de Alzheimer, que por cierto: con esos cacharros en la mano era el único momento en que recobraba cierta elocuencia. Cuando murió los heredé yo.

Texto: Kike Turrón & Kike Babas

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