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The Quireboys – Upload (Barcelona)

Por lo que se dice, jugar con cartas marcadas siempre es una ventaja, y en el caso de Spike & Cia llevan ases para repartir en un set milimetrado desde hace lustros sabedores de que tiempos pasados fueron más prósperos, pero que en los que toca vivir la partida está ganada de antemano. Siete perlas del inmaculado “A Bit of What You Fancy” (1990), una abajo u otra arriba según la temperatura de la plaza, para garantizar la “satisfaction” de un respetable que va, y siempre vuelve para corear tonadas de taberna como si de himnos futboleros se tratara (en serio ninguna de las aficiones más cantarinas ha adaptado todavía alguna de estas gemas para animar a su equipo?).

A nuestro Sparrow de andar por casa se le vio incluso más feliz si cabe, y también más pincel que en recientes visitas, recibiendo energía del contacto visual con los que alzábamos el puño disfrutando de unos Griffins de guitarra que volvieron a llegar como puñetazos y una base rítmica de la cantera que jugó a gusto y bien la pelota. Porque de eso trata este tinglado, cada nueva parada vuelve a ser una celebración anual para los amigotes que pudieron asistir, y los que no pudieron, volverán a la siguiente, y si el pretexto es otro pan bajo el brazo como “Amazing Disgrace”, nada desmerecedor del legado por cierto, para qué complicar el asunto si con largar un par de las nuevas es suficiente para no aguar la fiesta.

Bandas que llenan hoy estadios lo tienen meridiano como cantaban alto y claro los O’Jays en “Give The People What They Want” meneando pistas de baile, y esta banda disfruta del presente viviendo del pasado sin disculpas y logrando mayúsculos zapateados sobre el parqué. Ni falta que hace por supuesto cambiar un mínimo el guion para los que si la propuesta no se hubiera confundido en su día con otras de lo más alejadas conceptualmente (o no les sería debida una peli llenabocas como la de los Mötley Crüe?) podrían estar jugando hoy la Premier League. Entonces pudo más la laca que el pañuelo pirata, pero muchos seguiremos en la sex party de los Quireboys aunque sea con un parche en la oreja y un palo en la pata.

Texto: Frank Domenech

Fotos: Xavi Mercadé

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