Encuentros

Luis Albert Segura: El riesgo como combustible

El artista mallorquín deja aparcado un coche ganador como L.A. para probar suerte en una modalidad tan atractiva como temeraria: la carrera en solitario. Muchos son los que lo han intentado y pocos los que han conseguido demostrar que las sombras alargadas no siempre son las más imponentes. Con Amenaza Tormenta (Hook Management, 2019), el fundador de una de las bandas nacionales más respetadas se quita una lujosa indumentaria para comenzar un camino duro y fascinante, como lo son todos los desconocidos. Solo el tiempo dirá si hacerlo desnudo es una liberación o una osadía.

Amenaza Tormenta es un título muy impactante, aunque desolador. ¿De dónde surge?

Pues es curioso, pero desde el primer disco que saqué siempre tengo en cuenta la espontaneidad a la hora de titular. Se me ocurre un título que me gusta y lo apunto. Este se me ocurrió días antes de las tormentas que dejaron Mallorca destrozada, y es entonces cuando consideré que era un buen título. Es verdad que la asociación aquí es negativa, y más tras la catástrofe. Pero, por otro lado, son dos palabras que juntas suenan muy poéticas y presentan una dualidad que puede dar mucho juego. Además, el disco se lanza en abril y ya sabes lo que dice el refrán: “En abril, aguas mil”. Si ha salido este título, ha cogido fuerza y forma y además suena tan bien en castellano, había que apostar por él. Espero que sea una tormenta de esas que son esperadas.

“El cielo se rompe”, primer single del álbum, habla de un fin del mundo basado en “Melancholia”, la película de Lars Von Trier. ¿Qué te transmite un director tan controvertido y visceral?

Fue más lo que me transmitió la película. Me planteó un fin del mundo muy real, dentro de la ficción, con una pausa y una poesía que tenía que aparecer en el disco. Hemos visto mil de fines del mundo, pero nada como esto: una cabaña hecha con ramas que los protagonistas venden a sus hijos como si fuera algo indestructible.

¿El poder de algo tan simple como esa “cabaña de ramas” puede ser una analogía a esta nueva etapa en solitario?

Es posible. Cuando vi esa escena pensaba en que la cabaña ejerce de tabla de salvación, de una especie de fe a la que los protagonistas se aferran. Están desnudos ante el mundo, pero creen en ello porque están desesperados. En mi caso, mi fe se basa en el “dame la mano, que nos salvaremos”. Claro que da respeto el abandonar un tren que funcionaba, pero era un camino que ya estaba establecido y yo tengo claro que el riesgo es lo que nos mantiene creativos. Tocaba hacer un cambio y seguir un rumbo nuevo. No sé dónde me llevará, pero es lo que me mantiene tenso y es lo que necesito.

Ahora que hablas de riesgo, ¿qué es indispensable para arriesgar: conocer tus debilidades o tus fortalezas?

Yo creo que ambas. Sigo en constante proceso de búsqueda de las dos cosas. Es un continuo aprendizaje. Tengo 40 años y para mucha gente puedo parecer mayor, pero yo me siento con ganas de probar y esto era una cuenta pendiente, un riesgo que he ido aparcando porque no me llamaba…

¿Y cuándo te das cuenta de que ese riesgo empieza a llamarte?

Creo que hace un año, más o menos. Ya llevábamos un par de años con la gira de King Of Beasts y a mí cada dos años me salta la alarma de ponerse a grabar disco nuevo, y de repente sentí pereza por volver a repetir el mismo proceso. He grabado en estudios donde ni soñaba grabar y he trabajado con gente que me ha abierto la mente de una forma inimaginable, pero me faltaban cosas por hacer y esto era una de ellas. Nadie se esperaba que hiciera eso tras un disco que cerraba un círculo. Pero era así, prefería pasar hambre que comerme ese rico plato que estaba preparado y listo para ser degustado.

Pero decides pasar hambre sabiendo que puedes volver cuando quieras a ese jugoso plato…

Sí, pero esto no deja de ser una aventura que requería dedicarle tiempo. Yo no sabría llevar dos proyectos paralelos como L.A. y una carrera en solitario, más cuando he cambiado de idioma, de banda, de agencia de representación… tengo mil temas pendientes como para pensar que si esto no funciona vuelvo a lo que era L.A. Es un camino que he tomado con decisión y quiero saber dónde me lleva, y si no sale bien, ya veré qué me pide entonces el cuerpo y la mente.

Cómo has dicho, has hecho un cambio radical. ¿Puede ser una losa el obligarte a tomar un camino que nada tenga que ver con L.A.?

Puede ser una losa si lo fuerzo, pero en mi caso, intenté facilitarme el camino montándome un estudio en casa, porque sabía que iba a meterme dentro y ver qué pasaba. Me habían salido dos canciones en castellano en 20 años de carrera y esta vez quise facilitarme el terreno y ver que empezaban a salir cosas. Me he dejado llevar y suena diferente porque el idioma me ha llevado a que suene diferente. Al principio, sí que me aconsejaron que escuchara mucha música en español, pero no quería sentirme obligado a hacer nada con este proyecto. No quiero que suene forzado, porque el público no es tonto. Si intentas vender algo que no es real, la gente se da cuenta. Por tanto, en mi caso creo que era doble riesgo, porque además había mucha gente que estaba esperándome con la escopeta cargada. Pero he escuchado a los Beatles, a los Rolling Stones o a Bowie más que nunca porque es lo que quería. Esa es la intención de este disco, que suene fluido y libre de ataduras, y creo que cuando el oyente lo pueda escuchar entero, se dará cuenta de que esto es Luis. Y entonces habremos ganado.

Ahora que puedes opinar con conocimiento de causa, ¿qué te parecen esos líderes que graban un disco que podían sacar en solitario pero que prefieren usar el nombre de su banda? Ese falso riesgo como el de alguien que se independiza, pero con el dinero de sus padres…

Yo aplaudo todo riesgo y creo que los artistas tenemos la sensibilidad para ello. En mi caso es así, he puesto realidad en lo que he hecho. Se me aconsejó en un momento dado que esto fuera un disco en castellano de L.A., pero ya me veía en esa tesitura del riesgo sin ser riesgo, como dices. Ya no tengo 20 años y no me siento cómodo en ese confort. Afronto un riesgo y voy a muerte con él. Podía haber hecho lo que sé que es exitoso y tirar sobre seguro. Creo en la evolución de las bandas y los proyectos y lo mío es una constante exploración. Eso enriquece la propuesta y hay que dejar que fluya.

Y ya para cerrar. ¿Qué es más complicado: desprenderte de la voz de L.A. o encontrar una nueva voz como Luis Albert?

Pues como no he forzado nada, no sabría qué decirte. El mismo idioma me ha hecho cambiar de forma natural. Tengo el móvil lleno de demos y cuando las he escuchado me veo emparentado con otros artistas que en la vida me habría visto relacionado. No ha sido nada difícil para mí hacer este cambio, pero supongo que el hecho de escuchar canciones en inglés te hace querer cantar así. Es una especie de mitomanía que existe con los artistas internacionales. A mí me pasaba cuando escuchaba a Eddie Vedder o a Layne Staley. Claro que quería cantar como ellos, con esa personalidad y esa pasión. Pero, si te paras a pensarlo, existen ese tipo de voces aquí, en España. Es solo cuestión de escucharlas con atención e intentar que provoquen algo en ti.

 

Texto: Borja Morais

Foto: Patricia de los Ángeles

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