Encuentros

William Tyler o cómo contar muchas cosas sin palabras

William Tyler Goes West (Merge/Popstock!, 2019), además del título de su cuarto disco, es el resumen de su última mudanza. Efectivamente, el ex Lambchop se marcha de Nashville y se asienta en Los Ángeles con el escaso equipaje de una guitarra a la que ni siquiera le acompañan unos versos. El músico sureño tiene el reto de describir sin palabras el profundo paisanaje americano del siglo XXI; la burbuja polvorienta del Paris –Texas post Wim Wenders. Una atmósfera de caliza, calvinistas y torbellinos a lo lejos narrados con especial calma, que demanda cierto bagaje al oyente y se engarza con otros tonos allende el Americana. Ponemos conferencia a California para escuchar su voz e interrogarle sobre este revisitación de la constitución estadounidense.

Es un tiempo interesante para ser americano. Hay diferentes culturas dentro país, lo que nos hace ser más abiertos y progresistas. ¿Cómo ha cambiado tu forma de componer en función del cambio de residencia intra sur? El nuevo contexto social influyendo en tu forma de ver las cosas y, por tanto, de trabajar.

Buff… Buena pregunta. Es mi trabajo. Honestamente, no lo sé; pero las diferentes localizaciones son ajenas a la música…, hacer música es básicamente tener conversaciones contigo o cualquier persona en el mundo; es, en mi caso, intentar decir sin palabras muchas cosas, comunicar lo que sientes, y siempre muy abierto a la interpretación….

Oscilas entre el optimismo y pesimismo. La secuencia de canciones no es deliberada. No necesariamente. La primera y la última, en todo caso si tienen un porqué de su ubicación, pero no hay una narrativa. La excepción puede ser la última canción (<<Our Lady in the Desert>>), que es más optimista, quizá la más western del disco. No sé si eso significa una nueva dirección de mi carrera.

Has colaborado con Bill Fraser precisamente en esa pieza. ¿Buscabas el equilibrio entre la veteranía y la juventud?

Sí, ha sido muy importante para mí. Fraser es una de mis grandes influencias. Gente inspiradora, sin duda, como Tucker Martine, el productor. ¿Exiges más al oyente siendo instrumental y además, siendo más acústico que eléctrico? No es mi objetivo, en definitiva. Las composiciones más complicadas puede suponer un reto para al oyente, un compromiso con él debido a este tipo de música, donde no se demanda el mismo tipo de atención

A pesar de ser tan joven, siempre te has caracterizado por ser el escudero de distintos líderes en diferentes grupos. ¿Estás ahora en otros proyectos paralelos?

No. Silver Jews no están activos desde hace un tiempo y hace muchos años que no estoy con Lambchop, ya no soy miembro de la banda. Eso sí, colaboro con diferentes personas de manera regular y eso es bueno para mi background. Es muy enriquecedor tocar con distinta gente.

Tienes casi 40, ¿crees que es una edad para ser más pesimista o escéptico con el mundo que nos rodea?

Probablemente veo las cosas con más escepticismo pero intento ser abierto viviendo mi vida. Me rodeo de mucha gente más joven que yo, y efectivamente, es más optimista, pero lo importante es mantenerse joven siendo crítico. Estoy abierto a muchas posibilidades.

 

Texto: Álvaro Fierro

Fotos: Chantal Anderson

 

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