Encuentros

Dani Nel·lo & Los Saxofonistas Salvajes, pon a salvo tus oídos ¡los honkers están de vuelta!

Dani Nel·lo se vuelve a aliar con Dani Baraldés (guitarra), Hector Martín (guitarra y guitarra barítono), Matías Míguez (bajo), Anton Jarl (batería) y Albert Sabater (percusión), para contratacar con Los saxofonistas salvajes. Vol. 2, una nueva reivindicación del saxo como primer aullido y piedra angular del rhythm & blues y el rock. Este viernes soplarán a gusto esta misma noche en la sala el Sol de Madrid y mañana Nel.lo hará lo propio al frente de Mambo Jambo Arkestra en el Teatro Principal de Bdalona dentro del Blues & Ritmes festival.

Antes de centrarnos en ese aullido primigenio que encendió la mecha del rock & roll, y que has vuelto a investigar y rescatar en un segundo volumen, junto a tu grupo de detectives honkers particular, Los Saxofonistas Salvajes, tengo que felicitaros a Los Mambo Jambo por vuestro reciente décimo aniversario y ese “Arkestra” (2018) que aún está al rojo vivo.

¿Cómo recuerdas aquellos inicios en clave burlesque que representabais semanalmente en el Apolo?

Fueron días de máxima intensidad. De hecho, creo que ahí empezamos a crear una manera de funcionar y trabajar que hoy en día seguimos practicando. Se trata del movimiento constante, de la actividad incesante que genera más energía y más movimiento. En el «Taboo» tuvimos un marco ideal para desarrollar el Sonido Jambofónico. Fue un banco de pruebas muy exigente, piensa que nuestra participación era entre burlesque y burlesque, teníamos que arrasar en cada tema que tocábamos. Después esta exigencia la trasladamos a todo el repertorio fuera del «Taboo»: ni un tema de relleno, todo esencial, todo a muerte.

¿Cuál dirías que fue el punto de inflexión tras el que, el cuarteto sintió esa energía explosiva de moldear el género, componiendo y creando el sonido “jambofónico” que hoy, diez años después, os define como una de las propuestas más genuinas y electrizantes del rhythm & blues nacional?

Los directos. Cuando empezamos a ver lo que pasaba tanto arriba como abajo del escenario. Notamos que era una energía diferente a la de otros proyectos. La intensidad que imprimíamos en el show nos era devuelta por el público y aún sigue siendo así. Esto fue en crescendo hasta que fuimos a México por segunda vez, allí el fuego que hacíamos arder junto al público notamos que nos podía quemar, que potencia sin control no es eficaz. Empezamos a trabajar para tener energía, pero cuidar la precisión musical. Este trabajo tuvo sus frutos en «Jambology», que creemos que fue un paso importante, tanto en composición como en arreglos.

Del cuarteto oficial, habéis pasado para la ocasión a quinteto, con la guitarra rítmica y barítona de Héctor Martín, hasta llegar a 16 músicos sobre el escenario, con una sección de metales que escupe fuego y que, siendo una big bang total, huye del clásico concepto de orquesta swing, ondeando la bandera pirata de la Sun Ra Arkestra y navegando en un mar anárquico, sello indiscutible de la casa. ¿Cómo estáis organizando esta bendita locura en directo y cómo ha sido el primer contacto con el público? ¿Qué les espera a los afortunados que puedan asistir a estos irrepetibles shows?

La premisa para este proyecto era no repetir la misma fórmula, no volver a hacer el mismo proceso que en «Jambology». Queríamos algo especial para nuestro décimo aniversario. Un día barajando posibilidades saltó la idea de trabajar con una formación grande y se nos iluminó la cara. Empezamos a fantasear de como sonarían algunos de los temas ya compuestos con el apoyo de todos los vientos. Dicho y hecho: Nos encerramos en el local a planificar el trabajo y a darles la vuelta. Luego Ivan (Kovacevic), trabajaba los arreglos al detalle, ya que tiene conocimiento pleno de cómo funciona la maquinaria de una big band. Después vinieron los ensayos con todos y a grabar. Fue un proceso complejo pero estimulante, divertido. Una de las premisas era la de no perder ni un ápice de fuerza, sino todo lo contrario y creo que lo hemos conseguido. El directo de “Los mambo Jambo Arkestra” es como surfear una ola gigante con todo lo que eso conlleva.

Pausamos a Los Mambo Jambo y ahora, sin pausa, vuelves a destapar el tarro de las esencias de los Honkers en Los saxofonistas salvajes. Vol. 2. ¿Has pensado en contratar un doble o dos, para poder llevar adelante el año de directos que te espera? ¿Cuál es tú secreto?

Pensamos en guardar el segundo volumen de Los Saxofonistas Salvajes para después del verano, pero me quema en las manos ¿Por qué esperar? La vida es corta y si ya tienes el disco grabado, es ahora cuando es vigente para ti y los tuyos. Necesitaba hacerlo de esta manera y creo que los dos proyectos son compatibles. Los dos han estado grabados con igual intensidad. Más que secreto, creo firmemente que, si haces las cosas con pasión y con voluntad de divertirte, acabas llegando al público. También creo que si grabas y piensas los discos como a ti te gustaría encontrarlos y llevártelos a casa, estás haciendo algo honesto y con voluntad de compartir tu viaje musical.

En la primera entrega de Los Saxofonistas Salvajes, saboreamos la esencia de una época dorada de la música, cuando del jazz, brotó salvaje el rhythm & blues. Pusiste el foco en esos grandes saxofonistas que brillaron a la sombra de Sam Cooke, Fats Domino, Duke Ellington o Little Richard. De Illinois Jacquet a Willis Jackson, pasando por Big Jay McNeely, King Curtis, Arnett Cobb o Lee Allen. No solo reivindicabas el saxo, si no una manera de tocarlo, un estilo más duro y directo, más visceral y subversivo…

Si, definitivamente creo que estos saxofonistas aportaron una energía y una manera de hacer imprescindible para la creación de un nuevo lenguaje, una nueva manera de hacer música, que desembocó en la creación del rhythm & blues y posteriormente el rock & roll. En el declive de las big bands de swing a finales de los años cuarenta, ya sea por la crisis económica del momento o por las nuevas necesidades del público, aparecieron una serie de formaciones lideradas por saxofonistas que empezaron a practicar estilos más duros y a la vez más frescos. Cuartetos, quintetos que iban a lo esencial, sin tanta sofisticación y que empezaron a gustar tanto a blancos como a negros. Se empezaban a romper barreras raciales. Estos saxofonistas gritaban con sus instrumentos y podían acabar sonando como “bocinas de coche”. Así empezaron a llamarles “honkers”. A estos se le sumó una puesta en escena desinhibida y salvaje que convertía los conciertos en momentos de catarsis colectiva. Había prendido la mecha.

¿Por qué es tan importante para ti esa tradición? ¿Qué hace que te sientas deudor y eslabón contemporáneo de esa saga de músicos?

Veo un linaje musical en esta tradición y me identifico con él. Siento que está poco reivindicada y me siento bien reivindicándola. A pesar de ser un fenómeno musical de mediados del siglo XX y a pesar de nacer como fenómeno local y localizado en los EEUU, ha acabado siendo un fenómeno global. Tanto que, un chaval de Barcelona a mediados de los 80 quisiera dedicarse a tocar en la misma dirección. Es interesante, si sigues la vida musical de King Curts o Nobble Watts, puedes seguir los pasos de la historia de la música negra: del rhythm & blues al rock & roll, al soul e incluso el funk.

El homenaje a los honkers continúa en el flamante Los Saxofonistas Salvajes Vol.2, donde vuelves a demostrar que la tradición y la pasión son los ejes fundamentales por los que crece, con sello propio, tu música. ¿Cómo ha sido el proceso de selección y adaptación de los temas? ¿Ha cambiado algo con respecto al modus operandi del disco anterior?

No ha cambiado mucho del primero al segundo. Creo que los dos van un paso más allá del homenaje. Investigando y profundizando en el «saxofonísmo salvaje» he ido desarrollando mi propia voz, mi propio lenguaje y lo mismo pasa con la banda. Hemos logrado un sonido propio e identificativo.

El proceso de búsqueda y selección se ha basado básicamente en lo emocional. Cada uno de los temas son una gema, un diamante que al menos a mí, me hacían cosquillas cada vez que los oía. Piensa que vengo coleccionando discos de saxofonistas desde que tenía catorce años. Esto hace que tenga muchas referencias que me ponen, que me excitan y que en uno u otro momento he tenido ganas de tocar. Por otro lado, después de grabar el primero, me habían quedado fuera bastantes temas… Los suficientes como para grabar más.

Ahora, lo más importante ha sido, tanto en el primer como en el segundo volumen, aportar a los temas algo significativo. Volver a grabar temas que ya estaban grabados y muy bien grabados, sin aportar nuevas ideas, no tiene sentido. En cada uno de los cortes, hemos añadido o modificado algo para sentirlos como propios. Hacerlos de una manera personal.

Te vuelves a rodear de una banda all-star que aúna algunos de los mejores músicos de rhythm and blues, jazz y rock’n’roll del país, Pere Miró (Saxo Barítono), Dani Baraldés (guitarra), Hector Martín (guitarra y guitarra barítono), Matías Míguez (bajo), Anton Jarl (batería) y Albert Sabater (percusión). ¿Qué se va a encontrar en directo la gente que no te haya visto con esta formación y en qué se diferencia de otros proyectos tuyos sobre las tablas?

Si, estos seis músicos me han apoyado desde el inicio del proyecto y sí, yo los considero de los mejores de todo el estado. Con Dani (Baraldés) vengo tocando desde hace más de veinte años y creo que ahora mismo está a un nivel altísimo. Héctor le va a la zaga; creo que es uno de los guitarristas con más proyección de los últimos tiempos. En Pere (Miró) he encontrado un aliado saxofónico ideal. Con él hemos trabajado los arreglos. En cuanto a la base rítmica no se me ocurre nadie mejor que Anton (Jarl), Albert y Matías. Con él, hemos hecho un trabajo de investigación interesante hasta encontrar un sonido de bajo muy particular. A caballo entre el contrabajo y el bajo eléctrico. A parte he contado con la colaboración en la voz de Jonathan Herrero, cantante de A Contrablues y a mí parecer, una de las mejores voces de este país ¡Un tipo con un don especial que tenéis que descubrir! Con él grabamos «There’s Something On Your Mind» en homenaje a Big Jay McNeely, que como sabes, nos dejó el pasado septiembre.

Has tenido la suerte de conocer y compartir escenario con algunos de tus ídolos, como el gran y tristemente desaparecido, como apuntabas, Big Jay McNeely ¿Qué es lo que más te sorprendió? ¿Qué anécdota se te viene a la cabeza?

El encuentro con Big Jay fue increíble, aunque me dejó un regusto agridulce. Me hubiera gustado tener más tiempo que compartir. Fue muy rápido y él estaba muy mayor. Vino al Rockin´Race de la mano de Guille Pou, luego lo trajimos a él con el malogrado armonicista Mark Tortoricci. Venían cansados del concierto y nos metimos directo al estudio de grabación. Sí, grabamos algunos temas, pero el resultado tampoco fue espectacular. Quizás tenía demasiadas expectativas.

Esto no quita que disfrutáramos de su sonido y su carisma, que no había perdido, por supuesto. Creo que es uno de los sonidos de saxo tenor más grandes que he oído nunca. Cuando tocaba delante de ti, no podías ni pensar. Creo que la gente lo tiene como un bruto del saxo, pero os digo que tocar como tocaba él, es muy complicado. Tenía un lenguaje único y en cuanto sus disciplinas escénicas, todos los saxofonistas de rock&roll somos deudores de su estilo. Sin duda es el Rey de los Honkers.

Si el sonido del saxo fue la primera voz de rebeldía sónica contra el sistema musical establecido, rompiendo barreras raciales y sociales, eclosionando como agente desinhibidor de eterna juventud ¿Por qué crees que perdió ese lugar central, que poco después ocuparía la guitarra eléctrica en el rock?

Quizás se abusó de su sonido y de su rol en la música popular durante una época. También creo que hacer sonar un saxo con un mínimo de garantías exige un nivel de práctica diaria que muchos jóvenes nos estaban, ni están dispuestos a asumir. No estoy diciendo que la guitarra sea más fácil, pero sí que creo que es más asequible conseguir unos mínimos de inicio para tirar adelante.

Por otro lado, creo que puede que no esté en el centro de las bandas, pero hay estilos musicales en los que el saxo es y sigue siendo imprescindible. Un grupo de soul, de ska, de funk o de rhythm & blues es difícil de imaginar sin un saxo.

Con casi 35 años de experiencia y pasión saxofónica, y una actividad musical que algunos tendrían que vivir varias vidas para acercarse a tu ritmo ¿Cómo ves el panorama saxofonístico hoy en día? ¿Qué grupos de presente y futuro nos recomendarías?

Lo que me alegra ver es que muchas formaciones contemporáneas cuentan con saxo: JD McPherson, Nick Waterhouse, James Hunter o Leon Bridges, por nombrar algunos. Y también en nuestro país con The Limboos, Los Torontos, Saxos del Averno, Big Jamboree, etc.

Creo que es un buen momento para el instrumento junto al rhythm & blues y al rock & roll. A parte, hay un nivel muy bueno de solistas, como Dani Pérez, Dani Niño, Per Miró, Dani Herrero, David Carrasco, etc. Y a nivel internacional también están el carismático Ray Gelato, Sax Gordon, Greg Piccolo (ex-Roomful of Blues), Mando Darame (Royal Crown Revue, Nick Waterhouse), Drew Davis, etc.

Si alguien que empieza a practicar saxo tuviera alguna duda de los poderes mágicos de este instrumento, ¿qué piezas le recomendarías que escuchara para que saliera de dudas y soplara más fuerte que nunca?

Uno de los temas que me hizo coger el saxo fue el «Memphis Soul Stew» de King Curtis. Lo encuentro tan expresivo y orgánico, que ningún amante de la música puede resistirse a esa pieza. Depende un poco lo que te guste: Si tiras por el soul, con K.Curtis, Noble Watts, Rusty Bryant y J.R Walker es lo suyo. Si tiras por el rhythm & blues, Clifford Scott y Red Prysock. Si te gusta el rock & roll de Little Richard o Fats Domino, Lee Allen y Herb Hardestry son tus hombres. Hay muchísimos solistas interesantes y si te metes un poco, encuentras músicos que te acompañarán de por vida. Claro, si buceas un poco más profundo, encontrarás un montón de singles apetitosos y capaces de destrozar cualquier pista de baile, que no han sido ni reeditados ni aparecen en ninguna recopilación.

Y si no encontraron espacio muchas canciones en el primer disco de Los Saxofonistas Salvajes, seguro que otras tantas joyas se han quedado fuera de los surcos de este último Vol.2… Quién sabe, puede que tengamos la suerte de que vean la luz en un Vol.3. y sigas alargando la vida de más canciones. Mientras tanto, ¿Qué tema descartado nos recomendarías y por qué, para que sonara tras el punto final de esta entrevista?

Uno de los que se quedó fuera fue «Snake Eyes» de King Curtis. En la grabación original también participaba Noble Watts. Lo hemos tocado tanto en directo que, reconducirlo en la grabación, se hizo complicado. Eso es una de las cosas buenas del saxofonísmo salvaje, nunca sabes cómo van a acabar los conciertos y los temas. Realmente nos dejamos llevar e intento no perder nunca esa sensación de excitación que sentía en mi adolescencia al escuchar a estos músicos. Esas chispas en el pecho que espero poder seguir compartiendo durante mucho tiempo.

Es difícil decir cuál va ser el próximo proyecto ahora mismo, ya que, entre el nuevo disco de Los Mambo Jambo y el segundo vol. de Saxofonistas Salvajes, tenemos mucha tela que cortar en directo. Lo más cercano es que me pongo a la producción de tres discos de grupos que me gustan, como Sick Boys, The Ramblers y Tro. Mientras vamos componiendo para los próximos trabajos.

Texto: David Pérez Marín

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contacto: jorge@ruta66.es
Suscripciones: suscripciones@ruta66.es
Consulta el apartado tienda