El último lanzamiento de Alondra Bentley acaba de ser nominado a Mejor Disco Europeo de IMPALA (Asociación Europea de Compañías Musicales Independientes). Poco antes de conocerse esta noticia, que acerca un poco más al Solar System (Mont Ventoux, 2019) de esta artista británico-española a una posición de reconocimiento (que ha ido ganando poco a poco, con el trabajo que Alondra demuestra y presume, a base de directos), nos reunimos con ella en una cafetería de Madrid para hablar de un disco que brilla por su detallismo, cuidado y mimo a cualquier mínima expresión. Un trabajo para repasar, releer e incluso estudiar y que nace de la alquimia de una mente concentrada, no en la expresión de un momento concreto, sino en una búsqueda fría a la par que apasionada por el sonido perfecto.
Cuando estaba escuchando tu disco y preparando la entrevista, tenía la sensación de que no era el típico disco que se hace porque te ha dejado alguien y necesitas desahogarte. Que era más como una tesis, o un ensayo. Como un disco de una persona muy “empollona”
Cuando iba al colegio, mis padres eran bastante artísticos y bastante hippies…
Tu padre es poeta y tu madre es pintora, ¿no?
¡Sí! E iban bastante en contra de todo. Y mi madre, por ejemplo, no quería que hiciéramos deberes de pequeñas, porque decía que teníamos que disponer de nuestro tiempo y tal. Y yo hablé muy seriamente con mi madre y con mis profes y les pedí que me pusieran deberes, porque yo los quería hacer. Porque me encantaba hacer deberes.
La única niña del mundo a la que le encantaba hacer deberes.
Sí, sí. Me encantaba. Además los hacía varias veces, los pasaba a limpio…
La verdad es que me siento muy identificada, en realidad.
Mi madre dijo, ¡por supuesto! Si estás así de mal de la cabeza…
Sigues siendo muy currante ahora. He leído que pasas la semana aquí para trabajar, pero los fines de semana te vas a grabar fuera. Que no quieres dejar de trabajar para que no baje la calidad de tus discos, en cuanto a producción (que suele ser lo más caro).
Sí, porque realmente ha habido momentos de mi carrera en los que yo he podido vivir de la música perfectamente. Pero, dicho esto, también pasa que si tu caso es como el mío, y tú eres la persona que buscas cómo vas a financiar tus discos y estás muy cerca también de cómo se financia todo tu proyecto, si lo vives de una manera muy cercana, tienes que ser muy consecuente. Si el disco que tienes en la cabeza es un disco ambicioso artísticamente hablando, eso se traduce en dinero. Es caro. Es caro grabar un disco con arreglos de cuerda, con determinados acabados, al fin y al cabo. Lo que es cierto es lo que dice todo el mundo: “hoy en día es super fácil grabar un disco, lo puedes hacer en casa, lo puedes publicar de mil maneras, no tiene por qué ser formato físico..”, etc. Dicho eso, si tu decisión, como es la mía, es hacer un disco que no es el más fácil de producir ni de grabar y lo quieres publicar en formato físico y quieres cuidar las cosas y quieres hacer un determinado disco (que para mí es lo más importante, porque es lo que queda, el disco), entonces no vale decir “lo grabo en mi casa con el Garage Band”. Para mí, no. Porque ese no es el disco que tengo en la cabeza que quiero hacer. Si llegara ese momento, pues mira qué fácil. Pero no es así. Para mí, grabar el disco es la finalidad.
Aunque en este caso, el disco también ha contado con la ayuda de tu sello, Mont Ventoux.
Sí, es un sello pequeño en el que intentamos decidir entre todos. Dicho esto, siempre intento pensar el disco como si tuviera que hacerlo yo sola.
Bueno, supongo que también el hecho de no dejar el trabajo que tienes es porque te gusta. Te gusta trabajar con niños. De hecho, incluso has grabado un disco para niños, “Songs for children”.
Me gusta el trabajo que tengo de lunes a jueves. Que es cuando estoy con niños pequeños. Y luego, viernes, sábado y domingo estoy fuera de Madrid casi siempre, a no ser que me pille aquí. O bien en Valencia, ensayando, que es donde tengo los músicos, o sino tocando por ahí, o grabando o lo que sea. Mi semana está compartimentada así y de momento me funciona esta organización.
Veo que lo tienes todo muy pensado. Se te ve una persona muy segura de sí misma, con mucho control.
Yo creo que, en cierta medida, nunca estás totalmente en control. Porque siempre hay mil cosas que no puedes decidir a la ligera. Es que además, si eres una persona impulsiva (y yo lo soy), pues acabarías tomando decisiones drásticas muy a menudo.
¿Te ha dado por ahí alguna vez?
Síi (risas). Decisiones importantes. “¡Lo dejo!”, cosas así. “¡Me mudo de ciudad!” Tampoco mucho. Tampoco soy una persona que haga las cosas a lo loco. Pero sí que creo que es importante preguntarte si te estás dejando llevar o si estás haciendo algo porque lo quieres hacer o porque lo necesitas hacer. Que también pasa. Hay veces que tienes que reconocer que el trabajo que tienes es una necesidad, también. En nuestro contexto, posiblemente seamos personas más libres de lo que pensamos, pero también tienes que ser consecuente. No tenemos libertad total.
¿Tú has tenido libertad total en este disco, de hacer lo que te diera la gana?
No. Bueno, quiero decir. No libertad total. Contando con las limitaciones que tenemos, el disco que tenía en la cabeza es el disco que he hecho. Que para mí es lo más difícil. Porque el espacio que hay entre lo que te imaginas y luego lo que queda, lo que se materializa, es un espacio en el que puedes ir en mil direcciones. Entonces, en el sentido artístico, sí. Ha sido el disco que me he imaginado y, al fin y al cabo, la imaginación es libertad. El disco que me he imaginado es el que he hecho. Y parte de haber conseguido esto es también del productor, Jaci Carasueño. Él ha sido como el traductor simultáneo conmigo misma y también con cómo quiere sonar.
Qué suerte haber podido dar con alguien así.
Es muy difícil, pero es importante. Porque puede acabar sonando a otra cosa que no es lo que tú estabas buscando. Por ejemplo, con Resolutions, el disco anterior, que lo grabé en Virginia, en EE.UU, yo a él no lo conocía apenas. Entonces estuvimos mandándonos emails y playlists y cosas para conocernos un poco musicalmente. Y que por ejemplo, a lo mejor, cuando tú dices un término, “este tema lo vamos a hacer más orgánico”, saber qué quieres decir con eso exactamente. Porque, a veces, las palabras significan cosas muy distintas. Las usamos de manera muy distinta. Creo que eso es importante, cuando trabajas con un productor, o en cualquier ámbito laboral.
Encontrar a alguien que te entienda, en cualquier sentido, es muy complicado.
¡Es muy complicado! Y tú confías en que lo que tú estás visualizando en tu cabeza lo entiende igual la otra persona, y a lo mejor no. Por eso es importante hacer primero nuestro diccionario, el nuestro. Que tú sepas que cuando yo uso esa palabra, quiero decir esto. Y eso ha sido importante. Hablar. El Whatsapp es un ejemplo perfecto, porque siempre parece que hay mal rollo. (Risas).
¿Eres de usar muchos emoticonos?
Igual abuso (risas). Mi primo dice que abuso del emoticono.
Te lo pregunto porque leí hace poco que te considerabas naif. Pero que te habías negado a volver a hacer canciones de pajaritos, por así decirlo.
Sí, eso es un poco la autoparodia que somos todos. Cuando eres músico, o artista. Que te acabas convirtiendo en una especie de autoparodia. “Ay, mira, el folk, los pajaritos”. Y te pones un lazo en el pelo.
En este disco, muchas de las canciones están basadas en situaciones cotidianas, muy humanas, a pesar de que estás hablando del sistema solar.
El disco va un poco por ahí, no vas desencaminada. Lo que pasa es que el título del disco lo elegí porque quería hacer una especie de nota recordatoria como diciendo una cosa muy obvia, que todo el mundo sabe, hasta los niños de infantil a los que doy clase: estamos viviendo en un universo en el que hay un sistema solar que son planetas que giran en torno al sol, y uno de ellos es el planeta tierra. Entonces, esa cosa tan obvia, no la piensas en tu día a día. Piensas que tienes que hacer la compra, que tienes que comer… estás como pensando en lo mundano y dejándote llevar por una serie de cosas que, a lo mejor, en ese momento parecen gigantes y son importantísimas, y que te pueden generar hasta ansiedad y estrés, y hacerte sentir infeliz. Pero, si paras un momento y piensas dónde estás, a lo mejor se reordena esa angustia, esa ansiedad. En realidad, todo lo que nos rodea es bastante alucinante, que es una frase muy naif, pero son cosas importantes. Yo creo que te ayudan a reordinar tus prioridades y a relativizar las cosas, porque yo creo que hoy en día tenemos muchísima angustia, muchísima ansiedad. Todo el mundo de mi generación, mis amigos… en comparación con mis padres, tenemos muchísimas ansiedades. Y yo creo que es porque vamos muy rápido. Que nuestra sociedad nos lleva así, Y eso te genera ansiedad, infelicidad… por eso pensaba que era una cosa sencillísima, pero importante, hablar del sistema solar (risas).
¿En qué momento empiezas a reflexionar acerca de todo esto?
No sé cuál fue el momento exacto, pero sí que una cosa que te aporta trabajar con niños es que ellos están descubriendo muchas cosas por primera vez, entonces yo por ejemplo, todos los años, les cuento lo que es el sistema solar. Y cuando se lo estás contando a alguien que lo escucha por primera vez, de repente te da una torta en la cara el hecho de decir “es verdad, esto es verdad”. Y hay veces que los niños te ayudan a eso.
Hablas del sistema solar, pero yo lo que más he visto es el sol.
El sol está en casi todas sus facetas. Esto no fue adrede, lo vi a posteriori. Pero yo creo que lo que haya tanta mención al sol, y a la noche y al día, el atardecer… es precisamente porque es desde la visión de alguien que vive en el planeta Tierra. Es como reparar un momento en qué es el día y qué es la noche y cómo te afecta ese ciclo y qué significa. Identificar que la noche, en realidad, es cuando estás siendo capaz de ver el universo. Y el día es como tener un techo azul. Este tipo de cosas que hemos oído miles de veces, pero redescubrirlas.
Texto: Elena Rosillo
