Oficialmente es un álbum, sin embargo por el escaso contenido —siete canciones más un prescindible instrumental— la clasificación más acertada sería definirlo como EP. Dejando al margen esta particularidad, estamos ante otro estupendo trabajo que, como anteriores, es un descriptivo libro de su vida: Johnny Casino suele recurrir a la música como fuego purificador, desde abrir la caja de las emociones hasta reflexionar sobre su pasado. Aunque reside en España, fue grabado en Australia hace tiempo, en el estudio de un viejo amigo: Kent Watt, guitarrista durante unos meses de Asteroid B-612. Estructurado fiel a su estilo, esto es, un núcleo permanente que participa en todos los temas —el bajista Martyn Casey (Volcanics, Datura 4, Drones) y el baterista Warren Hall (Nick Cave, Triffids, Grinderman)—, más un lujoso plantel de invitados, Casino dibuja un puñado de viñetas policromadas que van desde la melodía impecable («You Can’t Give It Away»), al riff pegadizo («Temptation») y la sosegada inquietud («Ghosts in Your Mind»). El llamativo abanico sonoro al que recurre (power-pop, soul, rock en su expresión más sencilla) demuestra lo complejo que es encasillar su música. Es un artista con mucho magnetismo y efectivo: no desperdicia notas y los arreglos son los justos para disfrutar. ‘’Bebes del pozo mientras meas en el río’’, dice en la mencionada «You Can’t Give It Away», un colofón también aplicable a los que pierden el tiempo escuchando solo bandas de primera fila cuando la historia del rock’n’roll la hicieron grande los de la retaguardia.
MANUEL BETETA
