La vida no ha tratado bien a Donnie Vie. Pero tampoco es que Donnie haya hecho mucho por enderezar esa mala suerte. Crápula, perdedor, adicto a lo que no está escrito… Aún y con todo es imposible no admirarle y sentir cariño por lo que representa, pues es posiblemente el último de una raza no ya en extinción, sino fulminada por la industria. La última vez que le vi en persona fue en Rocksound y en cada gesto podías ver cada una de sus marcas, esas cicatrices poéticas que han marcado su vida: el alcoholismo, el pasado glorioso que no lo fue tanto —nadie entendió a Enuff Z Nuff en sus días de gloria, es un hecho—, el desastroso desarrollo de su carrera solista, el talento innato para crear composiciones hermosas y para meterse en líos… ‘’¿Cómo te encuentras de tu pierna?’’, le espetaron unos fans a la salida del bar cuando le vieron con un bastón y andando torpemente. ‘’Perfectamente. Lo llevo solo para cobrar de la seguridad social en América’’. Ese es el tipo. Nunca sabes cuando dice una verdad.
Anunció que el White Album —fabulosa colección de canciones solo mermada por el cutre sonido— de hace cinco años era su última obra y aquí está de nuevo, con el que posiblemente sea su mejor álbum en décadas. Porque Beautiful Things es todo lo que le puedes pedir a un tipo como él. Canciones desgarradoras, melodías que perdurarán, una interpretación vocal cruda y descarnada, detalles de artesanía pop aquí y allá… El tema título te trae de vuelta la grandeza de los dos primeros discos de su antigua banda, luego aparece con «Plain Jane» y te hace pensar si no es el mejor tema de power-pop que se ha escrito en el nuevo milenio. «I Could Save the World» pone de manifiesto que muchas de sus composiciones están fabricadas para sonar en estadios y no en bares frente a cincuenta fans. En «Fallin’ Through the Pages» no puede evitar rendir tributo a sus grandes héroes (Beatles, Cheap Trick, Ramones, etc.); es algo que nunca pudo evitar a lo largo de su carrera: el tomar prestada alguna pincelada aquí y allá. ¿Y? Cuando escuchas «Breaking me down» te olvidas de ello y te resignas a disfrutar.
Ojalá este disco le sirva para volver a enderezar su carrera. Ojalá aquellos que siguen buscando la melodía impecable echen un oído por aquí. Me temo que todos esos ‘’ojalá’’ serán solo condicionales, pues el disco lo acabarán escuchando los pocos que siguen su carrera. Es una pena. Porque si hablamos de música buena, aquí hay muchísima. De la mejor que se ha facturado en largo tiempo.
SERGIO MARTOS