Perennemente encadenados a una obligada condición subterránea dentro del underground, no levantan cabeza Cave en lo que respecta a un mayor conocimiento popular. Ni siquiera coincidiendo sus principios musicales con estilos en boga: psicodélicos por definición, aportando puntualmente un original toque funky a sus largos desarrollos, que ambos estilos estén de moda hasta el hastío no les ha valido para ser reivindicados más que por una mínima porción de oyentes. Quizás sea voluntad propia, la de no levantar la cabeza de sus instrumentos como escenifican en sus magnéticas presentaciones en directo, ellos siguen a lo suyo, completamente al margen de modas y corrientes. Si es cierto afirmar que Allways no es su mejor disco, también lo es asegurar que este es otro interesante paso de una carrera musical que no sabe más que de ir hacia adelante como ciega apisonadora sónica, rotor en permanente actividad que envuelve al oyente con las pegajosas letanías seudo blaxploitation de «The Juan» —repare el oyente en el chulísimo arreglo de flauta— o rectilíneas excursiones a las más remotas regiones del córtex cerebral, trip para el cual «Aharaha» se postula como ideal fondo sonoro.
MANUEL BORRERO
