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Girlschool – Sala BBK (Bilbao) – Ciclo Music Legends

De nuevo sentados. Para un concierto aún más fuerte si cabe. Porque GIRLSCHOOL suenan más contundentes que Hawkwind (mi última visita a esta sala) y sigue siendo extraño permanecer sentado para presenciar un concierto así (esta vez, Asiento 17, Fila 5… más cerca del escenario) y ellas lo sabían, así que lo primero que hicieron al pisar las tablas fue pedir al público que los quería ver de pie. Porque ante tamaña descarga de NWOBHM (vamos, Heavy metal del bueno, del de raíces y contundente a más no poder) no queda otra que cuadrarse, estar de pie y vibrar como en los viejos tiempos.

GIRLSCHOOL pasa por ser el grupo completamente femenino más longevo del mundo, ahora mismo en gira celebrando sus 40 años de carrera. Muy atrás quedan aquellos momentos en que compartían fechorías con Mötorhead (esta vez Lemmy sí que estuvo presente pues Kim McAuliffe le citó unas cuántas veces y llevaba una camiseta suya, por cierto) pero el sonido no se ha quedado atrás. Fue este un show corto (69 minutos repartidos en 18 canciones) pero contundente y con un sonido espectacular, incluso algo mejor que el del pasado viernes 22 de junio, cuando cerraban la primera jornada del Azkena Rock Festival.

Fuerte comenzaron las cuatro británicas con “Demolition Boys” (primer tema de su primer disco, allá por 1980), riffeando entre bambalinas incluso antes de saltar al escenario, ¡ojo! que esto viene fuerte. Y como era de esperar sonaron casi todos los hits de la banda. “C´Mon, Lets Go” fue el segundo tema de la velada y GIRLSCHOOL iba calentando el ambiente con otros clásicos como “Hit & Run” (sonido muy limpio con la bajista Enid Williams a la voz y doblándose los coros) o “I spy”, del “Legacy” y con recuerdo a Ronnie James Dio, con un ritmo más pesado pero con el sonido en un nivel muy alto tanto de volumen como de limpieza.

Sólo sonaron un par de temas del que, hasta el momento, es su último trabajo de estudio (“Guilty as Sin”). La maravillosa “Come on Revolution” (con la consigna de Kim: “Love, Peace, Brotherhood and Revolution”, que tanta falta hace en estos tiempos que nos vienen) y “Take it like a Band”, con el recuerdo a Lemmy y ese “toque Mötor” de la propia canción. Con “Never says never” Enid volvió a encargarse de la letra con exhibición del hacha Jackie Chambers, mostrando un gran repertorio de riffs y punteos.

A estas alturas el respetable ya estaba entregado a la causa de estas cuatro metaleras impenitentes, que iban teniendo su espacio personal para brillar. Denise Dufort aporrea más que duro a los parches y dio constancia de ello en “Kick it down”, para quedarse sola al finalizar mientras iban entrando sus compañeras con “Watch your step”. Dominio de instrumentos y escenario total. La interacción más clara con el público llegaba con su primer single (publicado en 1978, no ha llovido desde entonces…), “Take it all away”, con las guitarras altísimas y Jackie tirando de pie de micro para acercárselo a los valientes que coreaban su primer estribillo famoso. Se les notaba cómodas y contentas, el público para qué decir y cuando el concierto ya enfilaba hacia su final pues siguieron soltando clásicos uno detrás de otro.

“Yeah, Right” (de nuevo Enid cantando), “Race with the Devil” (versión de The Gun, casi más conocida por las propias GIRLSCHOOL), y “Emergency”. Vamos, una delicia para sus fans. De ahí al bis, que estuvo compuesto por dos temas, cerrando el concierto otra versión, un “Tush” (de los ZZ Top) que siempre suena polvoriento, sudoroso y texano, que fue cantado por Jackie Chambers. Un sentido “¡Thanks! A Merry Christmas for you” y se acabó. Fuera esperaban los árboles engalanados de luces, pero quienes más brillaron en la Gran Vía bilbaína fueron GIRLSCHOOL. Y que no dejen de hacerlo.

Texto: Michel Ramone

Fotos: Dena Flows

 

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