Discomático

Tom Petty – An American Treasure (Reprise-Warner)

Resultado de imagen de American Treasure Reprise-Warner pettyResignándonos a la idea de que ya nunca volveremos a vivir el lanzamiento de un nuevo disco en estudio de Tom Petty, nos queda el consuelo de saber —como insiste su hija Adria, alma mater de este gran tesoro americano— que el material inédito que se conserva es realmente abundante y que lo que guarda este boxset de cuatro CD —dos en su edición sencilla— es solo la punta del iceberg. ¡Por Dios, cuanta emoción en perderse en estos 63 temas, que Adria, junto a Dana, viuda de Tom, los Heartbreakers Mike Campbell y Benmont Tench, y el ingeniero Ryan Ulyate, han sacado del baúl!  

Desconcierta que dieciocho de estas canciones pertenezcan a discos ya conocidos por todos —nada, no obstante, de ‘’greatest hits’’, sino elecciones personales como «Alright for Now», canción favorita de su otra hija Annakim— y que algunos de los cortes en directo, como los del famoso regreso en 2006 a su ciudad natal, Gainesville, Florida, sean de conciertos ya conocidos. Sin embargo, el sentimiento con el que se ha seleccionado el material —plasmado en unas reveladoras notas informativas con confesiones de  su entorno— y el material inédito —que lo hay, y no es anecdótico— convierten American Treasure en un artefacto tan imprescindible como Playback (1995) o Live Anthology (2009). Hay pellizcos a todos sus discos —menos el primero de Mudcrutch y los dos de los Wilburys— y, aunque no se profundice en ninguna etapa en especial, es posible imaginarse como podría haber sido en los setenta un disco de Mudcrutch (irresistible «Lost in Your Eyes», que The Jeff Healey Band nos dio a conocer en los noventa); cómo habría mejorado Long After Dark (1982) si «Keep a Little Soul» y «Keeping Me Alive» —la favorita, en este caso, de Adria— no se hubieran quedado en el cajón; como sonaría, quizás, Southern Accents (1985) si el Eurythmics Dave Stewart no hubiera entrado en escena («Walkin’ from the Fire»); y como Echo (1999) no perdería ni un pizco de su belleza si las ahora destapadas «Gainesville» y «I Don’t Belong» hubieran superado la criba final.

Una obra, en resumen, con mucha más alma que la mayoría de boxsets con los que, año tras año, ponemos en peligro nuestra economía familiar. Ojalá sea el comienzo y los archivos de Petty —se nos debe la anunciada, y poco después congelada, edición lujosa de Wildflowers— se beneficien del trato que recibe la obra inédita de Springsteen, Dylan o Neil Young. Un tesoro, en efecto, inmenso, valioso y enternecedor.

 

GUILLEM VIDAL

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