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Sol Lagarto, Mama Kin, Malaventura – Bourbon Fest, Las Armas (Zaragoza)

 

Sol Lagarto

Parece que los astros del rock se alinearon anoche en Zaragoza para hacer de una noche del Bourbon Festival una velada muy especial para todas las bandas implicadas. Sol Lagarto han vuelto de forma breve a celebrar su vigésimo aniversario con unas pocas fechas, Mama Kin regresaban–esperemos que para quedarse– tras dos años sin pisar un escenario y Malaventura prácticamente se estrenaban como banda. El entorno inigualable de Las Armas prometía una noche de las que quedan en el recuerdo.

Malaventura fueron los encargados de abrir la noche. Son un grupo de reciente formación, siendo este su cuarto concierto como banda, pero con músicos de dilatada experiencia en el rock de Zaragoza. Desde el inicio con Saltar adentro, quedó claro que Javi Moliner tiene una voz para cantar letras muy combativas, sin perder musicalmente una actitud simultáneamente machacona y jovial, propicia a generar situaciones de entusiasmo de diversa medida.

Malaventura

Así, mientras Iván tocó su bajo entre el público, José Ramón se permitió bromear con su propia edad, señalando lo agradecido que está de que le dejen tocar con sus hijos. La sala se iba llenando mientras Malaventura se declaraban seguidores de Sol Lagarto, alabando su trayectoria y agradeciendo poder compartir escenario con ellos. Se despidieron con Conformados a ritmo de cencerro en la batería de Nacho Santos, dejando muy buen sabor a rock en la boca durante la escasa media hora con la que contaron.

Sin prácticamente tiempo para una caña, el escenario fue tomado por los también zaragozanos Mama Kin, quienes tras dos años de parón volvían a la sala de su último concierto. Salieron a morder, con su rock de enrolle máximo encarnado en una Lluvia que desató la tormenta. Desde el comienzo la banda sonaba como un cañón, con un Petuco provocador con el público, muy bailón y cantando con garra mientras sacudía panderetas, agitaba maracas y soplaba armónicas.

Mama Kin

Sobre los sólidos cimientos aportados por Juan Carlos y Fernando, Álex y Coco sacudían sus camperas mientras flirteaban entre acordes, melodías y solos, alcanzando momentos álgidos a dúo que se te llevan a aquellas deliciosas espirales de Thin Lizzy o Allman Brothers, recordando al personal que son de las mejores duplas de guitarras de la capital del Ebro. Mientras tanto, Petuco no paraba de animar al público de manera incansable, incendiando también a sus colegas sobre las tablas. No existió muestra alguna de los dos años de parón, pareciendo haber pasado solamente unas horas desde su anterior actuación. Para el final nos guardaron su versión traducida de No Speak No Slave de esos cuervos de Georgia que tanto les gustan, dejando la sala ya a fuego fuerte.

Y así, con el ambiente bien caldeado, saltaban a escena unos sonrientes Sol Lagarto, sonrisa que no dejó de lucir durante toda su actuación. Desde el primer acorde de Palabras Invisibles, dejaron claro que este aniversario es una celebración para disfrutar, y vaya si lo gozaron. Encadenando temas de inicio, sin dejar tiempo casi para respirar a la audiencia, con Ernest cantando a un nivel increíble, vacilón y disfrutón, y avisando a chiflido el final de cada tema por si había algún despistado al fondo de la sala.

El taconeo de camperas y enrolle de guitarras corría esta vez a cargo de Oriol y Frank, que nos deleitaron de nuevo con guiños a los de Jacksonville, incluyendo su versión de Soulshine de Warren Haynes, en la que Ramón demuestra que además de manejar estupendamente el bajo, tiene una voz sensacional para ambientes que lindan en la zona del soul. Para entonces ya habían hecho corear al personal el estribillo de Quema el sol, con un Norman absolutamente explosivo tras su kit en el primero de sus dos temas-aniversario. Perseguidos, su otro tema-aniversario, tuvo de nuevo excelente acogida, y supuso el inicio de la trepidante recta final del concierto de los de Barcelona.

Con el público entregado terminaron su actuación con ¿Qué es lo que quieres tú? Pero la fiesta no había terminado, y tras un breve receso, los lagartos volvieron a sus rocas del escenario. Y sonrientes comenzaron a tocar Días Mejores reservando Lo Más Dulce para el final de fiesta. Y así, con la sensación dulce que deja el buen bourbon, terminaba un día más de este festival, que está sirviendo para templar bien los cuerpos mientras llega el frío de noviembre.

Texto: Hildy Johnson

Fotos: Cristina Deville

 

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