El paso del tiempo ha hecho mella, favorablemente, en la cantante americana; comparado con nuestro primer contacto en el que se mostró excesivamente taciturna y tristona, debió de ser hace cerca de catorce años, ya que en aquella ocasión promocionaba el primoroso Careless Love, ahora Peyroux se presenta alegre, comunicativa, parece que más delgada, quizás enamorada o bajo los efectos narcóticos de su amiga maría, a la que dedica un tema. Bien acolchado su sonido merced al eficaz y excesivamente comedido cuarteto que le da cobertura, la chica de Athens, después de refrescar algunos clásicos, se centra en la presentación del reciente Anthem, que gana matices sobre las tablas del teatro: así se acentúa el cálido tono caribeño de la rítmica “Honey Bee”, nos hace menear cabezas con el tufillo blues de “Down On Me” y le da un repaso al triste devenir de su país bajo la nueva administración en “The Brand New Deal”. Certifica este reciente trabajo la evolución de la artista en su faceta compositora, al mismo tiempo revela que las pocas versiones de las que echa mano confirman su buen gusto: en este apartado rinde tributo a Leonard Cohen, autor del tema que titula el disco, y a Serge Gainsbourg, cuyo “La Javaneise” ha vuelto a la actualidad en su voz ilustrando la última y oscarizada película de Guillermo Del Toro. Así pasan hora y media de sedoso limbo musical, dulce interludio antes de volver a penas y gabelas diarias: no es de extrañar que el sátiro Howe Gelb cayera rendido antes sus encantos.
Texto: Manuel Borrero
Fotos: Daniel Pérez/Teatro Cervantes
