Rutas Inéditas

¡Malditos seáis! René Berg

Músicos malditos. Músicos de culto. Músicos a los que sólo conocen cuatro gatos. La atracción por esos artistas cuyos innegables méritos artísticos no reciben la merecida respuesta del público siempre ha estado ahí. El gusto por escarbar en discografías subterráneas y descubrir pequeños tesoros semienterrados es inherente al aficionado al rock menos acomodado. Esta vez le toca el turno a René Berg.

Resultado de imagen de rene berg albumRené Berg –  El cuero y la soledad

 

La carrera de René Berg no puede presumir de ser especialmente longeva, ni su legado discográfico de ser particularmente abundante. De hecho hablamos de un músico que se movió en el mundo del rock desde muy finales de los setenta hasta principios de los noventa, momento en que desapareció de la vida pública hasta su muerte en 2003.

¿Quién fue, qué hizo y qué nos dejó? Vayamos al principio, como siempre. Al año 1956 en Wanstead, un suburbio de Londres donde nuestro hombre nacía –hijo de un médico de familia- bautizado con el muy británico nombre de Ian Alistair Bruce. Una mudanza a Eastry, en el condado de Kent, cuando el pequeño Ian tenía trece años trajo aparejada una afición a la pesca a la cual se mantendría fiel toda la vida. Cuando en los años venideros, plagados de excesos en la trastienda del rock, desapareció del mapa buscando cierto refugio, volvió a la caña y el sedal como bálsamo espiritual. “Un pescador –dejó escrito-  ve el mundo como lo hace un niño. Un sentido de la curiosidad y una libertad de espíritu habitan en su mente. La serenidad de un amanecer de junio, la niebla que se desliza sobre la superficie de un lago, el olor de las plantas y los trinos de las aves son cosas que el hombre adulto ha perdido, reemplazándolas por la presión y la preocupación … La pesca es un estado mental donde un hombre puede sentirse real, desinhibido, en paz y feliz”.

Pero a ese refugio particular René pronto le encontró el reverso en la forma del rock’n’roll. Una primera guitarra comprada con cupones de ahorro y el sótano de casa como local de ensayo no tardaron en meter el veneno en su cuerpo. De aquellos años de aprendizaje poco o nada se sabe hasta que su nombre aparece girando por Holanda en 1979 con una banda llamada Soho. Y de nuevo el silencio hasta dos años después, en que lo encontramos enrolado en los Wild Romance del cafre de Herman Brood, primero como guitarrista y eventualmente como cantante sustituyendo al jefe cuando a este lo trincaron traficando con LSD. Unas aventuras en los Países Bajos que pronto terminarían con el regreso a casa del por entonces ya llamado René Berg y la formación de su primera banda oficial, los Idle Flowers, a finales de 1981. Con ellos empezó a moverse en la escena londinense pero sin demasiada fortuna; con todo y con ello lograron en enero de 1983 telonear a Hanoi Rocks, a raíz de lo cual René iniciaría una relación de amistad con los finlandeses que se revelaría duradera. Ese mismo año aparecería como guitarra invitado en los bises en un concierto de los de Monroe en Birminhgam, al tiempo que proseguía grabando demos con los Idle Flowers en busca de un contrato que nunca llegaría. Su adscripción al hard glam que por aquel entonces empezaba a tener cierto predicamento en las Islas no consiguió seducir a ningún sello y aún a pesar de seguir intentándolo por activa y por pasiva (llegarían a telonear nada menos que a los Kinks en su Come Dancing Tour) dejarían tras ellos tan sólo un siete pulgadas –All I Want Is You / Fizz Music– publicado por Miles Ahead en 1984, en el que contaron con el saxo del ubicuo Anthony Thistlethwaite de los Waterboys como invitado. Alguien, en algún sitio, sigue teniendo esas maquetas con una docena de temas para un álbum que nunca vio la luz.

 

 

Con el grupo dando los últimos coletazos pero todavía en activo, en marzo de 1985 Michael Monroe y Nasty Suicide contactan con él para que entre en Hanoi en sustitución de Sami Yaffa. Con el ex batería de The Clash Terry Chimes fichado en lugar de Razzle, fallecido en diciembre del año anterior en el famoso accidente de coche junto a Vince Neil quedaba conformada la última formación de la banda. Apenas dos meses –Hanoi Rocks se disolvería oficialmente en mayo- en los que René tuvo tiempo todavía de participar en las últimas grabaciones del grupo –incluyendo un tema de factura propia, «Fast Car», que se incluiría en el recopilatorio Lean On Me (1992)- y aparecer en los créditos del controvertido directo Rock & Roll Divorce, canto del cisne para McCoy y los suyos. Una relación efímera con la aristocracia del glam en aquel momento que habría de marcar la trayectoria de nuestro hombre de forma indeleble.

Adiós en cualquier caso a Hanoi Rocks para, al mes siguiente, dar carpetazo también a los Idle Flowers de forma definitiva y dejar directos y grabaciones aparcados durante unos meses en los que su nombre sólo surge en los anales para identificarle como oportuno salvador de Richard Fenn, subeditor del Melody Maker. Durante la etílica fiesta que The Pogues celebraron en el HMS Belfast para celebrar el lanzamiento de su segundo disco Rum, Sodomy & The Lash, Fenn (presumiblemente ebrio) se cayó por la borda de la barcaza y cuentan las crónicas que Berg se lanzó a las aguas del Támesis y lo salvó de ahogarse.

Heroicidades menores aparte, no volvemos a saber de él hasta que vemos su nombre en los créditos de Silver Missiles And Nightingales (1986), el magnífico trabajo acústico de Andy McCoy y Nasty Suicide bajo el nombre de The Suicide Twins, encargándose de la voz principal en el tema «Sweet Pretending».

Resultado de imagen de rene berg albumPor entonces se embarca en su segundo proyecto personal junto a Jim Penfold de The Hollywood Killers. Acortando el nombre a The Killers graban unas pocas demos y giran de forma constante por el sur de Inglaterra, llegando a aparecer en directo en el canal London Weekend TV, aunque el barco no llega a buen puerto y a principios de 1987 The Killers ya son historia. Pero el ambiente en la capital bulle y Berg no tarda en enrolarse en otra pachanga junto a Bernie Torme, Nasty Suicide, Spike y otros indeseables, contubernio que legaría un doce pulgadas a nombre de The Gang Bang Band, editado por Quiet Records. Cuatro temas, dos en directo, de entre los que destaca la versión del «Gang Bang» de The Sensational Alex Harvey Band. Puteado vayan ustedes a saber por qué, Nasty pidió que su nombre no apareciera en portada del EP y cuando poco más tarde se lo repensó y quiso salir acreditado, las copias ya estaban impresas.

En un año de lo más provechoso, Berg montó su tercera aventura, originalmente llamada West End Central pero que pronto pasó a denominarse Soho Vultures. De nuevo con Nasty a la guitarra, Tommy Fox al bajo y su viejo colega de Idle Flowers Smash tras los tambores, los buitres del Soho parecían tenerlo todo a su favor. Buena imagen, bunas canciones y el momento y lugar adecuados; actuaron hasta hartarse en los antros habituales (Marquee, Dingwall) tanto con repertorio propio como con material de los Idle Flowers más las versiones de rigor y hasta se permitieron unas fechas en Finlandia en septiembre. Y en el estudio dejaron plasmados un puñado de temas para lo que había de ser su disco de debut. Pero de nuevo las cosas se torcieron (malas decisiones, mala suerte, lo de siempre) y antes de Navidad, sin haber conseguido ningún contrato y dejando atrás apenas un puñado de fans para recordarles, Soho Vultures recogían los bártulos y para casa. Mientras Nasty volvía al lado de Michael Monroe para echarle una mano en Not Fakin’ It, su segundo trabajo en solitario, Berg se recluía alejado del mundillo durante casi un lustro. Cabe suponer que aprovecharía para dedicarse a la pesca y tratar de relanzar una carrera que, hasta el momento y pese a moverse casi sin descanso, no había tenido el éxito esperado.

Hasta que finalmente su nombre volvía a aparecer y nada menos que de la mano de un álbum a su nombre, el primer y a la postre único disco de su carrera (si no contamos el single de Idle Flowers), acompañado de una banda de lujo formada por Bernie Torme, Paul Gray y Rat Scabies.

Titulado The Leather, The Loneliness and Your Dark Eyes y publicado por Communique Records en 1992, el estreno discográfico de René es una auténtica joya romántica perdida en el tiempo, uno de los discos de culto de los noventa por antonomasia y un claro ejemplo de álbum incomprendido. Cargado de glam, hard rock, pop metal y power pop, con unas guitarras de nota y unas melodías casi perfectas, The Leather… pese a contener más de media docena de hits en potencia tuvo la mala suerte de aparecer tarde. Demasiado tarde. En 1992 el público estaba a otras sonoridades y otra estética, y la magnífica obra presentada por nuestro hombre recabó una mínima repercusión en el mercado. De todos modos Berg promocionó el disco actuando con frecuencia tanto ese año como el siguiente con Nasty a la guitarra y se llegaron a planear dos giras, una europea y otra japonesa que lamentablemente se pospusieron para finalmente terminar cancelándose. Berg se encerró de nuevo a escribir nuevo material para un segundo álbum que nunca vería la luz. Una de las últimas veces en que veríamos su nombre asociado al rock’n’roll sería en los créditos de Cool Talk Injection (1994), el segundo disco de Cheap and Nasty, cantando el tema «The Trap That Venus Laid» y aportando segundas voces en algún otro.

Y luego el silencio más absoluto. Alejado de todo y de todos, las pocas fuentes fiables que supieron de él a partir de entonces hablan de un exmúsico con la salud delicada que acarreaba las adicciones de rigor heredadas de los ochenta, aquejado de depresión casi crónica y que alternaba antiguos malos hábitos con episodios más serenos en los que volvía a dedicarse a su pasión por la pesca. En uno de ellos, en 1994 y mientras pescaba en Thamesmead, René atrapó el lucio más grande jamás registrado en Londres. Resulta revelador de su carácter y su estado de ánimo por entonces un extracto de la carta que envió a su madre explicando la captura: “el sentimiento es literalmente fabuloso ¡la explosión temblorosa de cada emoción que los pescadores tenemos el privilegio de sentir ahora está conmigo para siempre! Siento que he estado conectado al núcleo mismo del instinto que me motiva”. Unas palabras sinceras pero cuanto menos curiosas si tenemos en cuenta que provienen de uno de los músicos de culto del hard glam de los ochenta. Rock y pesca, un mundo por explorar.

En 1999 no obstante alguien se acordó de él. El sello Dressed To Kill en concreto, que reeditó The Leather, The Loneliness and Your Dark Eyes con otra portada y el título de Gang Bang. Pero eso fue todo. Su nombre había caído en el olvido y su muerte con sólo 47 años, el 28 de julio de 2003 tampoco es que acaparara titulares que digamos. Y quiso la casualidad que menos de dos semanas después de su deceso saliera al mercado el debut de una banda llamada The Darkness, ese trallazo de hard rock glammy titulado Permission To Land uno de cuyos más famosos singles -«I Believe in a Thing Called Love»- le debe más de una y dos cosillas a «Rob The Bank», una de las mejores canciones de René.

Un tardío homenaje, ni que fuera velado y bien fusilado, a una de las figuras menos conocidas y más peculiares de todo ese marasmo de inglesitos disfrazados de zíngaros que durante buena parte de los ochenta recogieron las enseñanzas clásicas de Stones/Faces, añadieron a New York Dolls y a rebufo de Hanoi Rocks se liaron a hacer del rock, de nuevo, algo sucio, lascivo y un tanto peligroso.

Eloy Pérez

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