En la gira de Night Thoughts (2016) Suede planteó una puesta en escena singular: las siluetas de los miembros del grupo se diluían en la pantalla del escenario y las canciones del disco se interpretaban en penumbra. El experimento funcionó en el Primavera Sound, no tanto en el BIME, y el grupo que hace veinticinco años bautizó el britpop continúa exprimiendo su vertiente más cinematográfica, épica y oscura. The Blue Hour es un disco largo, catorce temas, que se escucha como un todo y donde las dos primeras canciones de cada cara («As One» y «Roadkdill») abren el telón de una obra inquietante, muy ambiciosa, a ratos incómoda. Las letras de Brett Anderson —una vuelta de tuerca a los terrores infantiles, al parecer inspirado por su propio hijo—, magnifican el melodrama y, como en sus mejores trabajos, con Dog Man Star a la cabeza, su piedra angular, dejan lo mejor para el final. Unos maravillosos arreglos de cuerda guían a «All the Wild Places», la tensión emocional se mantiene en «The Invisibles» y desemboca finalmente en una balada marca de la casa, «Flytipping». Que nadie espere singles claros, un nuevo «Beautiful Ones». Suede están ya a otra cosa: han pasado a una nueva fase que les sienta muy bien.
JON PAGOLA
