Encuentros

Sophie Hunger, de la superluna a la molécula

 

Sophie Hunger es constante, no desfallece. Por más que como todos, siempre espere una mayor respuesta a sus trabajos. Totalmente asentada tras más de media docena de discos, en cada entrega hay algo nuevo, un matiz, una coordenada, un suspiro. Su estancia en Berlín se nota en el resultado de Molecules (Caroline/Music as Usual); es más moderno y hay apuntes electrónicos. Sin embargo, esto no altera el paso, esos detalles están colocados con suma elegancia, con verdadero gusto.

Un nuevo paso en tu carrera, otro más…

Cierto. Esto no para. Hace un par de años me vine a vivir a Berlín, lógicamente me introduje en la escena de aquí, en los sonidos que se cuecen en estos locales, hay mucha tradición de música electrónica y de vanguardia.

Y a la hora de escribir canciones, ¿cambió el método?

En cuanto a las letras fue como siempre, no alteré el sistema. Eso sí, después tenía que hacerlo encajar con las ideas que tenía, introducir la música e incorporarlo a lo nuevo que estaba aprendiendo.

¿Tuviste a gente de tu entorno y de tu confianza para asesorarte?

Me acerqué a Dan Carey, le conté lo que quería hacer, y me ayudó a desarrollarlo. Yo tenía claro cómo lo quería, lo complicado era llevarlo a cabo sin alteraciones. Necesitaba a un guía, sus consejos fueron importantes.

Imagino que te tuviste que empapar bastante de la noche berlinesa, aunque esa quizás no sea tu esencial natural.

Exacto. Aunque vaya a contra natura, porque yo ante todo me siento como una cantautora. Es mi carácter aventurero y la inquietud lo que me lleva a proyectos como este. A pesar del atrevimiento, procuro que sea fiel a lo que siento y a lo que deseo.

Hablando de deseo, las letras son muy personales, incluso citas asuntos propios como el desamor.

Se detecta rápido, hablo sobre cómo te sientes cuando no eres correspondido y no se confirman las expectativas. Y básicamente, de lo mucho que cuesta cicatrizar las heridas. El amor es una rueda que gira y gira, nunca sabes dónde ni cuándo va a parar.

Y te mojas con la política, das tu propia visión sobre el punto en el que está la sociedad.

Intento dar un punto de vista sobre lo que nos espera en un futuro, a nosotros y a las siguientes generaciones, hay mucha desazón, mucha confusión. Buscamos alternativas, escapar de alguna manera de ese clima tan gris. No obstante, hay algo que nos frena siempre: el miedo.

Uno de los aspectos que más me gusta de Berlín es que no esconden su historia, aunque haya una parte del pueblo que les de vergüenza lo que pasó, ellos lo muestran tal como fue, sin máscaras. Se ve en las calles, en los museos.

A mi también me atrae, pero por otra parte Berlín es tan distinta a otras zonas del país… el este de Alemania es muy extremo, da la sensación que no ha pasado el tiempo.

En cambio, Berlín es muy libre, vas en el metro y la gente joven va con sus cervezas de medio litro, cada cual viste como le viene en gana, hay un montón de escenas.

Curiosamente, esto es lo que me llevó hasta allí, esa necesidad de sentirme libre y explorar sin que nadie me juzgue o vigile cada uno de los movimientos que hago.

Supongo que necesitabas escapar de Suiza, es una cultura más cerrada y mucho más conservadora.

Estaba en tierra de nadie, en medio de la nada. Son las razones que motivaron estos movimientos.

Ser tan variopinta en cuanto a estilos y cantar en tantos idiomas diferentes, en algún momento te ha podido perjudicar. Más que nada, por aquello de ubicarte en algún lado.

Totalmente, por eso decidí hacer este álbum solo en inglés. Por fijar un poco los objetivos. No descarto cantar más adelante en otros idiomas, si bien de momento me centro en esto. Es verdad que tanta variedad podía llevar a la confusión. En cualquier caso siempre estoy abierta a nuevos frentes. Por ejemplo, en los directos incorporo vientos, le da mucha fuerza y dinamismo a mi esquema.

El título del disco, Molecules, ¿tiene alguna lectura?

Como el anterior se titulaba Super moon he buscado lo contrario, un contraste, de algo tan grande como la luna a otra tan diminuta e imperceptible como una molécula. Es como un juego.

Creo que admiras mucho a PJ Harvey.

Sí, la admiro. Y no sólo por su música y las canciones que hace. Me atrae su personalidad, lo consistente que es, no deja de innovar. Aunque no se sale demasiado de la línea, es coherente con el discurso. Mide cada paso con inteligencia. Es irreverente y en cambio mantiene la elegancia, el estilo.

 

Texto: Toni Castarnado

Foto: Marikel Lahana

  

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