Encuentros

I am Dive, el latido en la garganta

Los sevillanos editan nuevo disco, «Mauve» (Waw, 2018), primer capítulo de una serie de lanzamientos que irán abonando ese territorio baldío por el que avanza el slowcore facturado en España. De paso, recomendamos sus próxima cita en Madrid.

Casi una década en activo y diez trabajos discográficos echados a las espaldas. Giras que arrancan en Tokio y se cierran en Estocolmo. Canciones que se retuercen sobre sí mismas fagocitando etiquetas, siempre a la búsqueda de nuevas dinámicas, pergeñando scores imaginarios a medio camino entre la tradición y la posmodernidad. ¿Folk? ¿Shoegaze? ¿Ambient? ¿Chill-House? ¿Slow-core? ¿Synth pop? Lo del dúo I Am Dive destapa referentes del nivel de Jason Molina, Mark Kozelek, José González, Slowdive, Sigur Ròs o hasta el Neil Young más gaseoso. La mezcla no es poca cosa.

José A. Pérez y Esteban Ruiz son moscas de dormitorio, dos tipos con las ideas bien claras y los recursos perfectamente controlados como para seguir defendiendo un proyecto sostenible en tiempo y espacio durante el tiempo en el que muchos de sus coetáneos ya se despidieron de la actualidad.

Los sevillanos cuentan con su propio sello y agencia (wearewolves.es, donde también editan San Jerónimo, Pumuky, Kindata o Hi Corea!) y están bastante acostumbrados a hacer del DIY su día a día. Hablamos con Esteban, vocalista y guitarra de un tándem que, a la chita callando, no para de generar nuevos destellos de luminosidad. Siempre al ralentí y con la cabeza bien amueblada.

Lleváis ya bastante tiempo en activo y paradójicamente os prodigáis más fuera de España que dentro. ¿Se cumple con vosotros el tópico de «no ser profeta en tu tierra”?

Nos sentimos muy cómodos cuando tocamos lejos de casa, eso es cierto, pero estaríamos siendo unos ingratos -y un poco fantasmones- si no dijéramos que también es verdad que las cosas siempre se ven muy bonitas desde lejos y que muchas de las giras que hemos hecho en otros países han sido muy duras. Somos poco de profetizar, pero tampoco vamos a negar lo evidente, parece que hemos encontrado un contexto más amable lejos de nuestro país.

Vuestros discos suelen tener unas producciones bastante preciosistas, repletas de paisajes y ambientes cuidados con mucho mimo. Es raro encontrarse con sonidos como estos dentro del pop nacional independiente. ¿Os sentís de algún modo alejados de la norma imperante en cuanto a propuestas sonoras?

No cuesta mucho encontrar bandas similares a nosotros en España, es verdad. Con el tiempo hemos construido un entorno en el que podemos hacer exactamente lo que nos da la gana y cuando decides hacer lo que te dé la gana hay posibilidades de que empieces a dejar de encajar en según qué hormas de según qué zapatos. Outsiders, pero felices.

‘Mauve’, vuestro nuevo disco, entra dentro de un proyecto muy concreto: editar durante los próximos meses una serie de discos cortos. ¿Por qué esta decisión?

En 2013 fundamos nuestro propio sello discográfico, WeAreWolves Records y en estos cinco años hemos aprendido mucho, a hostias, como todo el mundo, casi la mayoría de las veces. Una de las cosas que hemos terminado viendo claras es que, para nosotros, el formato físico no es rentable por mucho que nos hayamos empeñado en que sí. Nos encantan los vinilos y los cd, la dimensión tangible de la música que hacemos, claro, pero nuestros recursos son los que son y tenemos que pensar muy, muy bien cómo los invertimos porque sólo contamos con nuestro propio dinero… Pero no renunciamos a editar en físico de nuevo en algún momento, de hecho en unos meses editaremos un vinilo en China a través de nuestro sello allí, con lo más destacado del catálogo  para ese mercado. Hacemos lo que podemos.

 

El disco, aunque contiene 5 cortes, se antoja como una única canción que va evolucionando a lo largo de 20 minutos. Se me antoja una versión del formato single, que vuelve a estar a la orden del día, pero a un nivel más conceptual. ¿Resulta más fácil para vosotros trabajar de esta forma en vez de limitaros al lanzamiento de un LP con una duración al uso, siguiendo el canon?

Queríamos acortar los plazos; nos mortifica escribir una canción y que no se publique hasta pasados muchos meses o años… y ya que grabamos y mezclamos nosotros en nuestro propio estudio, nos apetecía mucho la idea de ir desgranando las canciones nuevas casi a medida que las vamos grabando. Ahora tenemos un montón de material nuevo: canciones publicadas, otras en proceso, algunas terminadas pero inéditas.

Me consta que para ti el uso del inglés es lo habitual, pero me gustaría preguntarte si alguna vez habéis contemplado componer en castellano, que es la lengua que se ha impuesto en el pop nacional y en los line ups de los macro festivales.

Con mi grupo anterior, The Baltic Sea, hicimos caso a los que nos aseguraron que si cambiábamos del inglés al castellano daríamos un paso definitivo en la escena; lo votamos en el grupo y perdí. Tuve que rehacer las letras de todas las canciones que ya estaban escritas en inglés para hacerlas grandes éxitos; fue mucho, mucho trabajo porque no escribo en español y las letras no me funcionaban si no era en inglés. Finalmente El Gran Blanco salió y no pasó nada de lo que iba a pasar, incluso entonces que todo el mundo podía entender nuestras letras. De hecho, fue el último disco que hicimos y supuso el final del grupo a medio plazo. España es un país que no habla inglés, es normal que se suponga que para convertirte en un artista relevante del indie patrio tengas que hacer letras que la gente pueda cantar en los festivales y esas cosas; y es perfectamente lógico y respetable que alguien que habla castellano quiera cantar en su idioma. De hecho es lo normal y si yo no hablara inglés no escribiría en inglés. Me sorprende más que nadie ponga la pega del idioma si el grupo no es español, esto sí que no pasa en otros sitios.

Más de medio millón de seguidores en Spotify debería suponer un nivel de excelencia profesional, pero no es el caso. Seguís siendo una banda DIY que pelea por dar a conocer su música. ¿Cómo lleváis la paradoja de la revolución digital?

Debería suponerlo y lo supone, pero es verdad que muchas veces el nivel de desempeño y el compromiso lucen poco cuando no hay nadie pagando tus campañas de promo…  Por otro lado, cuando uno tiene las competencias correctas, ser una banda DIY puede ser más profesional que estar en manos de una corporación muy profesional. Pero sé que si me preguntas por nuestra cuenta de resultados pierdo, así que no me meto ahí. A nosotros la revolución digital nos está pillando todo el rato desprevenidos, de nuevo. Siendo solo dos para todo es muy complicado estar totalmente al día de todos los cambios porque son muchos, muy locos y muy rápidos todo el tiempo. Pero nunca hemos estado tan bien como ahora, en un escenario netamente digital en el que ya ni planchamos discos físicos. Vamos haciendo camino y aprendiendo, y manteniéndonos bien. Creciendo un poquito cada vez y sin deudas ni jefes.

 

 

¿El hecho de ser un dúo obedece a una economía de medios o fue casualidad? Supongo que hará al proyecto mucho más sostenible.

Acabé exhausto en mi proyecto anterior y si tenía una cosa clara era que plantear un funcionamiento asambleario en un grupo de rock en el que no se reparten los esfuerzos y compromisos de forma igualitaria no funciona. Por eso originalmente I am Dive era yo solo, aunque realmente no considero que I am Dive existiera hasta que José entró en el proyecto y esto pasó muy pronto. Siempre ha sido una decisión consciente, queremos hacer esto lo mejor posible y durante el mayor tiempo posible y creo que era muy importante darle una vuelta a cómo hacerlo sostenible y rentable. Creo que hemos encontrado un formato que cumple con esa idea y siendo dos es mucho más sencillo repartir el esfuerzo, los sacrificios y los laureles a medias.

Habéis tocado en lugares y países de lo más atípicos. ¿Podrías contarme dónde os habéis sentido más cómodo y más fuera de lugar?

Hace años que tomamos la decisión de dejar de tocar por tocar, y no era poco habitual verte fuera de lugar en conciertos los que al final da un poco lo mismo quién toque. Hay eventos en los que la música no es más que el hilo musical de la experiencia que se está creando en el recinto, y ser la ambientación musical de un sitio en el que lo que se está ofreciendo es gente a las marcas, en lugar de ofrecer música a la gente es el tipo de situación que intentamos evitar.

Generalmente nos encontramos muy cómodos en los conciertos que hacemos, pero sí que es verdad que a veces todo se alinea para que pasen cosas especiales. A finales de 2014 giramos por primera vez en Asia, hicimos un puñado de conciertos en Japón. Casi que por viajes como aquél, todo lo demás cuadra y tiene sentido.

Vuestra música es volátil, elevada y bastante introspectiva, no creo que conecte con los gustos de las nuevas generaciones. ¿Sois conscientes de ser una banda para cuarentones? ¿Os limita esto las oportunidades?

¡Es que somos unos cuarentones, qué le vamos a hacer! De nuevo, no notamos esto de que la gente más joven no conecte con lo que hacemos en otros países (de hecho, nuestras estadísticas en Spotify nos dicen que el 69% de nuestros oyentes reales tiene entre 18 y 34 años) pero es innegable que ahora lo que hacemos -y lo que somos- está muy lejos de los intereses de al menos un par de generaciones que están ya dentro del sistema de consumo en el que nos movemos todos.

Afortunadamente, el mundo es muy grande y las audiencias muy diversas, yo podría quejarme ahora de que todo es muy complicado y que las multinacionales son Satanás y estas cosas indies, pero lo cierto es que no puedo más que alegrarme de estar en el pelotón, sufriendo para seguir en carrera y no haberme quedado aún en ningún puerto de montaña, aunque no sea un buen escalador.

 

Sé qué es difícil hacer un balance a rápido pero, ¿podrías resumirme vuestra década en activo? ¿Cambios, progresos, trompicones?

Once referencias discográficas editadas, unos doscientos cincuenta conciertos en tres continentes y muchísima música nueva por enseñar y un montón de aviones a los que subir e irnos a sitios locos con las guitarras.

¿Qué tenéis preparado para el directo durante los próximos meses?

No tenemos pensado tocar demasiado en los próximos seis meses o así porque tenemos que encerrarnos a escribir y grabar una banda sonora para una película que nos hace muchísima ilusión y que va a ser posiblemente el reto más complicado de nuestra carrera hasta la fecha, pero iremos haciendo conciertos aquí y allá, tocando material  nuevo (publicado o no). Tenemos un montón de ganas del concierto del sábado en Sevilla y del de Madrid el 9 de noviembre, hace mucho que no hacemos salas en estas ciudades y además nos acompañarán San Jerónimo, que son una de las joyas ocultas de la música en este país.

 

Texto: Emilio R. Cascajosa

Foto: La Diplomatique

 

 

I AM DIVE PRÓXIMOS CONCIERTOS:

9 de NOVIEMBRE de 2018. Sala 0, Madrid.

Entradas: https://sonestrellagalicia.masgalicia.net/entradas/es/musica-i-am-dive-en-madrid

 

 

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