Si tomamos perspectiva, The Wild Feathers fue otra de las formaciones que sufrió el Síndrome del Segundo Álbum, esa patología que sufren las bandas jóvenes que, tras un debut deslumbrante e indistintamente el estilo que practican, acaban queriendo sonar como bastardos de Coldplay en su siguiente entrega. Lonely Is a Lifetime se despeñaba por la producción, les restaba carácter a las composiciones, que aun no siendo mejores que las de su carta de presentación, sí que se podían indultar cuatro o cinco de ellas. Parece que la lección ha quedado aprendida, ya que con este Greetings from the Neon Frontier recuperan los parámetros de su primer trabajo y destilan lo mejor del segundo, para servirnos lo que siempre esperamos de los de Nashville: grandes armonías que pivoten entre el americana, el country-rock y el folk-blues. Composiciones para hacer kilómetros de carretera, una banda sonora de alcohólicos ocasos, pero sin tener que desempolvar vinilos de los setenta. The Wild Feathers están de vuelta gracias a cortes como «Wildfire» que tiene mucho de Eagles, «Stand by You» que guiña hacia los Travelling Wilburys, y sin olvidar la deliciosa «Big Sky», que explota la química vocal que generan las gargantas de Burns, Young y King, en forma de single southern-rock. Siguen creciendo, vuelven a sonar frescos (y modernos) y sus posibilidades para convertirse en una de las próximas grandes bandas americanas siguen intactas.
VICENTE MERINO