¿Un disco de americana de Shemekia Copeland? Pues sí. La blues woman de Harlem se ha alejado ligeramente de su zona de confort para explorar las cuatro esquinas de la roots music. Lo ha hecho rodeándose de expertos en la materia (Emmylou Harris, John Prine, Steve Cropper, Rhiannon Giddens, Mary Gauthier, Al Perkins) y en un momento, no lo olvidemos, en que el género parece estar… al borde de la saturación. Es, pues, un movimiento desacomplejado que hay que aplaudir y que, por la mayor parte, funciona. El inicio es demoledor. «Ain’t Got Time for Hate», «Americans» «Would You Take My Blood» y «Great Rain», cuatro cañonazos blues-rock sobre el estado de las cosas en los Estados Unidos de Trump, friegan el excelente y no desentonarían para nada en un álbum político de, imaginemos, los Drive-By Truckers. Menos espectacular es lo que viene después. Ni «Smoked Ham & Peaches», demasiado country para la voz de Copeland, ni «The Wrong Idea», demasiado anclada a los sonidos de los noventa, mantienen el listón arriba. La recta final, aunque con algún que otro altibajo, nos depara dos agradables sorpresas. El guitarrista de Booker T. & The MG’s se luce en una balada soulera, «Promised Myself», que ya justifica los quince pavos que vale el CD y Shemekia desprende inventiva y poderío reimaginando «I’m Not Like Everybody Else» de los Kinks en clave blusera. A destacar, las guitarras precisas del productor Will Kimbrough.
JORDI PUJOL NADAL
