En 2012, Françoise Hardy lanzaba, al igual que nuestro adorado Wilko Johnson un par de años después, el que iba a ser su último trabajo discográfico. Los médicos la habían desahuciado a causa del cáncer que venía padeciendo desde hacía años. Sin embargo, como también le sucedió al genial guitarrista, los funestos pronósticos no se cumplieron. Mientras la cantante se recuperaba, sin ganas de volver a componer, escuchó una canción del grupo finlandés Poets Of The Fall, «Sleep», que le gustó tanto que decidió hacer su propia versión. El gusanillo musical volvió a hacer de las suyas y como resultado tenemos todo un nuevo disco del mito francés. Junto a la mencionada adaptación hay otras versiones (Michel Berger) y canciones de otros artistas (Yael Naim, La Grande Sophie), pero el grueso del álbum está formado por composiciones propias junto a colaboradores habituales como Erick Benzi o Thierry Stremler, entre otros. Canciones —todas en francés excepto una, en inglés— que, como es lógico, tratan principalmente de conceptos como la mortalidad, el sufrimiento o el paso del tiempo. Françoise Hardy, a sus 74 años y tras haber estado un tiempo sin voz, suena tan elegante, enigmática y delicada como siempre. A ratos sobrecogedora, otros más optimista, siempre sobresaliente.
FIDEL OLTRA