A pesar de que sus discos en solitario, siete en concreto, hayan superado en número a los de Pavement, siempre será recordado por haber sido el flequillo visible de aquella banda noventera. Sin prisa y con una calidad ajena a cualquier duda, el californiano ha sabido apartarse y tomar distancia, circunstancia que le ha permitido sostener con firmeza las riendas de su carrera. Sparkle Hard sigue sonando a Malkmus por todos los lados; ese fraseo característico en las melodías, la deconstrucción controlada, los ritmos sincopados, ciertas dosis de ironía y una banda —The Jicks desde 2008— maciza y al servicio de las canciones. Grabado en Portland, su lugar de residencia desde hace algún tiempo, el disco evidencia la calma de su elaboración. Aunque hay momentos para la distorsión y el exabrupto como en «Shiggy» o «Bike Lane», la tendencia es más reposada que entregas anteriores; canciones como «Middle America» o esa maravilla que es «Solid Silk», con un trabajo excelente de cuerdas y unas guitarras que beben de los Television más crepusculares. Tampoco faltan los pasajes experimentales y los guiños al kraut-rock —nunca ha ocultado su devoción por Can— en «Rattler»; incluso un country marciano —sí, muy a lo Beck— cantado a dueto con Kim Gordon y titulado «Refute». Un álbum lleno de matices, variado y altamente disfrutable. ¿Pasará a la historia como otro disco más de Stephen Malkmus? Puede ser. Con eso ya sería suficiente.
RAÚL REAL