Rutas Inéditas

Recuerdo de Rock’n’r Ríos

Según el filósofo George Santayana la música es el arte mayor. La primera grabación musical que compré fue el “Bienvenidos” de Miguel Ríos justamente en Granada (más bien me la compraron). Era una cinta de casete pequeña, con la imagen del concierto. ¡Qué concierto! No menciono esto en mi libro de conaisseur del rock “La fiebre conquistada. Ensayos sobre el rock and roll” (Milenio, 2014), pero quizá se trata de la grabación más importante de mi vida. No soy el único que adora este concierto, o para el cual este fue su primer contacto con el rock. ¡Con 8 años!

El repertorio de entonces de Miguel Ríos es de todos conocido. “Bienvenidos”, “El blues del autobús”, “Santa Lucía”, “Banzai”, “Himno de alegría”, “Sábado en la noche”. No recordaba que hiciera versiones de Burning, Tequila o Leño como “Mueve tus caderas”, “Rock and roll en la plaza del pueblo” y “Maneras de vivir”. Pero la canción que más me ha llamado la atención en esta revisión del concierto celebrado en el campo de fútbol del Levante, en Valencia, en 1982, es “Sueño espacial”. ¡Qué letra!: “Hay más hijos de la energía a bordo de un sueño espacial”. Esta letra es muy inspiradora, y trata de la confianza en el ser humano, aquella que, según la filósofa María Zambrano, simbolizaba Don Quijote.

El concierto de Rock´n´Ríos es pura experiencia dionisíaca. De esto trata mi libro “La fiebre conquistada. Ensayos sobre rock and roll” (Milenio, 2014), de conquistar la fiebre de vivir. El filósofo dionisíaco por excelencia es Friedich Nietzsche, Fritz para los amigos, desde su primera obra hasta la última. Hay quien ha hablado de unanimidad dionisíaca, como la que se experimenta en un concierto de rock. Pero también hay que recalcar que Nietzsche acabó firmando como “Dioniso crucificado”. Es decir, como redentor, al modo de Jesús de Nazaret, pero esta vez de lo dionisíaco. Sus últimos días de lucidez en Turín los pasó escribiendo su testamento, ese “Ecce Homo” de sencilla y provechosa lectura, donde rubrica su vida como “Dioniso crucificado”. ¿Qué nos quería decir Nietzsche firmando de esta manera? Puede ser que nos dijera que el amor dionisíaco tampoco es garantía de nada, no es un escape de seguridad, ni es algo por lo que sentirse superior. Es más bien un riesgo, una aventura, que de valer la pena, puede ser redentora, pero nada más. Como viene a ser el rock mismo y el conocimiento que produce. O puede querer decir que Nietzsche se sacrificó por todos nosotros.

En fin, solo quería recordar brevemente aquel verano en el que escuchábamos el “Bienvenidos” en las mañanas soleadas frente al mar. ¡Somos hijos del rock´n´roll!

Texto: Joaquín Brotons

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