Nueva Orleans es la ciudad musical por excelencia y también se ha convertido en uno de los pocos rincones del mundo donde las generaciones de artistas jóvenes no se cansan de reivindicar a los veteranos que siguen en activo y que tanto han influido en su sonido. Por este motivo es habitual encontrar colaboraciones, tanto en estudio como en directo, que rompen todas las fronteras imaginables por el simple placer de experimentar. Esto nos lleva a hablar de un superviviente como Walter Wolfman Washington, que siempre brilló a la sombra de las estrellas a las que acompañó con su guitarra salvaje y que se mantuvo como un artista de culto gracias a sus álbumes en solitario. Una década después de su última entrega, regresa con un trabajo producido por Ben Ellman (Galactic) que saca a relucir su faceta más arraigada al blues y al jazz. Un disco crepuscular repleto de susurros y de silencios delicados, que transmite ganas de vivir y nos presenta a un artista en paz con su pasado que sabe que puede sacar lo mejor de si mismo cuando no tiene que demostrar nada a nadie. Destacan el dueto con la legendaria Irma Thomas en «Even Now» y la sofisticación desnuda de «I Don’t Want to Be a Lone Ranger».
DAVID MOREU
