Sidelong, su álbum debut, sorprendió a propios y extraños, tuvo eco incluso fuera del ámbito vaquero, poniendo a Sarah en el disparadero y adjudicándole el papel de nueva esperanza del country. Y más que justificadamente, las composiciones contenidas en ese disco presumían de actitud rebelde, letras en carne viva, fundamento ‘’outlaw’’ y una recuperación del espíritu que inspiró los principios del cow-punk, no en vano el tema de apertura («Keep the Home Fires Burnin’») podría encajar como anillo al dedo en el repertorio de, por ejemplo, Jason & The Scorchers. Así que a la siempre complicada prueba del segundo larga duración se añadía una presión extra, presión que la Shook ha driblado con autoridad facturando un trabajo sólido, en la línea del anterior, con los Disarmers pisando fuerte, y una notable evolución como cantante. Los temas están rodados, fueron compuestos en la carretera entre bolo y bolo, y da igual que se acerquen a la vertiente más clásica del estilo como que incorporen elementos de honky-tonk o se proyecten hacia el rock. Tiene carácter, personalidad y además una notable actividad paralela como activista de causas sociales en su país. Y es que definir al country como la música de los norteamericanos más conservadores es un error de bulto. Y ahí está Sarah para demostrarlo. Después del verano estará de gira por aquí, una de las mejores noticias que podríamos recibir los adictos al género. Sangre joven, respeto por la tradición y canciones mayúsculas. Combinación ganadora.
MANEL CELEIRO
