Little Steven nos ha hecho saber, por activa y por pasiva, que por si él fuera los conciertos de Bruce Springsteen tendrían un repertorio distinto al que este escoge cada noche. Pero, claro, ahí le toca aguantar y dar el callo con lo que su jefe elija. El año pasado decidió retomar su carrera en solitario y lo hizo con un disco que exponía perfectamente las virtudes de lo que podrían ser esos conciertos con las canciones seleccionadas por él: rock-soul de alto voltaje. Steven se echó a la carretera y fue dejando constancia de su entrega y la pasión que pone en su directo allá por donde se lo permitieron. Tal fue el éxito de su regreso para él y para sus espectadores que ahora lo recoge en un álbum en directo con algunas de aquellas canciones, versiones o temas que cedieron en su día a Gary U.S. Bonds o Southside Johnny. En este generoso álbum, en su duración, se siente ese contagio colectivo del rock’n’roll sudoroso y vivido en comunidad, se aprecia la contundente banda de la que se hacía acompañar e incluso se valoran los interludios hablados, aunque a veces rompan el ritmo del concierto. No obstante, vivirlo es mucho más completo que simplemente escucharlo alejado de los recintos en los que se pudo disfrutar.
XAVIER VALIÑO
