Hoy casi nadie de por aquí parece acordarse de Kelly Willis, pero a finales de los noventa eran unos cuantos los que babeaban ante las virtudes de la rubia, por aquel entonces uno de los nombres más calientes del mal llamado country alternativo gracias a trabajos como What I Deserve (1999) o Easy (2002). Veinte años más tarde, la buena de Kelly sigue dando guerra. Back Being Blue, su décima entrega, la primera en solitario que saca después de que Chuck Prophet la produjera en el también muy recomendable Translated from Love (2007), no tiene la pegada de cuando No Depression le besaba el culo, pero atesora suficiente clase e interés para satisfacer al aficionado militante, ese que sabrá disfrutar como es debido el country-soul sedoso del tema titular, el pub-rock a la Nick Lowe de «Modern World» o la buena caligrafía de la más popera «We’ll Do It for Love Next Time», esta última compuesta por Rodney Crowell. Willis canta como siempre, de maravilla, y la banda, en la que destacan los dedos precisos de Geoff Queen y Eleanor Whitmore, sabe darle juego sin entrometerse. El único pero, por poner alguno, es la versión de «I’m a Lover (Not a Fighter)», tema popularizado por Skeeter Davis al que le han metido un sonido demasiado vintage que no pega con el resto. Produce el marido de la cantante, Bruce Robinson, con quien no hace mucho sacó dos formidables álbumes de duetos, Cheater’s Game (2013) y Our Year (2014), que no merecen caer en el olvido.
JORDI PUJOL NADAL
