No solo de hombres vive la música americana. Faltarías más. Por eso, en paralelo a nuestra sección Hay un forastero en la ciudad, abrimos una similar destinada a las mujeres. Eso es Americana es nombre de mujer, un intento de hacerte descubrir aquellos nombres de recién llegadas que están haciendo grande la música de raíces.
Antes de dedicarse a la música, Michelle Mandico era instructora de esquí. Nacida en Colorado, decidió trasladarse a Nashville y alejarse de la nieve. Y es que su tradición familiar, junto a sus hermanas, le hizo ser una aventajada pianista con apenas 5 años de edad. Sus primeros trabajos como música los tuvo en Denver, tocando en el Lost Lake, un garito local donde la conocieron los dueños del Coffee Hotel de Los Ángeles o The Basement en Nashville, que no dudaron en contratarla. Y aunque en 2015 publica su primer EP, será en 2018 cuando debuta con Ptarmigan, después de haber tenido un notable éxito con la canción «Name Game». Un disco, por cierto, producido por el mismísimo Luther Dickinson.
“Conocí a la familia Dickinson en la escuela a la que enseñaba. También cuidé a sus dulces hijas, así que pude conocerlo de una manera cómoda y natural. Luther es una de esas personas que él solo calienta la habitación porque tiene una gran energía … ¡trabajar con él en la música fue divertido y especial! También aprendí cómo «comprometerme» y permanecer presente durante esos momentos cruciales del proceso de grabación. Fue fácil confiar en él porque es un verdadero músico y una persona humilde. Después de cada vez charla, sentía que me estaba escapando de allí con pequeños consejos de oro. Siempre aprendía algo nuevo, ¡aunque fuera para «aligerarme de la presión»!”
La música de Mandico es esencialmente folk con tintes de Nashville, como prueba la pedal Steel que protagoniza muchas de sus canciones. Temas basados en el entorno natural en el que creció y que desgarran por su sencillez. Otra más a seguir la pista.
Eduardo Izquierdo
