Es conviene tener una red de informadores, si como es mi caso se vive ajeno a las redes sociales. Rapaz nocturna y suscriptor de esta revista desde que reinaba Carolo, nunca le agradecer lo suficiente a Ficus este soplo. Conformados alrededor de los guitarristas Tony Molina y Antonio Travé, la presentación del cuarteto granadino ha sido la más reveladora y sorprendente performance que de una banda nacional he presenciado en mucho, mucho tiempo.
De un plumazo transportados a un imaginario Fillmore South, empapándonos los oídos de una amalgama de músicas, que no por conocidas dejaban de conformar un todo novedoso. Permanece en su propuesta rastros de viejas fijaciones, el blues primitivo y una áspera lectura folk que bebe a partes iguales de Neil Young y John Fahey, pero los temas que conforman su actual set list vuelan libres de faja estilística alguna, cercanas tan pronto a la levitación como a intrincados laberintos guitarreros en la que no es difícil visionar la jeta de Robert Fripp. Todo esto a su bola, como si no hubiese otro universo que el suyo propio, exentos de ataduras para perderse en magnéticos, intensos desarrollos que te catapultan a remotas órbitas sicodélicas dejando al espectador petrificado, no dando crédito a lo presenciado. Todavía noqueado por el torrente de creatividad recibido, me confirman que su tercer disco está en el horno a la espera de sello discográfico, del que sin duda informaremos en su momento.
Texto: Manuel Borrero
