Encuentros

Juan Zelada, «Operación Triunfo me parece el atajo más extremo»

Los vídeos se suceden en la red, cada uno con sus peores o mejores calidades. En todos ellos, unos cuantos adolescentes se muestran con esa cara de alucinación que solo los teenegers saben poner mientras un pletórico Juan Zelada (Madrid, 1981) hace bailar a toda la concurrencia de la sala Galileo. Un año más, el intercambio AIE-LIPA ha demostrado sobre las tablas, en su formato de Spain Tour, que la ilusión también es un grado cuando se acompaña de la experiencia de un artista profesional.

Este año, este artista “premiado” con la experiencia de impartir una serie de clases maestras en la escuela de música de Liverpool (LIPA, Liverpool Institute for Performing Arts) gracias al programa de intercambio con Artistas En Ruta (AIE) ha sido Juan Zelada, ex estudiante becado de esta misma escuela hace más de diez años.

¿Cómo ha ido la experiencia del LIPA Spain Tour?

Para mí supone cerrar un ciclo. Porque a mi AIE me dio una beca para ir a estudiar a LIPA hace más de doce años. Luego, dentro de los tres años que estás en Liverpool, en el segundo o el tercer año pude participar en el Spain Tour en la edición de Javier Ruibal. Entonces, la verdad es que sé bastante bien desde adentro cómo se vive como alumno. Esa ilusión que tienes y esas ganas. Y ahora, tres discos después, más de una década que ha pasado, lo vivo con mucho respeto y mucha humildad en que me llamen y me inviten. Es como, ya te digo, cerrar un círculo, y el doble de especial. Puedo comunicar esa complicidad con los alumnos porque sé perfectamente cómo lo están viviendo ellos.

¿Nostalgia?

Muchísima. En Liverpool había estado un par de veces cuando vivía en Londres. Fui a tocar allí un par de veces. Pero lo que es entrar en LIPA, en las salas de ensayo donde fui a clase… donde el LIPA Bar, que me tomaba mis cervecitas de chavalín… Cuando crecemos vamos acumulando muchas experiencias, pero ojalá nunca se pierda la ilusión del niño de querer comerte el mundo en todos los sentidos. Ojalá lo compartan mucho tiempo los chavales.

¿Te pasa lo que nos pasa a todos, que ves a los niños más pequeños ahora que tú eres mayor?

Desde luego. Y te sientes mayor. Casi como que hay una parte de humildad y otra parte de mirar para atrás con orgullo la trayectoria de uno. Y decir, pues oye, yo también tengo mis cositas. Es alucinante ver la admiración con la que te miran ellos por poder ser músico, vivir de la música, sacar discos… me preguntan constantemente si soy conocido en España y yo les digo “nada, en absoluto, cero”. (Risas). Pero el verdadero sueño es poder vivir de la música y vivir de lo que te apasiona y lo que te ilusiona. Te puedes imaginar que yo, como profesor, tampoco soy buen profesor.

¿Por qué me lo podría imaginar?

Bueno, porque soy más de que lo disfruten y que lo pasen bien y que lo gocen, porque eso es al fin y al cabo para lo que estamos en la música.

¿Se puede compatibilizar lo de gozarlo y también dar el callo?

Pero es que incluso sufrirlo, incluso sufriendo nos gusta. Viene con el bagaje y el cómputo general de lo que significa el music business. Pero a los chavales no les puedes meter esa mierda ahora, les tienes que ir guiando por la parte musical. Yo con lo que más me identifico es con la ilusión que ponen en los ensayos. Porque yo ahí es donde arreglaba los temas nuevos con mi banda, ahí es donde surgían los temas nuevos. Como luego, a lo largo de los discos, con mis mil errores y con mis mil problemas siempre he intentado defender una buena canción… en los ensayos es donde verdaderamente nace una buena canción y si hay química, magia…

Es curioso, viendo a los estudiantes de la LIPA, me recordaba un poco a Operación Triunfo.

Pues fíjate que yo lo veo casi radicalmente opuesto, porque quizás las ilusiones de éxito puedan tener cierto paralelismo, pero lo que les enseñan en LIPA es, precisamente, la práctica de la música. No tanta teoría y no tanta teoría del éxito y no tanta fabricación o fórmula, como se trabaja tanto en OT. Personalmente discrepo muchísimo de la fórmula OT, pero es que estos chavales están en locales de ensayos, en estudios de grabación, trabajando con técnicos de sonido, trabajando con técnicos de luces para una actuación, trabajando con el manager que coordina equis evento con equis promotor… Entonces, ese día a día para mí es de un valor que no tiene valor de lo mucho que lo valoro. Porque se están dando cuenta del mundo detrás de la actuación, la de gente que hay involucrada en hacer actuaciones posible hy en hacer giras posible y… de hecho, el programa de LIPA incluye a dos managers que vienen coordinando desde Liverpool y vienen aquí, a España, un poco para tener la experiencia, el organigrama complejo de montar una gira. Y eso es parte del aprendizaje. Entonces, si volvemos a OT, OT me parece el atajo más extremo. Te pongo un tema karaoke de fondo y demuéstrame en un minuto y en tres horas de programa televisivo que tienes el “factor X” ese. Y, para mí, la dedicación a la música y la entrega a la música es radicalmente opuesta.

Quizás, si se pusiera una cámara en la LIPA, el programa sería más interesante.

Sí… Y sí que es verdad que en OT se preparan los temas, se hacen arreglos y se habla de música, pero… de las horas y horas de televisión que disponen los alumnos de OT es un lujo en el que nadie se puede comparar. LIPA es más toda la labor de detrás. Como un making of.

¿Recuerdas alguna anécdota de tu paso como alumno por la LIPA?

Con Javier Ruibal pasó una cosa, y es que él apenas hablaba inglés. Ahí se pudo ver de verdad el lenguaje musical que es la música. Javier Ruibal nos comió con patatas a todos. A poco que se pusiera a interpretar sus temas, con su ritmo y su percusión particular… pues los alumnos se quedan bocas, porque ven un mundo nuevo para ellos. Y cuando íbamos por Andalucía, por los pueblos donde nos llevaba, que se iba comiendo a los músicos con su carisma y su simpatía… es que no hay teoría que explique eso. Los ingleses llaman a esto “work the room”. Que es un poco intentar adaptarte al contexto donde tocas. Y que los músicos se pudieran empapar de eso y ser esponja de eso… fue bestial. Y por eso es tan bonita la iniciativa. Los artistas a los que nos toca estamos de paso. Pero la iniciativa en sí y lo que pueden llegar a recibir los alumnos, eso es algo bestial.

¿Cómo llevas tú el work the room?

Lo empecé a poner en práctica en mi experiencia como piano bar de hoteles, cruceros y restaurantes. Ahí… te puedes imaginar. Sufrí todas las indiferencias posibles. Desde abueletes con sus puros pasando olímpicamente de la música, pensando que esto es el concepto de música de ascensor. De eso, hasta todo lo contrario, animar el cotarro como enterteiment para casi mil holandeses. Esos fueron mis comienzos. Mi cork in the room era el piano bar y el mundo de los hoteles y restaurantes.Y oye, mis meses y años de alquiler en Londres me pagué con ello, así que no reniego para nada de esa experiencia.

¿Sigues sintiendo esa indiferencia de los abueletes con el puro de alguna otra forma, dentro del mundo de la música? En plan, ¿por qué está Bisbal en Los 40 Principales y no estoy yo?

No, no. En absoluto. Yo creo que todos tenemos un poco lo que nos merecemos. No soy muy de querer ver los problemas en el sistema. Cada uno estamos aquí, en esta jungla extraña, e intentar currarte y buscarte la suerte y luego tener la mente abierta. Todo lo demás no lo considero indiferencia. Más bien al contrario, el poco caso que nos hacen ya es bastante.

Has hablado de tener la mente abierta, y es cierto que yo te he visto aquí en Madrid en la Joy, en otro bareto, con Carlos Jean… has podido vivir todos los ambientes.

Más bien voy de antro en antro. No hay bolo que no sirva de algo. Todos los bolos sirven de aprendizaje, de experiencia… Hay todo tipo de bolos y cada uno tiene su aquel.

¿Cuál ha sido tu peor bolo?

Pues no fue ni mucho menos el peor bolo, porque lo convertimos en algo maravilloso. Con Girando Por Salas nos daban fechas en lugares poco habituales. En vez de ir a Bilbao nos llevaron a Bermeo. Un día gris y lluvioso. Parecía el fin del mundo. Llegamos a Bermeo, a un auditorio gigantesco en el que había 20 personas con un escenario muy grande y una especie de separación en medio. Total, que a mitad del bolo lo que hice para revertir la situación pues subir a esos 20 asistentes al escenario. Se puede ver en Youtube. Fue una situación maravillosa, porque acabaron subiendo a bailar con la banda y se lo pasaron pipa. Y yo bajé para sentir la soledad que sentían ellos en esa gran sala y les dediqué todos mis bailes posibles. Y ellos, con la banda.

¿Qué le dirías a tu yo de 19 años, el que estaba en la LIPA?

Bueno, yo lo que intentaba era ser esponja. Los ingleses tienen un verbo que es “embrace”, aprovechar, exprimir y abrazar cada situación al máximo. “Embrace y experience”.

 

Texto: Elena Rosillo

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