Discomático

Ry Cooder – The Prodigal Son (Caroline- Music As Usual)

Comenta Ry Cooder que esta colección de canciones góspel, negro pero también blanco, no tiene tanto que ver con la religión como con la devoción, el respeto reverencial que inspiran. Salta al oído. El deslumbramiento que sintió de jovenzuelo, la impresión indeleble de su descubrimiento, se refleja en el tratamiento, personalísimo pero respetuoso, de unas canciones que ya eran viejas cuando se grabaron en los años 20 o 30 del siglo pasado. Como es norma en un artista sintonizado siempre en su exclusiva longitud de onda, Cooder imagina como sonarían hoy esos himnos favoritos obviando la fidelidad a los originales, manteniendo el espíritu y añadiendo alguno propio. Su voz, envejecida, más expresiva que nunca, se adapta como un guante a estas historias de honestidad y austeridad, letras que confortan  y dan esperanza a los desheredados de ayer y hoy. Así, esa «Everybody Ought To Treat a Stranger Right» tomada de Blind Willie Johnson apela a inmigrantes y refugiados, y «You Must Unload», de Blind Alfred Reed, otro de sus ciegos favoritos, señala a esos nada generosos pero muy devotos cristianos ricos. Aunque también hay sitio para la irreverencia socarrona, como la del hijo pródigo que descubre a su dios en los bares de “luces tenues, humo denso y música a todo volumen”. El tono espeso y áspero de su guitarra, ascética y certera, espectral por momentos, aleja cualquier asomo de sentimentalismo, y su hijo Joachim brilla al mando de una batería que incluye todo tipo de cacharrería. El ambiente es relajado, apasionado pero sin sobreactuación, el de un templo laico en el que reverenciar al maestro.

Carlos Rego

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