Discomático

Courtney Barnett – Tell Me How You Feel (Popstock!)

El pánico a la hoja en blanco es una de las rémoras con las que ha de lidiar el artista en su apasionante y muchas veces ingrato proceso creativo. Una obra de arte empieza a serlo a partir del momento en que es expuesta y dicha creación pertenece al instante al espectador. Cientos de horas invertidas en plasmar un mundo interior se le escapan al ente creativo entre los dedos en el momento en que decide compartirlo y el resultado de ese choque de sensibilidades muchas veces es voluble, inesperado. Hay momentos en la vida del artista en que todo fluye, la conexión entre él y su obra es tan fuerte que el consciente y el subconsciente del individuo emanan sentimientos, ideas, sonidos, colores en un orden cuasi perfecto que le hacen sentir cerca de lo divino, es en ese momento un individuo legendario. Para el resto de los mortales es fascinante imaginar la sensación de triunfo eterno que debe sentir el artista si luego, el fruto de ese trabajo es capaz de conectar y elevar el espíritu del espectador y todo ese flujo pueda ser asimilado como parte de su cultura, como algo inherente a su imaginario. Leyendo las letras del flamante nuevo disco de Courtney Barnett, una de las artistas emergentes más interesante de la actualidad podemos intuir que componer este segundo largo ha resultado un gran y estimulante calvario para ella. “Sometimes I Feel Sad/It’s Not All That Bad” reza el texto de «City Looks Pretty». Después de vivir el sueño por el que cualquier músico daría un pedazo de su alma, el vacío pareció apoderarse de esta australiana y sintió el peso de todos esos ojos que la observaban y reverenciaban pero que al mismo tiempo la juzgarían en un segundo paso en el que muchos artistas tropiezan.

 

Podemos imaginar a Barnett componiendo las canciones que conforman su aclamadísima obra de debut –el imprescindible Sometimes I Sit And Think and Sometimes I Just Sit- en ese estado de flujo al que antes nos referíamos para unos años más tarde presenciarla sudorosa y bloqueada cual Turturro en Barton Fink intentando encontrar de nuevo ese maldito flow que se había desvanecido entre giras mundiales y macro festivales. Una ardua tarea que le ha llevado su tiempo y en la que le han ayudado sus amigos. Colegas como Kurt Vile, que la sacó de su mar de tribulaciones para co-componer  Lotta Sea Lice, uno de los discos más estimulantes del pasado año y que le sirvió a la australiana para recuperar sensaciones de la mano del gurú undreground americano. Otra de las mayores influencias y fuentes de inspiración para Barnett  es su pareja y también compositora Jen Cloher con la que ha compartido trunfos y angustias en el proceso y que también ha ayudado a enriquecer este Tell Me How You Really Feel, un disco con tintes de diario personal en el que la presencia de la relación entre las dos artistas está bien presente.

 

El viaje sonoro que nos propone la australiana empieza turbulento y convulso con la oscura «Helpfullness» y nos hace intuir ciertos cambios formales respecto a la obra de debut, pero que se irán diluyendo a medida que avance el disco. En todo este proceso de introspección, no hemos perdido a la Courtney Barnett de guitarras juguetonas  distorsionadas y melodías pegadizas y ese es un motivo de celebración, ya que si tuviéramos que destacar sus mayores virtudes es la vitalidad que desprende su música. «Charity» y «Faceless, Nameless»  -inspirada en una cita de Margaret Atwood- son prueba de ello. En «Crippling Self Doubt and a General Lack of Self Confidence» tira de amistades e integra a las hermanas Deal para nutrirse de su experta energía noventera en uno de los cortes imprescindibles del plástico. Y no olvida su vertiente feminista revindicativa en «I’m Not Your Mother, Not Your Bitch», una irascible y airada composición con la que pretende castrar algunas actitudes machistas que se ha encontrado tanto en la industria como en la sociedad. Ya con el disco en nuestras manos, apoderándonos de esa amalgama de sentimientos, angustias y sensaciones maduradas por la artista en los últimos tres años, podemos afirmar que Courtney ha vencido con creces a la hoja en blanco y estamos ante otra obra mayúscula, que no desmerece a su predecesora.

Ruben Garcia Torras

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