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Jake La Botz – A Wamba Buluba, Marula Café (Barcelona)

Hay ocasiones en las que acabar empantanándote en tu propio pase puede resultar justificado si la expectación generada es inferior a las ganas de fiesta un jueves noche por parte de un personal poco familiarizado con las canciones. Pero hay también artistas que saben surcar el lodo y firmar un recital de categoría donde el estilo en la defensa de un repertorio soberbio acaba petando la caja del merchandising resolviendo el sold out en vinilos y camisetas que no se logró en puerta.

Un tipo que toca la guitarra con púas de banjo sabes que es de fiar, pero La Botz es además un músico bregado que ofrece garantías con un cancionero desplegado en siete largos sin tacha, y que defiende desde un principio sin afán resultadista. La experiencia le permite empezar el set con unos asaltos de tanteo para atisbar reacciones, y canciones que se remontan a un par de lustros “Hungry Again”, “The Crow” comprendiendo que ningún lugareño reconocerá un solo compás y que solo vislumbrará algún atisbo de movimiento craneal con presuntos “hits” de su última entrega como “Inflatable Duck”.

Pero con constancia y sin sobresaltos va haciendo mella a base de historias de raíces sureñas y aires bluesy del delta, para acabar amarrando el triunfo antes de la hora de concierto y lograr incrementar las incursiones al fondo de la sala y el posterior regreso a posición con un ejemplar del último disco bajo el brazo. Así es como las gasta este músico/actor de Chicago aficionado a los tatuajes, que, si bien debería empezar a jugar en una liga junto Tom Waits y ver como CW Stoneking suena en la radio, se conformará por el momento con seguir dándonos alegrías a unos cuantos, con poco ruido pero muchas nueces.

 

Texto y foto: Frank Domenech

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