Disparada noche de decibelios. Gyoza saltaron al escenario ataviados en elegantes atuendos dispuestos a ofrecer el repertorio de su homónimo debut, una sorpresa agradable para muchos de los que nos encontrábamos en la sala. Punzantes, directos y acelerados, su sonido está conectado al ritmo de Antonio, un baterista segurísimo de sí mismo que arrancó saltos del público y de sus propios compañeros, y que en conjunto producen un grunge-rock que coquetea con el post-hardcore y el punk.
Juegos de voces y cambios de ritmo, al estilo de At The Drive-In o Blood Brothers, pero donde la huella de Fugazi está marcada a fuego. Canciones como «Are You Mad» o «Glue» hicieron pasar más de un buen rato y ofrecieron un derroche de energía que hizo de la cerveza fría un necesario salvavidas. Preparadas para el relevo aparecieron Anx y V, las dos integrantes de una Bala que no tiene nada de perdida. Si en su paso por BAM 2017 quedó clara la buena acogida de su propuesta en la ciudad condal, la Sala BeGood no hizo más que reafirmarlo. Un disparo certero fue abrir con «Omertá» para recorrer lo bueno y mejor de sus dos publicaciones sin lugar para el respiro ni el silencio. Rabia, velocidad, vitalidad… son palabras que definirían su directo, pero la que no puede faltar es ‘autenticidad’, pues son muchas las bandas que exploran el –añorado– sonido de los ’90, pero pocas logran sonar tan auténticas como Bala. Con todo, y pese al furioso torbellino en que se transforman sobre el escenario, el dúo hizo alarde de su buen humor regalándole un “cumpleaños feliz” a una homenajeada, mientras ellas seguro se llevaron a casa el cariño de nuestra gente. Así da gusto.
Texto y fotos: Borja Figuerola
Borja Figuerola
