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Doctor Deseo – Kafé Antozokia (Bilbao)

Los franceses denominan “La petite mort” al período post orgásmico en el que algunas personas pueden perder hasta la consciencia. Y cuando se apagaron las luces del Antzoki en el primero de los dos conciertos (con “sold out” hace semanas) que Doctor Deseo han ofrecido en la clásica sala bilbaína, muchas y muchos sintieron algo parecido salvando las distancias. Porque no hay grupo más sensual y que toque más la profundidad del corazón que los veteranos bilbaínos, liderados por ese animal escénico y sexual que es Francis, su cantante.

El show del viernes fue un derroche de intensidad musical y personal. Todo el mundo llevamos unas cuantas historias sentimentales dentro y Doctor Deseo tiene la capacidad de tener una canción para cada lágrima, para cada relación, para cada abandono, casi para cada orgasmo. El lanzamiento de su decimosexto trabajo (ahí es nada), “La fuerza de la fragilidad, palabras ante el espejo”, venía acompañado por un lujo como es un libro en el que aparecen todas las letras de sus canciones y el concierto hizo un repaso por varias de las más míticas, además de siete de las nuevas, en otro alarde de equilibrismo entre el sexo y el amor, entre la euforia y el llanto.

El concierto comenzó con dos temas de su último trabajo, “Alfarera de sueños” y “Pequeños héroes”. En total cayeron siete, algunos llamados a formar parte del corpus de clásicos de los bilbaínos, que no es escaso ni mucho menos. Francis y los suyos interpretaron muchos de ellos recibiendo la esperada respuesta de una audiencia embelesada con los himnos al amor y desamor, al sexo y a la pasión desenfrenada, que es la mejor pasión que hay. “Olas y naufragios” ya hacía su aparición después de los dos primeros temas de la noche (el saxo tuvo un peso muy destacado durante todo el concierto, no en vano fue el primer instrumento que sonó con un solo largo y sostenido) y “De chocolate y vainilla” (es el aroma y sabor de este pecado…) se postuló como parte de esos clásicos que todo el mundo en el Antzoki tiene tatuados a fuego en el alma.

“Quién mueve las cuerdas” (esa canción desesperada sobre la libertad de la no libertad) y “En tu rincón” (con el primer paseo de Francis entre el público y su cercanía intimista para cantar al oído de quién quiera ser arropado por su lírica y complicidad) dieron paso a la primera aparición de Aiora Rentería (voz de Zea Mays) para interpretar juntos “Adiós” (canción del último disco con un fondo cabaretero maravilloso). Y de ahí a “Cuánto frío hace en Saturno”, un tema que habla directamente de aquellas que lo merecen todo y la vida les ha ido poniendo dificultades hasta para tener lo básico, diosas hechas mujeres y castigadas a vivir entre los hombres pero diosas al fin y al cabo. Y no fue el momento más emotivo de la noche porque Doctor Deseo tocaba “Ez nauzu izango berriz”, su versión del “Love Will tear us apart” de Joy Division, justo en el mismo día en el que se celebraba el 38 aniversario del fallecimiento de Ian Curtis.

Como siempre sonó mucho más vitalista que la original, más acelerada y con una atmósfera menos sombría, lo que viene a ser una vuelta completa de la que es una canción mítica, versionando y no copiando. Dos canciones de sus primeros discos, “A mi pequeña María” y su gran hit, “Corazón de tango”, movieron al público al unísono (con inicio a capella del mismo) convirtiéndose en el momento más festivo del concierto, justo antes de un receso de diez minutos, perfectamente aprovechado por Francis para aparecer de nuevo pero descolgándose en un columpio de trapecista (algo habitual en sus shows, el jugar con el peligro desde las alturas) interpretando solamente junto a los teclados y al saxo “Atrapado en tu silencio”.

Volvía Aiora Rentería y sobrecogía a la audiencia con la tremenda “Abrázame” (un dueto con Francis, abrazados física y líricamente), esa canción en la que ella se mete tanto en el papel que necesita de ayuda para superar una interpretación desgarradora porque la letra saca las necesidades y miedos que todos llevamos dentro. “Suspira y conspira” y “Alicia en Bilbao” iban cerrando el capítulo de temas clásicos, antes de otro de los nuevos (“Por la madriguera del conejo blanco”) y el fin de fiesta.

No hay persona habitual a los conciertos en Bilbao que no haya escuchado alguna vez “La chica del batzoki”, ese himno de amor tórrido entre dos desconocidos en un entorno tan poco dado a ello como es una sede del PNV, la canción atemporal de Doctor Deseo, el tema que junto a “Corazón de tango” los ha hecho ya inmortales en la escena bilbaína. Ante la insistencia del público se cerró la función con una única canción como bis (el sábado repetían show en una doble sesión demoledora), “Soñar, desear y atreverse”, cabaret puro y duro, una declaración de intenciones total, porque qué es el amor sin riesgo, el sexo sin pasión y la vida sin eso, soñar, desear y atreverse.

Texto: Michel Ramone

Fotos: Dena Flows

 

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