Después de publicar mi libro La fiebre conquistada «Ensayos sobre rock and roll» (Milenio, 2014), y aunque le dedico un capítulo al swingin´ London de los años sesenta, me quedó la sensación de que apenas había dicho nada de una banda que considero importantísima, como son los Small Faces. Ahora quisiera enmendar este olvido.
Los Small Faces son puro spinozismo musical. ¿Quién era Spinoza? Spinoza es el filósofo sefardita autor de una majestuosa Ética (demostrada según el orden geométrico), liberal holandés y pulidor de lentes. “No reír, no llorar, no lamentar, sino entender”, nos dice, y he aquí que en seguida viene a las mientes la canción de los Small Faces “Understanding”. “Understand your troubles away”, canta Steve Marriott. “La, la, la”, suenan los coros: alegría de entender.
Pero sin duda la canción más bonita del repertorio es “My mind´s eye”. Prestemos atención a su letra:
“I´m seeking everyday
Looking at the sky
Ever wondering why
I dream my dreams away
And I´m living for today
In my mind´s eye
Things are clearer than before
Showing me the way
Asking me to stay
I´ll never close the door
To all these things and more
In my mind´s eye
Everybody says I´ve changed
Laughing behind their hands
I thing they are strange
People running everywhere
Running thorugh my life
I couldn´t give a care
Because I couldn´t see
All that I can see
In my mind´s eye”
El ojo de la mente, o lo que Vives llamaba “ojo mental”, es el entendimiento, el alma o mente, que para Spinoza es eterna. Vivir para el hoy, no cerrar la puerta a todo eso (y más): eso hace el ojo mental, el entendimiento. Según Spinoza, además de la inducción y la deducción, hay un tercer género de conocimiento, el intuitivo, la ciencia intuitiva, que es lo propio del entendimiento. La ciencia intuitiva de Dios del bíblico Salomón o del filósofo autodidacta de Abentofail. Intuir es entender más y más a Dios, o sea a la Naturaleza, señala Spinoza.
Y al final está el amor. El amor intelectual a Dios. “All or nothing”, cantan los Small Faces: “You gotta, gotta, gotta keep on tryin´!”.
Texto: Joaquín Brotons